Un estudio publicado en enero de 2024 estima que casi 17.000 muertes de pacientes de COVID-19 de seis países ocurrieron a causa del uso de hidroxicloroquina como tratamiento. Durante la pandemia se hicieron varios ensayos clínicos para estudiar si este medicamento era efectivo contra la enfermedad, pero se descartó tras comprobar que no lo era. A pesar de ello, voces desinformadoras han seguido defendiendo su uso contra la COVID-19.
Qué son la cloroquina y la hidroxicloroquina
La cloroquina es un medicamento que se utiliza como tratamiento contra la malaria y también para reducir la inflamación en casos de lupus y artritis reumatoide. La hidroxicloroquina es una variante de ese medicamento que se empezó a utilizar al ser mejor tolerada que la cloroquina original.
La hidroxicloroquina se planteó como posible tratamiento contra la COVID-19 al inicio de la pandemia
En los primeros meses de la pandemia de COVID-19, varios ensayos clínicos intentaron determinar si este medicamento también podía ser eficaz contra el coronavirus que provoca la enfermedad. El primero, y el que sirvió de argumento para defender su uso, fue un estudio muy pequeño en el que se excluyó del análisis a personas que murieron, que fueron trasladadas a la UCI o que interrumpieron el tratamiento por los efectos secundarios. Fue realizado por Didier Raoult del Hospital Universitario Instituto de Enfermedades Infecciosas de Marsella (Francia). Una inspección en este centro encontró graves irregularidades y fallos éticos en estudios con humanos.
El uso de hidroxicloroquina en pacientes COVID-19 se asocia mayor mortalidad, según un metaanálisis
Un metaanálisis de ensayos clínicos con pacientes con COVID-19 a los que se le trató con cloroquina e hidroxicloroquina publicado en abril de 2021 en la revista científica Nature Communications concluyó que el tratamiento con hidroxicloroquina se asocia a un aumento de la mortalidad en los pacientes con COVID-19 y que la cloroquina no aporta ningún beneficio. No obstante, asociación no implica causalidad. Es decir, que haya relación entre los dos fenómenos no significa que uno provoque el otro.
En base a ese trabajo, otros científicos han estimado las muertes inducidas por el uso compasivo (un tratamiento que no está no aprobado para una enfermedad que se administra a un paciente que la padece porque está en situación grave y potencialmente mortal y no hay otros tratamientos posibles) de hidroxicloroquina durante la primera ola de COVID-19 en un artículo publicado en enero de 2024.
Según ese estudio, la estimación de muertes relacionadas con el uso de hidroxicloroquina es de 16.990 en seis países (Estados Unidos, Italia, España, Turquía, Francia y Bélgica). La cifra para España es de 1.895. Los autores consideran la cifra una infraestimación por la falta de datos en la mayoría de países.
Para Pedro Gullón, epidemiólogo y profesor de la Universidad de Alcalá (UAH), es “un estudio con muchas limitaciones que señalan los mismos autores. Hay mucha variabilidad entre los distintos países, lo que dificulta estimar el número exacto de muertes”, ha destacado a Maldita.es. “La estimación del 11% de muertes se basa en el metaanálisis de estudios clínicos y no de estudios observacionales como hacen en este estudio. También es difícil conocer la tasa de uso de hidroxicloroquina. No usaría ese número de muertes estimadas con una exactitud muy elevada, aunque la metodología es interesante”, concluye.
“Este estudio es un poco sensacionalista y va de la mano con el problema de la sanidad en Estados Unidos, ya que 20 de los 44 estudios utilizados son de allí. No está mal realizado ni tiene defectos graves, pero esta revisión tiene un problema muy grande y es que tiene que adaptar datos experimentales con datos ‘del mundo real’ (las cifras de mortalidad durante la primera ola) y eso es complicadísimo”, destaca a Maldita.es el experto de ensayos clínicos y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, Roger Solanas.
La reumatóloga y epidemióloga Loreta Carmona, maldita que también nos ha prestado sus superpoderes, destaca a Maldita.es que “no se deberían mezclar ensayos clínicos, en los que hay un grupo control, y estudios observacionales en los que la decisión de tratar o no con un fármaco determinado no se debe al azar, sino a muchos otros factores, entre los que que puede estar precisamente el estar más grave, lo que se asociaría a mayor mortalidad. La también directa científica del Instituto de Salud Musculoesquelética critica que “en el metaanálisis no se ajusta por ningún factor de riesgo de mortalidad. También han mezclado dosis altas con normales, sabiendo que las dosis altas de cualquier fármaco podrían asociarse a mayor mortalidad”.
Carmona concluye que existe una contraindicación del uso del antibiótica azitromicina con la hidroxicloroquina “dado que puede provocar arritmias. Esta combinación se usó más de lo recomendable, sobre todo al inicio, pero tampoco han tenido en cuenta en este metaanálisis si se usó en combinación o no”. *
La OMS suspendió los ensayos con hidroxicloroquina por no ser eficaz
La OMS anunció en julio de 2020 la suspensión de inmediato de los ensayos con hidroxicloroquina que estaba realizando dentro de un megaestudio bautizado como Solidarity. El organismo explicó en febrero de 2021 que los resultados provisionales mostraban que la hidroxicloroquina produce “poca o ninguna reducción en la mortalidad de pacientes hospitalizados con COVID-19 en comparación con la atención estándar”.
Los resultados definitivos del estudio Solidarity, publicados en mayo de 2022, explican que la hidroxicloroquina dejó de usarse durante los ensayos al aparecer “pruebas externas de inutilidad” frente a la COVID-19.
Lo que sí sirvió para vencer a la covid: vacunas y tratamientos
Cuando surgió la posibilidad de que la hidroxicloroquina fuese efectiva contra la COVID-19 no existían aún otros fármacos contra la enfermedad, pero desde entonces se han desarrollado, aprobado y aplicado con éxito vacunas que reducen la transmisión del coronavirus y el desarrollo de la COVID-19. También hay autorizados tratamientos antivirales como el remdesivir y anticuerpos monoclonales como casirivimab/imdevimab para tratar la enfermedad.
* Actualizado el 8 de enero de 2024 con las declaraciones de Loreto Carmona.
Para la redacción de este artículo, nos ha prestado sus superpoderes el experto de ensayos clínicos Roger Solanas y la reumatóloga, epidemióloga y directora científica del Instituto de Salud Musculoesquelética Loreto Carmona.
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