Masturbarse es una práctica que no conlleva ningún efecto negativo para la salud. Entre los mitos que se atribuyen a esta práctica está el de que puede provocar ceguera, a pesar de que no hay ninguna validez científica detrás de esta afirmación. Este mito, según apunta la evidencia, proviene de tiempos de Aristóteles: este filósofo y científico griego consideraba que el semen se almacenaba cerca de los ojos y que, por lo tanto, eyacular tenía efectos en la visión. Un ensayo de 1760 apuntaló la idea de que la masturbación, en grandes cantidades, producía ceguera, sin aportar evidencias científicas sólidas de ello.
Irene Martínez Cuevas, psicóloga general sanitaria y máster en sexología especializada en no-monogamias, explicaba en la Maldita Twitchería dedicada a la masturbación que en la Antigua Grecia se creía que el hecho de expulsar fluidos corporales como el semen provocaba, no solo que “esos fluidos se fuesen del cuerpo”, sino también el correspondiente enfriamiento de la cabeza, ya que llegaba menos irrigación sanguínea y, por tanto, “te quedabas ciego”.
En el libro Los orígenes del pensamiento europeo, del historiador clásico Richard Broxton Onians, se recogen múltiples evidencias sobre la creencia clásica de que “la semilla de la vida” se encuentra en la cara. Citando directamente a Aristóteles, este consideraba que “la región alrededor de los ojos era la más repleta y fructífera” de semen, a lo que añade que existían efectos en la visión cuando esta “semilla” se derramaba con el “placer sexual”, pero sin mención directa a la masturbación.
La vinculación de la práctica de masturbación como algo que puede causar ceguera surge a partir de El Onanismo: ensayo sobre las enfermedades producidas por la masturbación, libro del médico suizo Samuel-Auguste Tissot publicado en 1760. Tissot creía que el semen era un líquido esencial y que su pérdida “en grandes cantidades” producía una reducción de la fuerza, de memoria, visión borrosa, problemas nerviosos y un gran número de trastornos entre los que se incluía la ceguera. Con la evidencia científica disponible en el siglo XXI sabemos que nada de esto es cierto.
Martínez Cuevas comparte que entre los profesionales de la sexología tienen un chiste que recuerdan cada vez que alguien pregunta si este mito es cierto: “¿Te puedes quedar ciego por masturbarte? Pues depende de para donde apuntes”.
En este artículo han colaborado con sus superpoderes la maldita Irene Martínez Cuevas, psiscóloga sanitaria y sexóloga. Forma parte de Superpoderosas, un proyecto de Maldita.es en colaboración con FECYT que busca aumentar la presencia de científicas y expertas en el discurso público a través de la colaboración en la lucha contra la desinformación.
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Primera fecha de publicación de este artículo: 03/04/2023