En enero de 2023 se ha dado a conocer una revisión científica de Cochrane sobre la aplicación de medidas como el uso de mascarillas o del lavado de manos para interrumpir o reducir la propagación de los virus respiratorios. Entre sus conclusiones, incluye que “existe incertidumbre sobre los efectos de las mascarillas”.
Esto ha derivado en interpretaciones que dicen que estas no son efectivas como intervención contra la COVID-19 (aquí y aquí).
En los últimos días, la institución ha publicado un comunicado en el que responde a esos argumentos: incide en las limitaciones de los estudios analizados, reconoce un error en la redacción de sus conclusiones y señala que estas se han malinterpretado.
¿Qué es lo que dice la revisión de Cochrane?
En 2020, Cochrane, una red internacional independiente de investigadores que publica revisiones científicas (recopilaciones de estudios sobre un mismo tema para extraer conclusiones comunes y más sólidas), publicó una revisión sobre “intervenciones físicas para interrumpir o reducir la propagación de los virus respiratorios”.
A finales de enero de 2023, Cochrane ha publicado una actualización de esa revisión que recopila 78 ensayos realizados en varios países durante un período de tiempo, incluidos seis llevados a cabo durante la pandemia de COVID-19. En el mensaje clave de la revisión se señala que “no existe seguridad acerca de si el uso de mascarillas médicas o quirúrgicas o mascarillas N95/P2 (o FFP2) ayuda a frenar la propagación de los virus respiratorios según los estudios evaluados”.
A raíz de esta publicación, se ha interpretado que lo que la revisión afirma es que las mascarillas no son efectivas como intervención contra la COVID-19.
Sin embargo, la misma revisión asegura que “el alto riesgo de sesgo de los ensayos, la variación en la medición de los desenlaces y la adherencia [número de personas que realmente usaron las mascarillas provistas cuando se les animó a hacerlo] relativamente baja a las intervenciones durante los estudios impiden establecer conclusiones firmes” y que se necesitan ensayos controlados aleatorios “grandes y bien diseñados que aborden la efectividad de muchas de esas intervenciones”.
Las críticas a la revisión
Entre algunas de las críticas de varios académicos, Gideon Meyerowitz-Katz, epidemiólogo de la Universidad de Wollongong en Australia, publicaba en su cuenta de Twitter, que la mayoría de las investigaciones de la revisión se llevaron a cabo en tiempos no pandémicos y con gripe, mucho menos contagiosa que la COVID-19.
También que la revisión Cochrane combinó ensayos en los que se usaron mascarillas faciales o respiradores parte del tiempo con estudios en los que se usaron en todo momento, lo que no sería del todo correcto, como explican varios expertos en The Conversation. Además, señalan que “los autores de la revisión Cochrane reconocieron que el cumplimiento de los consejos del uso de mascarilla fue deficiente en la mayoría de los estudios”.
La epidemióloga Kristen Panthagani, médica residente de Yale en el Hospital Yale New Haven (Estados Unidos), ha explicado en este artículo que “los ensayos tuvieron una serie de problemas y, dada la cantidad limitada de estudios sobre COVID-19, no representan la totalidad de la evidencia”, además de que se combinan en situaciones protagonizadas por diferentes virus. “Cuando un virus es menos contagioso, los efectos son más difíciles de detectar. Muchos de los ensayos evaluaron la gripe, que es mucho menos contagiosa que la COVID-19. Esto significa que, si los combinamos, el impacto de las mascarillas puede ser subestimado”, agregó la especialista.
Cochrane asegura que sus conclusiones fueron ‘malinterpretadas’
El 10 de marzo, la institución publicó un comunicado en el que Karla Soares-Weiser, editora jefe de la Biblioteca Cochrane, reconoció que la redacción estaba abierta a malas interpretaciones precisamente en su mensaje clave: “No existe seguridad acerca de si el uso de mascarillas médicas o quirúrgicas o mascarillas N95/P2 (o FFP2) ayuda a frenar la propagación de los virus respiratorios según los estudios evaluados”. Por esto, la institución se ha disculpado: “Si bien la evidencia científica nunca es inmune a la mala interpretación, asumimos la responsabilidad de no aclarar la redacción desde el principio”.
Por otro lado, en ese comunicado la editora jefe aseguró que la revisión publicada en enero de 2023 había sido “ampliamente malinterpretada”. Añadía, además, que a pesar de que muchas personas afirmaron que la revisión sugería que “las mascarillas no funcionaban”, esto es una “interpretación inexacta y engañosa”.
Para Cochrane “sería exacto decir que la revisión examinó si las intervenciones para promover el uso de mascarillas ayudaban a frenar la propagación de virus respiratorios y que los resultados no fueron concluyentes”. También que “dadas las limitaciones en la evidencia primaria, la revisión no puede abordar la cuestión de si el uso de mascarillas en sí mismo reduce el riesgo de que las personas contraigan o propaguen virus respiratorios”.
Además, aseguraron que “los autores de la revisión son claros sobre las limitaciones en el resumen”: “El alto riesgo de sesgo en los ensayos, la variación en la medición de los resultados y el cumplimiento relativamente bajo de las intervenciones durante los estudios impiden sacar conclusiones firmes”.
Por todo esto, Cochrane ha adelantado que se está colaborando con los autores de la revisión con el objetivo de aclarar los puntos que han dado pie a confusión.
Otras revisiones concluyen que las mascarillas sí son efectivas
Por el riesgo de acumulación de aerosoles con gérmenes en el aire, las mascarillas son una herramienta eficaz para reducir los contagios. Así lo indican diversos organismos internacionales, como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés). Cuando se usan adecuadamente (están homologadas y se ajustan a la cara de forma correcta), filtran el aire que respiramos para que esos virus y otros organismos se queden fuera (o dentro, si los infectados somos nosotros).
Diversos estudios, como una gran revisión sistemática de 172 diseños de estudio diferentes, que incluyó a 25.697 pacientes con SARS-CoV-2, SARS o MERS, concluyó que las mascarillas sí fueron efectivas para prevenir la transmisión de estos virus respiratorios. Además, otros estudios durante la pandemia mostraron que cualquier mascarilla reduce el riesgo de transmisión de COVID-19 en un 50-80 %, con la protección más alta que ofrecen los respiradores N95.