Después de más de dos años desde la vacunación contra la COVID-19, tenemos cada vez más datos que confirman que estos fármacos son efectivos contra esta enfermedad. Algunos países e instituciones estadísticas publican datos que permiten observar cómo ha evolucionado la mortalidad en el tiempo y, así, ser capaces de comparar esta tasa entre población vacunada y no vacunada. En todos ellos se comprueba que la tasa de mortalidad por COVID-19 es mucho menor en quienes se vacunan.
Por ejemplo, los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, siglas en inglés) facilitan el número de muertes de COVID-19 por cada 100.000 habitantes en personas no vacunadas, vacunadas sin dosis actualizadas frente a ómicron y vacunadas con dosis ómicron.
En la página web de los CDC es posible ver estos datos según grupos de edad, y en todos ellos se observa una tasa de mortalidad mayor en la población no vacunada que en la vacunada. Además, los CDC cuantifican esta buena noticia: las personas vacunadas con la dosis más actualizada (frente a la variante ómicron) tienen 9,8 veces menos riesgo de morir por COVID-19 en comparación con los no vacunados.
Suiza es otro de los países que presenta su tasa de mortalidad por COVID-19 según el estado de vacunación: no vacunados, pauta completa sin refuerzo y pauta completa con refuerzo. En todo momento de la línea temporal (desde enero de 2021 a noviembre de 2022) han fallecido por COVID-19, proporcionalmente, más personas no vacunadas que vacunadas, con momentos muy concretos en los que la tasa de mortalidad estaba muy baja en ambos grupos (julio 2021, mayo 2022, septiembre 2022).
El caso de Chile es particular. En primer lugar, es una población vacunada mayoritariamente con Sinovac —a diferencia de Estados Unidos y Suiza, donde predomina las vacunas de Pfizer/BioNTech y Moderna—. En segundo lugar, los datos de la tasa de mortalidad se presentan según número de dosis administradas: ninguna o una dosis (pauta no completa), dos dosis (pauta completa), tres dosis (completa + refuerzo) y cuatro dosis (completa + dos de refuerzo). Las personas no vacunadas estarían incluidas en la primera categoría, junto a las personas que no pudieron (o no quisieron) ponerse las dos dosis de su vacuna (Sinovac o Pfizer).
En cualquier caso, se observa que la población que ha recibido ninguna o una dosis tiene una tasa de mortalidad más alta que el resto de población. También se observan picos de mortalidad en población vacunada con dos dosis en comparación con quienes recibieron refuerzos, lo que muestra la importancia de recibir las vacunas de refuerzo.
En Inglaterra también es posible observar la diferencia de mortalidad entre vacunados (con cualquier número de dosis) y no vacunados. En este caso, se puede acceder a los datos por cualquier causa de mortalidad, no solo por COVID-19, de abril de 2021 a diciembre de 2022. En todo momento se observa que la tasa de mortalidad en los vacunados es inferior a la de los no vacunados.