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MALDITA CIENCIA

La sal de lavavajillas sirve para ablandar el agua que usa este electrodoméstico (y no es igual que la sal de mesa)

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Una maldita muy atenta a nuestro consultorio nos ha preguntado cuál es la función de la sal del lavavajillas y si se diferencia de la sal normal —intuímos que por si se da el caso de quedarse sin el producto específico para el lavaplatos, a 0,39 €/ kilo aprox., pueda tirar de la sal común, a 0,29 €/kilo—. La respuesta rápida es que la sal de lavavajillas permite ablandar el agua que emplea el lavavajillas mediante un mecanismo en el interior de la máquina que contrarresta la presencia de cal, típica de aguas duras; y que, aunque la composición química es la misma que la sal de mesa (cloruro sódico), el tamaño de los gránulos de ambas sales es diferente (el de la sal de lavavajillas es más grande).

Para que los componentes del lavavajillas funcionen correctamente —y durante más tiempo—, es necesario emplear un agua que sea más ‘blanda’, esto es, con menor presencia de sales de magnesio y calcio. Como no todas las aguas domésticas de todas las ciudades son iguales, los lavaplatos requieren de un sistema que permita ablandar este líquido. Y este sistema, precisamente, se ‘alimenta’ de la sal de lavavajillas.

La clave está en una resina de intercambio catiónico, un medio por el que pasa el agua dura, rica en partículas de calcio y magnesio (iones de carga positiva). Lo que consigue esta resina junto a la sal de mesa es reemplazar estas partículas por iones de sodio (también de carga positiva), mucho menos problemáticos para el aparato que los iones de calcio y magnesio de la sal dura.

Ilustración del blog de educación de Oxford University Press donde se muestra una resina de intercambio catiónico en forma de columna. 

Esta sal de lavavajillas, como decimos, tiene la misma composición química que la sal de mesa que se emplea en la gastronomía: cloro y sodio, cloruro sódico. Pero no es exactamente el mismo compuesto: los gránulos de sal de lavaplatos son algo más grandes que los de la sal comestible, para garantizar que estos se disuelvan más lentamente. Al tiempo, la sal de mesa puede contener agentes antiaglomerantes con presencia de calcio para que esta no se apelmace en los saleros por la presencia de humedad. Tampoco ocurre en el caso contrario: la sal de lavavajillas no es apta para consumo humano, así que ni se os ocurra echarla al cocido.

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