Una maldita que sigue nuestro consultorio muy de cerca y que tiene un vecino que fuma mucho nos ha preguntado si hay algún método para eliminar el olor a tabaco y para reducir o quitar los residuos tóxicos para la salud que este humo deja en el ambiente. En primer lugar, nos compadecemos con el sufrimiento de esta maldita, que sufre de manera directa —y por qué no decirlo, injusta— los efectos del tabaquismo pasivo en su casa. En segundo lugar, debemos introducir un concepto relativamente nuevo en la evidencia científica llamado “humo de tercera mano” que ayuda a plantear esta consulta.
El humo de tercera mano es el residuo generado por el humo del tabaco ajeno. Este se adhiere al polvo y a las superficies interiores y se vuelve a emitir hacia el aire, con el consiguiente problema para la salud que conlleva.
Este concepto es un campo de investigación relativamente nuevo —en comparación con los estudios sobre el tabaquismo de primera o segunda mano—, por lo que la evidencia sobre él es menor y el conocimiento de remedios para combatirlo, limitado. En este trabajo científico publicado en Public Health Reports se ofrece una amplia revisión de la literatura científica sobre el humo de tercera mano, actualizada hasta 2016.
Por suerte, existe una página web, la del Centro de Recursos sobre el Humo de Tercera Mano, una organización estadounidense que depende de un programa de investigación de la Universidad de California que divulga sobre esta contaminación generada por el tabaco y aporta información basada en la evidencia. Su web incluye una sección dedicada, precisamente, a remedios para eliminar el humo de tercera mano del hogar, pero ya advertimos que muchos de estos tratamientos no son sencillos ni baratos y no todos han sido plenamente comprobados científicamente, aunque han demostrado algo de evidencia a su favor.
En primer lugar, para limpiar superficies domésticas (suelo, muebles), una limpieza exhaustiva y con frecuencia puede reducir el humo residual acumulado en el polvo y estas zonas, pero no de cualquier manera: “El proceso requiere aspirar con frecuencia con aspiradoras con filtro HEPA (limpiadores del aire que filtran sus partículas de manera eficiente, High-Efficiency Particulate Air) y limpiar superficies con soluciones ácidas (vinagre blanco) y desengrasantes, siempre siguiendo las instrucciones del fabricante sobre dilución y uso correcto del producto”.
Sobre los tejidos (textiles, ropa de cama, almohadas, cojines y demás), que también se ven muy afectados por este humo de tercera mano, no queda otra que lavarlos en la lavadora. Si están muy contaminados, quizá requieran de varios lavados. Lo mismo pasa con la cubertería, platos y juguetes, que también pueden exigir pasar varias veces por el estropajo y jabón o el lavavajillas.
El Centro de Recursos incide en que hay muchas superficies ‘ocultas’ en casa que pueden contaminarse por el tabaco y requieren también de lavado, como los conductos de ventilación, debajo de las mesas, el interior de los armarios, la parte trasera de las estanterías, la tapicería, los colchones, etcétera. Obviamente, limpiar estos recovecos —siempre que se pueda— ayuda a reducir los contaminantes del humo del tabaco. En caso de que estos estén muy contaminados, recomiendan directamente tirar los antiguos y cambiarlos por un producto nuevo.
Para lograr que las partículas del aire estén lo más libres posible de sustancias químicas dañinas, recomiendan emplear purificadores de aire “bien mantenidos y con filtros HEPA”. Sin embargo, estos filtros no son eficaces para eliminar compuestos químicos volátiles y semivolátiles. “Esto requiere de purificadores de aire con filtros de carbón”, precisan. Tampoco los elimina del todo del polvo de interior o de superficies, para lo que hace falta la limpieza exhaustiva.
El ‘problema’ de esta limpieza exhaustiva es que igual podemos conseguir devolver a la casa un olor agradable —o al menos, quitar el ‘pestazo’ del tabaco—, pero eso no quiere decir que los elementos tóxicos de este humo hayan desaparecido. “Algunas sustancias químicas peligrosas del tabaco son inodoras o incluso tienen un olor agradable, mientras que otras, que no son nocivas, a veces tienen olores desagradables”, precisa el Centro de Recursos.
En los casos que es posible —nuevos inquilinos, rehabilitaciones, mudanzas—, hay técnicas para repintar paredes, techos y suelos con fosfato trisódico, un compuesto químico que debe aplicar personal especializado y con medidas de protección. Aún así, no hay evidencias si este método de limpieza es efectivo a largo plazo, depende de cuan contaminadas estén estas superficies y no funciona en materiales madera, tableros de partículas y paneles de yeso.
Lamentablemente, hay casos en los que limpiar mucho y en profundidad no es suficiente para asegurarse de que el aire y las superficies quedan descontaminadas del humo de tercera mano. Como en otras ocasiones que hemos explicado en Maldita.es, el riesgo cero no existe y eliminar por completo todo rastro de tabaco no parece posible. Sí que se puede, no obstante, reducir la exposición a este, impidiendo a la gente que fuma dentro o cerca del hogar.
Un trabajo científico publicado en Tobacco Control, que estudió la exposición de inquilinos no fumadores cuando se mudaban a casas en las que antes había fumadores, observó que el humo de tercera mano acumulado en estas viviendas existía y era una exposición no deseada y no controlable, pero relativamente baja a los dos meses de la mudanza.