Parece algo propio de una serie de dibujos animados: la protagonista ve/huele/come/escucha algo que le encanta y, de repente, las pupilas se le dilatan como si volvieran el iris completamente negro. ¿Realmente ocurre a los humanos algo similar cuando estamos ante algo que nos gusta? Pues rotundamente sí, y es una asociación tan investigada que se emplea en muchas investigaciones de pupilometría —la ciencia que investiga la respuesta pupilar— como técnica no invasiva y para conocer cómo respondemos ante determinados estímulos.
Para empezar a explicar esto, traemos un artículo de 1960 publicado en la revista científica Science, que supone una de las primeras evidencias de que el aumento del tamaño de la pupila se puede asociar a estímulos que, al menos, nos resultan interesantes. En este trabajo, se invitó a seis participantes (tres mujeres y tres hombres) a observar varias fotografías: de bebés, de madres con bebés, de hombres semidesnudos, de mujeres semidesnudas y de paisajes.
Como se ve en la gráfica de arriba (que es el que aparece en el trabajo de Science) el equipo de investigación concluyó que los humanos dilatamos las pupilas cuando vemos “algo que nos resulta interesante”. Señalan también que la dilatación de las pupilas es diferente según el sexo. Eso sí, con los estándares de investigación actuales, seis participantes se consideraría una muestra demasiado pequeña para afirmar tal cosa.
Otro trabajo de 2003 publicado en el International Journal of Human-Computer Studies concluyó que la dilatación de las pupilas es un indicativo del procesamiento emocional. Esto quiere decir que, cuando nos estimulan con algo que nos afecta emocionalmente —para bien, pero también para mal—, las pupilas se dilatan. ¿Cómo lo comprobaron? Expusieron a 30 participantes a diferentes clips de audio que consideraban cargados de contenido emocional: tanto positivo, (un bebé riéndose), como negativo, como una pareja discutiendo). Como comparación de audio ‘neutro’, usaban ruidos de ambiente de oficina.
Como ejemplo de técnica empleada en estudios de pupilometría, tenemos dos estudios. Uno de 2007, donde participaron 14 mujeres a las que enseñaron diferentes fotografías sugerentes (de sus parejas sexuales, entre otras), demostraron que las pupilas se dilataban más durante la fase más fértil de su ciclo menstrual. Otra investigación de 2019 reveló que las pupilas se dilataban más cuando los participantes mostraban más interés o preferencia por ciertas canciones.
¿Por qué ocurre esto? Hay investigaciones en neurociencias que apuntan a una fuerte correlación entre la dilatación pupilar y la actividad en el locus cerúleo, una región del tallo cerebral altamente implicada en el enfoque atencional. Por este motivo, la principal hipótesis es que esta reacción de la pupila esté asociada a aquellas tareas, objetos y eventos a los que prestamos atención. Esto se ve en otros estudios en los que se emplea la pupilometría para observar y analizar cómo cambia su tamaño cuando resolvemos problemas, cuando recibimos una sorpresa u observamos/apreciamos obras de arte.