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MALDITA CIENCIA

¿Es igual el riesgo de muerte en una persona no fumadora que en una persona que deja de fumar a los 35?

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Igual has leído esta noticia de hace unas semanas: dejar el tabaco antes de los 35 años iguala el riesgo de muerte con el de una persona que nunca ha fumado. Cuando se publicó, nos enviásteis varias consultas preguntando si esto era así, si ‘daba igual’ lo que se fumase antes de esta edad. No hay una respuesta clara a estas preguntas, pero sí os podemos contar qué es lo que dice el estudio del que proceden estos datos y afirmaciones.

Lo más importante que debes saber sobre este trabajo es que en todo momento se habla de mortalidad asociada a fumar y dejar de fumar. No se entra a valorar el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas y graves para la salud, ni de la pérdida de calidad de vida que conlleva el tabaquismo.

La investigación de la que os hablamos es un trabajo científico publicado en la revista JAMA Network Open en octubre de 2022, en el que participaron personal de investigación de la Sociedad Americana del Cáncer, los departamentos de Salud Poblacional de la Universidad de Oxford y el Instituto de Biología Molecular Médica de la Universidad Nacional de Malasia.

En el estudio, de cohorte prospectivo se contó con 551.338 adultos de Estados Unidos, de los que se recogieron sus datos demográficos (edad, sexo y perfil racial y étnico); si fumaban, no fumaban o habían dejado de fumar; y sus datos de mortalidad desde enero de 1997 hasta diciembre de 2018. El objetivo, en principio, era ver cómo los riesgos de fumar y los beneficios de dejarlo cambiaban entre diferentes perfiles demográficos.

Para estudiar esto, emplearon la razón de tasas (o rate ratio) de mortalidad entre distintos fumadores y no fumadores. Esta manera de medir, propia de estudios de epidemiología, permite comparar incidencias, mortalidad o eventos que ocurren entre dos grupos: uno de interés de estudio (en este caso, fumadores) y otro de comparación (no fumadores). Si la razón de tasas es 1, indica que ambos grupos tienen el mismo riesgo de que el evento a estudiar (en este caso, morirse) ocurra; si es mayor de 1, el grupo de interés tienen más riesgo; y si es menor de 1, menos riesgo.

Con esto, el estudio observó que la razón de tasas de mortalidad de personas que fuman toda su vida frente a personas que no fuman es de 2,80. Esto indica que las personas fumadoras de este estudio tuvieron casi el triple de probabilidades de morir que quienes no fuman. Hasta aquí, pocas sorpresas en lo que se sabe sobre fumar y la probabilidad de morirse.

Pero el estudio aporta, además, algo muy interesante: compara la mortalidad de personas que han dejado de fumar en diferentes edades y la de no fumadores. Así, quienes dejaron de fumar antes de los 65 tuvieron 1,74 probabilidades más de morir que los no fumadores; antes de los 55, 1,47; antes de los 45, 1,21; y antes de los 35, 1,03. Este último valor, como vemos, está muy cerquita del 1, que indicaría mismo riesgo de morir en ambos grupos.

Razón de tasas de mortalidad en hombres, mujeres y en total, según edad. Cuanto más cerca están de la franja vertical, menos riesgo de mortalidad tuvieron los participantes. | Fuente: Association Between Smoking, Smoking Cessation, and Mortality by Race, Ethnicity, and Sex Among US Adults, ‘JAMA Network Open’.

Un comentario editorial que publicó la propia revista científica destaca algunas conclusiones de este trabajo. En primer lugar, que dejar de fumar en algún punto de la vida beneficia a todos, independientemente de la edad. Si lo que se busca es bajar el riesgo de morir, no hay un momento en el que sea “demasiado tarde”, o al menos en este trabajo no se ha visto. En línea con esto, valoran que los efectos del tabaquismo en la mortalidad “no parecen ser irreversibles”.

Además, disponer de datos y cifras tangibles es muy útil para profesionales de salud pública, que pueden orientar sus mensajes y políticas con más precisión, según la franja de edad a la que quieren dirigirse. Estaba claro que dejar de fumar “cuanto antes, mejor”, pero ahora hay más cifras que apoyan y sustentan la afirmación.

Otras conclusiones del trabajo que también son interesantes son que el riesgo de mortalidad en hombres y mujeres es similar o que el mayor riesgo de mortalidad sucedió en personas blancas no-hispanas (3,00). Esto último se achaca a que este grupo poblacional fuma más cigarrillos al día, más a diario y a edades más tempranas que otros grupos raciales y étnicos; aunque en las poblaciones negras e hispanas suele haber una menor proporción de personas que dejan de fumar.

Aunque este trabajo científico es riguroso, se ha hecho con una muestra amplia (más de medio millón de personas) y durante un rango temporal considerable (21 años), también tiene sus limitaciones. La primera de ellas es que el estudio solo trabaja con la mortalidad como parámetro, sin contar la pérdida de calidad de vida o exposición a enfermedades crónicas, o como lo expresan los investigadores, “los riesgos de fumar y los beneficios de dejarlo pueden estar siendo infravalorados”.

Otra limitación importante es que no se segregó a los participantes en función de si contaban con una enfermedad en el momento del comienzo del estudio. Esto es relevante porque las personas con enfermedades previas que, además, fuman suelen tener más probabilidad de dejar el tabaco y, a su vez, más riesgo de morir.

Una limitación adicional es que no se incorporaron variables geoespaciales, en las que se pueda observar el código postal de los participantes, el nivel de renta, las políticas públicas que se le aplican o las políticas de control del tabaco. No olvidemos, como explican los investigadores Pedro Gullón y Manuel Franco en The Conversation, que las personas con peor posición socioeconómica tienen más riesgo de tener una peor salud y una muerte prematura.

Además de todo esto, repetimos la cantinela que hemos indicado en otras ocasiones de Maldita.es: un solo estudio —por muy sólido que sea, como es el caso— no es suficiente para probar algo, en este caso, que dejar de fumar antes de los 35 es lo mismo que no haber fumado nunca. Hacen falta más trabajos científicos que puedan reproducir estos resultados en otros países, grupos poblacionales o circunstancias.

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