¿Cuánto tiempo de tu vida has perdido por culpa de los atascos de tráfico? No es una pregunta retórica, hay estudios que cifran cuánto es. El TomTom Traffic Index de 2021 aporta los datos: 142 horas al año en Estambul, 140 en el óblast de Moscú, 126 horas al año en Bogotá, 121 en Mumbay... El podio en España de este ranking se lo reparten Granada (50 horas perdidas al año) Palma de Mallorca y Barcelona (ambas empatadas a 59).
Todos estos datos son muy curiosos y evidencian el dolor de cabeza que supone el tráfico de vehículos para las ciudades. Pero lo que nos habéis preguntado esta semana es algo más básico que esto: ¿Qué es lo que hace que se formen los atascos de tráfico? ¿Y cómo acaban por resolverse? Hay todo un campo de conocimiento detrás de la movilidad humana motorizada y no existe manera de responder a esta pregunta de manera fácil.
En las ciencias de la movilidad, se entiende por atasco a la situación o momento en que parte de la carretera tiene un exceso de vehículos en un momento determinado, lo que provoca que su velocidad sea considerablemente más lenta de lo normal. Entiéndase por normal la velocidad “free-flow”, a la que irían los vehículos si no hubiera problemas en la carretera y respetando las normas de tráfico.
El informe Traffic Congestion and Reliability (2005), elaborado para la Administración Federal de Carreteras de Estados Unidos, evidencia que hay siete causas fundamentales detrás de los atascos. Estas, además, pueden interaccionar entre sí:
- Cuellos de botella físicos, que cambian la capacidad de una vía, como una bifurcación o una rotonda
- Incidentes de tráfico, como un accidente o el frenar la marcha para observar un fenómeno cercano (el efecto mirón, que denomina la Dirección General de Tráfico)
- Construcciones en la vía, como pintadas o arreglos de quitamiedos tras un accidente
- Condiciones atmosféricas que hacen cambiar el comportamiento de conducción y afecta al flujo de vehículos
- Dispositivos de control de tráfico, como un semáforo o un radar
- Eventos especiales que causan un pico de demanda en un momento determinado, como un concierto
- Fluctuaciones en el tráfico normal, como el atasco de la hora punta o al volver de vacaciones
Asociados a estas causas, existen algunos fenómenos que empeoran el flujo de tráfico y que también se investigan. Uno de los más conocidos recibe el nombre de efecto acordeón, efecto oruga, efecto mariposa u ondas de tráfico (no hemos encontrado por qué tiene tantos nombres): ocurre cuando una disrupción en un punto del flujo de tráfico, como puede ser un frenazo o un cambio de carril brusco, provoca que todos los vehículos de detrás sufran parte de esa disrupción. Esto explica, en parte, por qué algunas retenciones de tráfico se forman sin una reacción aparente. En el siguiente vídeo, la Sociedad Matemática del Flujo de Tráfico en Japón demuestra cómo suceden estos atascos.
Waleed Mouhali, profesor e investigador de Física de la Escuela Central de Electrónica de París, explica e ilustra en The Conversation cómo sucede este efecto: “Si el primer vehículo ha reducido su velocidad en un 10%, el décimo vehículo habrá reducido su velocidad en al menos un 20% por razones de seguridad (manteniendo la distancia de frenado) y por autoconservación. Tanto es así que, tras varios kilómetros, se creará inevitablemente un atasco”.
Dicho todo esto, ¿cómo se deshacen estas retenciones? Una investigación de 2006 publicada en la revista Journal of Maps realizaba una serie de simulaciones de atascos de tráfico para observar qué patrones mostraban en una ciudad con diseño de cuadrícula. Indican que su inicio y desarrollo crecían de forma “predecible”, pero las dispersiones no eran tan directas. Aún así, estas son sus conclusiones para resumir cómo puede acabar un atasco:
- Se despeja por completo en poco tiempo
- Se expande y se contrae en intervalos regulares
- Asume una naturaleza estática y no se expande ni contrae
- Se traslada a una nueva ubicación
- Un atasco se divide en dos o más mini atascos
- Sigue creciendo a pesar de las medidas que se tomen
- Se desarrolla en la red sin que haya existido un problema