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MALDITA CIENCIA

¿Es útil la luz infrarroja para mejorar nuestra salud cerebral?

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Que la luz afecta a nuestra salud es un hecho. Sin ir más lejos, en algo tan habitual como el sueño; de ahí que una de las recomendaciones para un mejor descanso sea exponerse a la luz del sol durante el día. Pero, ¿qué otros efectos puede tener? ¿Podría tenerlo en nuestro cerebro, en caso de encontrar vía directa de contacto? Otra de las preguntas que nos habéis planteado esta semana es qué evidencias existen detrás del uso de luz (en este caso, infrarroja) para mitigar o mejorar ciertos problemas cerebrales

“Desde hace algunos años hay estudios que afirman que la estimulación del cerebro con luz infrarroja mejora los síntomas derivados por traumatismos cerebrales y accidentes cerebro vasculares”, explica a Maldita.es José Ángel Morales, doctor en Neurobiología del Departamento de Biología Celular de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y maldito que nos ha echado un cable con sus superpoderes. “Lo interesante de estos trabajos es que muchos de ellos se han realizado en humanos, lo que nos acerca más a una posible terapia”, añade.

La literatura científica apunta que este tipo de aplicación lumínica transcraneal (en la que la luz infrarroja se administra al cerebro mediante un casco especialmente diseñado que lleva el paciente) podría suponer beneficios para las personas con demencia, como se indica en la publicación especializada Neurología

Para sostener tal hipótesis, la revista menciona un estudio piloto (es decir, elaborado antes del estudio real como tal y a pequeña escala) de 2021 en Photobiomodulation, Photomedicine and Laser Surgery, que concluye que este método podría mejorar significativamente el rendimiento de la función motora, de la memoria y de la velocidad de procesamiento cerebral. Ahora bien, se trata, como decíamos, de un estudio piloto en el que participaron únicamente 14 personas

En sus conclusiones, los autores recuerdan que la luz infrarroja de determinadas longitudes de onda puede ayudar a aliviar el daño de las células nerviosas, la carga de amiloide y la reducción del flujo sanguíneo en el cerebro. Al ser características comunes y propias de las personas con demencia, plantean la posibilidad de que esta terapia sea capaz de “cambiar el pronóstico de la demencia”. 

Ahora bien, es cierto que esta clase de estudios, en palabras de Morales, cuentan con una serie de limitaciones. Entre ellas, el uso de técnicas muy invasivas, desconocimiento sobre a través de qué vías o por qué mecanismos está actuando la luz infrarroja y la necesidad una evaluación clínica crónica antes de poder afirmar que los resultados iniciales se mantendrán en el tiempo: “Hay que saber qué ocurre a largo plazo, puesto que los efectos terapéuticos iniciales pueden no ser eficaces con el tiempo o incluso producir efectos secundarios”, aclara.

A pesar de que parece que la optogenética, como se conoce esta técnica, podría ser un gran avance terapéutico para muchas afecciones, “está claro que estamos en un momento inicial de la investigación y es necesario reunir muchos más datos para garantizar que se trate de un tratamiento efectivo y seguro para los pacientes”, recuerda el experto.

Eso sí, de ahí a que podamos aplicar luz intranasal como autotratamiento para determinadas patologías en nuestra propia casa, hay un trecho. Hoy por hoy es posible adquirir dispositivos que presumen de poder reducir afecciones como la rinitis aplicando luz roja (que no infrarroja) a través de la nariz. ¿Hay evidencia científica que sostenga su uso? Negativo, al menos en modelos humanos. Por el contrario, sí que existen estudios que concluyen que la luz roja intranasal no mejora la salud nasal de los pacientes a quienes se les aplica. Independientemente de su eficacia “este tipo de terapias siempre deben realizarse bajo supervisión médica y en ningún caso de manera particular con aparatos comprados online”.

En definitiva, es cierto que la evidencia actual ha descrito resultados muy interesantes, “pero es necesario profundizar mucho más para conocer los mecanismos exactos a través de los cuales este tratamiento [con luz infrarroja] mejora la calidad de vida de los pacientes” y sobre todo “analizar muy bien los efectos a largo plazo”: “En el futuro, sí que podría mejorar nuestro cerebro, pero actualmente no tenemos suficientes evidencias”, concluye el profesor de la UCM.

En este artículo ha colaborado con sus superpoderes el maldito José Ángel Morales.

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