La fístula obstétrica es una de las lesiones más graves y trágicas que pueden ocurrir durante el parto, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). Se trata de un orificio entre el canal del parto y la vejiga o el recto causado por la prolongación u obstrucción de un parto sin recibir tratamiento médico oportuno de alta calidad.
“A consecuencia de esta lesión, las mujeres y niñas no tienen control de la orina, las heces o ambas y, con el paso del tiempo, puede derivar en afecciones médicas crónicas, depresión, aislamiento social y una profundización de la pobreza”, señala la UNFPA. “El contenido del recto sale por la vagina y es muy desagradable, además de las infecciones que puede coger”, explica a Maldita.es Lola Ruiz, profesora de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) licenciada en Documentación y Enfermería y experta en historia de la obstetricia, el parto y la violencia obstétrica.
La causa principal de la fístula obstétrica, según Ruiz, suele ser un traumatismo obstétrico, es decir, las lesiones producidas a consecuencia de las fuerzas mecánicas que se ejercen durante el trabajo del parto.
“Por ejemplo, un desgarro importante o una episiotomía (una cirugía que consiste en un corte en el perineo, la piel y los músculos entre la abertura vaginal y el ano, que ensancha la abertura de la vagina durante el parto). Lo más frecuente es que ocurra en partos instrumentales (donde se utiliza un instrumento llamado fórceps para ayudar a la extracción fetal) en los que no se ha suturado bien el tejido o en los que, por cualquier causa, esta sutura se complica después, aun estando bien hecha (por una infección por ejemplo)”, explica la experta.
Esta lesión es poco común en países desarrollados. El porqué, en palabras de Kevin Zoilo, ginecólogo, obstetra y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, es que “disponemos de medios para acelerar el parto o realizar una cesárea cuando se diagnostica que existe un parto estacionado o un fracaso de su inducción”, evitando así la principal causa de aparición de las fístulas obstétricas que, como adelantábamos, es el parto demasiado prolongado. Otra situación en la que suele producirse es en los partos de adolescentes que no han alcanzado la madurez sexual.
Los pocos casos que se dan en países desarrollados suelen deberse a complicaciones quirúrgicas o radioterapia pélvica. Su tratamiento, en la mayoría de las ocasiones y como explica Zoilo, es quirúrgico. “También puede darse si se usan juguetes sexuales muy agresivos o una fuerza excesiva en las relaciones”, continúa Ruiz.
Ahora bien, en los países de menos recursos, sobre todo África subsahariana, como apunta la experta, estas lesiones tienen una prevalencia mucho más alta y su capacidad de tratamiento es muy baja. También “algunas prácticas arcaicas de países subdesarrollados, como la mutilación genital o el empaquetamieno de la vagina con sales minerales después del parto, puede favorecer su aparición”, añade Zoilo.
Es más, como indica en su página web la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia (FIGO, por sus siglas en inglés), unos dos millones de mujeres sufren esta afección en África y algunas partes de Asia y otras 100.000 la desarrollan cada año. “Solo una de cada 50 recibirá tratamiento para ello en toda su vida”, añade la federación.
Para evitar este tipo de lesiones, en palabras de los expertos, es importante detectarlas durante la cirugía, para así poder repararla. “Son los profesionales sanitarios los que las deben evitar en los partos y, en el caso de que su origen sea la práctica de relaciones sexuales, lo que hay que hacer es no cometer barbaridades que puedan producir desgarros (ya sea por penetración anal o vaginal)”, indica la profesora de la UAH.
La ONU recuerda que la fístula obstétrica se trata de un problema “perfectamente prevenible” siempre que se cuente con el correcto asesoramiento y atención médica y que el hecho de que ocurra “es considerado una violación de los derechos humanos y un recordatorio de las graves desigualdades existentes”.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes Kevin Zoilo.
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Primera fecha de publicación de este artículo: 26/04/2022