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Uno de los primeros bulos que resolvimos en Maldita.es fue que arrancarnos los pelos de la nariz nos puede matar (spoiler: no es así). Lejos de esa posibilidad dramática, nos habéis consultado por el motivo por el que cuando nos quitamos algún pelo de la cara (con pinzas, normalmente) nos entra cierta sensación de lagrimeo. Vamos, que un lagrimón puede llegar a cruzarnos la cara. Esto se nota especialmente en la nariz, las cejas y en alguna ocasión, en la zona de la barba.
Andrea Allende, dermatóloga, explicó en la Maldita Twitchería del pasado lunes 11 de abril, en la que recopilamos mitos, dudas y bulos sobre el pelo, que el vello de todas las zonas del cuerpo tiene su propia función: “El de las cejas, proteger la zona periocular y el de la nariz proteger frente a microorganismos o la polución que puedan entrar del exterior a través de este conducto”.
Allende indicaba, además, que recortarse o no el pelo de las cejas tiene menos importancia que el de la nariz, ya que el pelo de las pestañas le echa un cable, cumpliendo la misma función de protección de la zona de alrededor de los ojos.
Ahora bien, el vello de la nariz es más sensible, de ahí que, si la molestia es estética, Allende insista en que este pelo se recorte sin arrancarlo del todo. Si no, “lo que estamos haciendo es generar una pequeña herida o inflamación en el folículo (parte de la piel donde nace el pelo) y puede ser muy doloroso”, insiste.
¿Y de dónde vienen las lágrimas? “De la sensación de dolor asociada a arrancarnos estos pelos, que nos provocan un estímulo en las terminaciones nerviosas que existen alrededor de cada vello y favorecen el lagrimeo”, explica.
Según se indica en la revista de divulgación Muy Interesante, cuando arrancamos un pelo de la nariz “la señal dolorosa atraviesa el nervio trigémino, que actúa sobre buena parte de la cara, y el cerebro responde haciendo llorar el ojo del mismo lado”.
