Seguramente muchas malditas y malditos habrán empezado a leer este consultorio haciendo un gesto: ponerse las gafas para no forzar la vista. Esta semana nos habéis remitido una consulta relativa a la miopía, un problema de la visión en el que los objetos cercanos se ven con claridad pero los lejanos se aprecian con dificultades, como explica el Instituto Nacional del Ojo de Estados Unidos (NEI, por sus siglas en inglés). Vuestra pregunta ha sido la siguiente: ¿Por qué las personas con miopía entrecierran los ojos para enfocar y ver mejor? La clave de este gesto está en el efecto estenopeico, os contamos.
Según explica Rubén Pulido, oftalmólogo y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, que las personas con miopía entrecierren los ojos “es una reacción normal para intentar ‘enfocar’ la mirada sobre el objetivo, especialmente cuando no están usando la corrección óptica apropiada para ver con nitidez”.
Pero ese enfoque no depende (o no debería) del esfuerzo que haga una persona, sino “del funcionamiento conjunto del cristalino y del músculo ciliar, que es automático e involuntario”. El cristalino es la estructura del ojo humano que permite enfocar lo que vemos, mientras que el músculo ciliar ayuda a cambiar la forma del cristalino para que se haga más esférico (para enfocar de cerca) o más plano (de lejos).
Así, al entrecerrar los ojos, conseguimos restringir los rayos de luz que llegan a ellos, dejando ‘pasar’ exclusivamente a los que lo hacen de forma perpendicular a la superficie del ojo, logrando un enfoque mejor. Esto es el efecto estenopeico y se observa con instrumentos de oftalmología como el agujero estenopeico como haciendo ese esfuerzo con nuestros párpados.
Fernando Ruiz, óptico optometrista y maldito que también nos ha prestado sus superpoderes, agrega que con el efecto estenopeico que se logra cuando se entrecierran los ojos “lo que se hace es disminuir el diafragma por el que entra la luz”. “Esto produce un aumento de la profundidad de foco, como ocurre en las cámaras de fotos, y así se puede ver bien a mayor distancia”, añade.
Si una persona con miopía lleva su corrección puesta y aún así necesita entrecerrar los ojos, “debería ir a revisión, porque significa que seguramente le falte graduación”, comenta Ruiz.
Por último, Olga Grávalos, optometrista y maldita que nos ha prestado sus superpoderes, precisa que el agujero estenopeico que se hace entrecerrando los ojos consigue que “la luz pase sin desviarse hasta la retina, por lo que la imagen [de lo que queremos ver] se forma en el punto de máxima agudeza visual con mejor calidad”.
En este artículo han colaborado con sus superpoderes los malditos Rubén Pulido, Olga Grávalos y Fernando Ruiz.
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