Salvo alguna que otra excepción, como los anseriformes (patos, gansos, porrones y cisnes), grandes aves no voladoras (avestruz o emú) o ciertas especies de tinamúes o inambúes, las aves no tienen pene ni vagina. De hecho, sólo un 3% de las casi 10.000 especies de aves tienen un falo capaz de penetrar, aproximadamente. Los gallos, por ejemplo, sí que tienen un pene reducido, pero sin capacidad de introducirse en una vagina.
Si hablamos del pene de los patos, probablemente no se asemeje a lo que imagines cuando escuchas o lees esta palabra. Ahora explicaremos sus particularidades, pero antes: ¿qué mejor para empezar el día que ver uno pasando del reposo a la erección y la eyaculación a cámara lenta?
Los anseriformes, el orden que incluye a los patos, tienen falos con forma de sacacorchos. Son penes muy largos, algunos de más de 40 centímetros y de mayor longitud que el propio ave, como el de este ejemplar de malvasía argentina (Oxyura vittata).
Una hipótesis evolutiva que explicaría por qué las aves acuáticas tienen el pene con forma de espiral está en la coevolución de los genitales masculinos y femeninos a través del conflicto sexual. Los anseriformes machos son capaces de forzar la cópula con las hembras, lo que habría llevado a una coevolución de sus penes y vaginas para intentar mantener el control de la fertilización.
De esta forma, la vagina de las hembras de algunas especies de aves acuáticas ha ido adquiriendo cavidades sin salida y una serie de espirales opuestas al giro del pene en forma de sacacorchos. Estas estructuras vaginales podrían bloquear y/o retrasar el avance del falo al introducirse dentro de la vagina. Por lo tanto, la forma de los órganos sexuales de los patos hembra y macho se habría ido alargando y complejizando para evitar y facilitar respectivamente la cópula sin consentimiento de la hembra.
En cambio, el pene de los ratitas, un grupo de aves no voladoras que incluye a los avestruces, emús y tinamúes, tiene forma de cono. El órgano logra la erección llenándose de linfa, un líquido transparente, no con sangre como hacen los mamíferos y reptiles.
Son las aves de Padrón, unas con falo y otras no. Pero, ¿por qué? La clave está en el gen Bmp4 (proteínas morfogenética ósea 4). Aunque los embriones de todas las aves desarrollan un tubérculo genital, el precursor del pene, esas células mueren, el tubérculo se retrotrae y el órgano no se acaba de formar. Esta muerte celular del precursor embrionario del falo se debe a la activación del gen Bmp4, según sugiere un estudio de 2013 publicado en la revista científica Cell.