Seguro que os ha pasado que al coger en el supermercado una bolsa de patatas cocidas o una bandeja de carne, por ejemplo, habéis notado que la bolsa o el envoltorio de plástico parecen hinchados, casi como un globo. Nos habéis preguntado si esto quiere decir que el alimento de su interior está en mal estado o si puede ocurrir simplemente porque haya entrado aire al envasarlo. Según los expertos a los que hemos preguntado, ambas opciones son posibles y el motivo dependerá de diferentes factores. Entre ellos, el método de envasado.
Para empezar a responder a vuestra pregunta habría que concretar de qué tipo de envasado estamos hablando ya que la conservación y vida útil que proporciona cada tipo es muy distinta. También su mantenimiento en refrigeración o congelación, según explica a Maldita Ciencia Lorenzo Mingallón, tecnólogo de los alimentos y maldito que nos ha prestado sus superpoderes.
Para conservar vegetales, carnes, pescados o lácteos (entre otros), minimizar posibles alteraciones y conseguir que aguanten más tiempo en buen estado, estos suelen envasarse bajo atmósferas protectoras. Por ejemplo, al vacío, cuando se quita el aire de su interior; con atmósfera controlada, cuando además se inyectan uno o más gases que se mantienen constantes, o con atmósfera modificada, cuando estos no pueden controlarse a lo largo del tiempo. En otras ocasiones se trata de algo mucho menos sofisticado, como una bandeja envuelta en film.
En general, lo más probable ante un envase anormalmente hichado es que la causa sea un fallo en la cadena de frío. "Al aumentar la temperatura, puede que alguna de las bacterias presentes en el alimento haya proliferado y emitido algún gas, lo que genera ese abultamiento en el envase", señala Mingallón.
Albert Monferrer, tecnólogo de los alimentos y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, recuerda a Maldita Ciencia que existen bacterias y levaduras que producen gas como resultado de su metabolismo. "En una barqueta (bandeja que se usa para el envasado) de alimentos esto no interesa. Es señal de que el producto ha fermentado (por ejemplo, por haberse estropeado). Hay que descartarlo", recomienda el experto.
Otra explicación es que el envase se hubiese dañado, permitiendo que se filtrase aire en él y lo hinchara. Las consecuencias, según Mingallón, es que "perderíamos las ventajas del envasado al vacío (salvo que estuviese congelado, aunque el producto podría sufrir quemaduras por el frío y perdería calidad)". Por no hablar de un producto en atmósfera modificada, que "directamente perdería los gases que aumentan su vida útil y lo protegen de la oxidación y la acción microbiana y se echaría a perder". En estos casos, lo mejor también es descartarlo ante la posibilidad de que se encuentre en mal estado.
Más causas de que ese envase de tu nevera parezca un globo: en caso de que se envasara en una atmósfera modificada puede que la cantidad de gases añadida haya sido alta y eso haya hecho que el paquete se hinche un poco. Esto, según Monferrer, a diferencia de los anteriores casos no sería un problema en relación al buen estado del alimento.
Por último, puede tratarse de un simple fenómeno físico, ya que los gases se dilatan o se contraen según la temperatura y la presión. "Una barqueta de alimento envasada en una fábrica bien refrigerada y que se deja a temperatura ambiente un día de calor se hincha por dilatación de los gases al aumentar la temperatura. Lo contrario es fácil de ver cuando metemos en la nevera una botella de plástico medio llena y que ha estado en la mesa del comedor mucho rato: al enfriarse, se chafa un poco", ejemplifica Monferrer.
"Por otro lado, una barqueta envasada a nivel del mar se hinchará si se vende en una zona de montaña. Es lo que pasa con los tuppers o bolsas de snacks cuando las compramos en la ciudad y nos vamos a la montaña a esquiar", añade.
Pero entonces, ¿qué debes hacer ante un alimento en un envase que se ha hinchado? "Como norma, lo mejor que podemos hacer es desecharlo", aconseja Mingallón. Como decíamos, entre las causas que pueden provocar este hinchamiento se encuentran las bacterias patógenas que pueden producirnos una intoxicación alimentaria. "Además, el cocinado no nos asegura su eliminación: algunas son termoresistentes o pueden haber producido alguna toxina que no se elimine con el calor", añade.
"Yo, en lo personal, no me comería ese producto por el riesgo de alteración del mismo (mal sabor y olor), que además puede causar alguna enfermedad gastrointestinal", opina en Maldita Ciencia Margarita Contreras Padilla, investigadora del Centro Académico de Innovación y Desarrollo de Productos (CAIDEP) de la Universidad Autónoma de Querétaro (México) y maldita que nos ha prestado sus superpoderes.
En este artículo han colaborado con sus superpoderes los malditos Albert Monferrer, Lorenzo Mingallón y Margarita Contreras.
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Primera fecha de publicación de este artículo: 09/11/2020