Tras el consultorio de la semana pasada en el que explicábamos por qué no había que enjuagarse la boca después de lavarse los dientes, esta vez nos habéis preguntado a partir de qué edad hay que empezar a cepillar los dientes a bebés y niños y si hay que emplear una pasta de dientes específica.
En primer lugar, debemos comentar que existe literatura científica que apunta a que la lactancia materna es beneficiosa para la salud bucodental de los más pequeños. A su vez, existen bastantes artículos que no encuentran evidencia científica de una relación entre lactancia materna y caries, según recoge la Asociación Española de Pediatría.
Como nos cuenta Iria Abalde, experta en salud bucodental y maldita que nos ha prestado sus superpoderes, el momento clave para comenzar el cepillado en un bebé es la aparición del primer diente, que suele ser en torno a los seis meses: “Si no hay dientes, no hay nada que hacer en las encías del bebé. Debe cepillarse desde el primer diente”.
En este documento de la Sociedad Española de Odontopediatría (SEOP) señalan unas recomendaciones para limpiar la boca del bebé. Antes de la erupción del primer diente, lo ideal es “utilizar una gasa húmeda, la punta de un paño limpio humedecido en agua o un dedal de silicona, para limpiar encías, lengua, interior de las mejillas y paladar”. Después del primer diente, “es obligado comenzar la higiene (esto es, el cepillado) dos veces al día, en la mañana y sobre todo, por la noche”.
La pasta que se debe emplear en bebés, según apuntan la SEOP y Abalde, debe tener entre 1.000 y 1.500 ppm (partes por millón) de flúor, un valor que aparece en todos los dentífricos e independientemente de si se está comercializando para un público infantil o adulto. Por otro lado, la cantidad de pasta que debe aplicarse es “de un grano de arroz en menores de 3 años y tamaño de guisante para mayores de esa edad”, apunta la experta.
Por último, y al igual que para los adultos, los niños y bebés no deben enjuagarse la boca tras el cepillado, sino únicamente escupir la pasta de dientes.
“Al acostumbrar al bebé a una limpieza dental suave y a pasar el hilo dental (que debe hacerse solo si hay un punto de contacto entre los dientes), se creará un patrón de cuidados bucales que lo acompañarán durante el resto de su vida”, destaca la SEOP.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes la experta en salud bucodental Iria Abalde.
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