Republicamos este artículo publicado originalmente por la Agencia Sinc el 5 de octubre de 2021.
El Comité de Medicamentos de Uso Humano (CHMP) de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha aconsejado la administración de una dosis adicional de las vacunas contra la covid-19 Comirnaty (BioNTech/Pfizer) y Spikevax (Moderna) a las personas con sistemas inmunitarios gravemente debilitados, al menos 28 días después de su segunda dosis.
La recomendación, hecha pública ayer por la tarde, llega después de que los estudios mostraran que una dosis adicional de estas vacunas aumentaba la capacidad de producir anticuerpos contra el SARS-CoV-2 en pacientes con trasplante de órganos.
“En personas [con sistemas inmunitarios debilitados] con trasplantes de órganos o hematológico, o tratamientos que deprimen las células b, claramente es necesaria la tercera dosis, y veremos si no se avecina una cuarta”, explica al COVID-19 Vaccine Media Hub Antonio Gutiérrez, farmacéutico y epidemiólogo y especialista en enfermedades infecciosas de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP).
“Se ha comprobado que más del 60-70 % de estos pacientes no responde a la vacuna como debiera. Incluso después de la tercera dosis la respuesta humoral es muy pobre, aunque está por dilucidar si habrá respuesta celular. La dosis extra es fundamental para ellos y para su entorno más cercano y convivientes”, añade.
¿Dosis extra para todos?
Además, tras evaluar datos que muestran un aumento en los niveles de anticuerpos, los expertos de la EMA han concluido que puede considerarse la administración de una dosis de refuerzo del fármaco de Comirnaty en la población general mayor de 18 años al menos seis meses después de completar la pauta.
“En individuos sanos no hay evidencias de que la tercera dosis pueda suponer un beneficio, tampoco en mayores de 65 años. Solo hay un trabajo que indica un aumento del nivel de anticuerpos cuando se da 6 meses después de la segunda dosis y haría falta más estudios que lo avalen”, apunta Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI).
“Al promocionar la tercera dosis damos la impresión de que las vacunas no están funcionando, y eso no es correcto: sí están funcionando. La prueba es que este verano hemos tenido una incidencia alta y las personas se han infectado pero no han enfermado gravemente, por lo que no hemos tenido un incremento importante de las hospitalizaciones”, continúa López Hoyos, exsecretario de la Sociedad Española de Trasplante (SET).
“Claro que aumentan los anticuerpos [tras una tercera dosis general], pero eso no quiere decir que la necesitemos. No he visto ningún estudio que indique que son necesarias en personas inmunocompetentes sin patologías de base y con un sistema inmunitario que funciona”, subraya Gutiérrez. “Nadie tiene anticuerpos contra enfermedades infecciosas toda su vida o la sangre sería como la horchata”.
Vacunas para todos, mejor que más vacunas para pocos
Manel Juan, jefe de Servicio de Inmunología del Hospital Clínic, es tajante: “La EMA no dice que haya que poner una tercera dosis, sino que se puede hacer. ¿Hace daño? No. ¿Es necesario? Pues cuando medio mundo sigue sin vacunar, y precisamente por eso nos estamos jugando que aparezca una variante para la que las vacunas no funcionen, no parece necesario ni lo mejor en la población general”.
“Pero los intereses son muchos. Las empresas que han producido las vacunas han tenido y siguen teniendo muchos beneficios, y continuarán presionando. Es fácil que cunda la idea de que si algo es bueno, como la vacuna, cuanto más, mejor, pero en este caso no es así. Tener más anticuerpos no significa estar más protegido, lo importante es tener memoria inmunológica celular específica”, puntualiza Juan.
“Por otra parte, una tercera dosis a inmunodeprimidos graves no pone en riesgo la disponibilidad de vacunas para aquellos a quienes no les llega, como en el tercer mundo, pues son un volumen pequeño de individuos. Pero si se decide poner a todos, sí”, concluye el experto.