La erupción del volcán ha producido inicialmente una gran columna o nube, a la que nos referimos coloquialmente como nube de cenizas. Pero el nombre técnico de esta nube que sale del volcán es de nube eruptiva, definida por el glosario de términos volcánicos del Instituto Geográfico Nacional (IGN) como la columna de gases, cenizas y material fragmentado que se lanza en la atmósfera durante una erupción.
Esta columna de material ascendente está compuesto principalmente de gases (sobre todo vapor de agua, dióxido de carbono, dióxido de azufre y ácido sulfhídrico) y de material más fino, partículas denominadas genéricamente piroclastos. Pero hay distinciones entre ellas y se diferencian por su tamaño, composición y por su dinámica de deposición. Estos piroclastos, además, proceden de la fragmentación del magma y entre ellos se incluyen las cenizas, aclara el IGN en su web.
¿Pero qué son las cenizas? Son partículas muy finas de roca pulverizada que se emiten durante una erupción volcánica, miden menos de 2 milímetros de diámetro y pueden ser sólidas o líquidas, según el IGN, que además las considera unos de los peligros más frecuentes de las erupciones volcánicas. "Su composición es similar a la de la lava emitida y por tanto está compuesta por fragmentos de vidrio volcánico y minerales. Es un material muy abrasivo y no conviene respirarlo ya que resulta nocivo para el ser humano. En general si la exposición no es alta ni prolongada en el tiempo, produce irritación en ojos y garganta", aclara a Maldita.es José María Cebriá, vicedirector del Instituto de Geociencias de Madrid (CSIC-UCM). *
No obstante, sí se puede formar un flujo de cenizas como tal, que el glosario define como una mezcla de gases y de fragmentos de rocas, de los cuales la mayoría tienen tamaño de cenizas, que salen de la boca de erupción en forma de un flujo turbulento de altas temperaturas que se mueve rápidamente independientemente de la topografía.
Imagen: Monumento a la virgen de Fátima en las inmediaciones de la erupción de La Palma. IGME-CSIC
* Actualizado el 24 de septiembre con las declaraciones de José María Cebriá, vicedirector del Instituto de Geociencias de Madrid (CSIC-UCM)
Primera fecha de publicación de este artículo: 23/09/2021