En supermercados y farmacias hay numerosos productos para limpiar las orejas y los oídos. El más habitual son los bastoncillos pero no es recomendable su uso ni meterse nada en el conducto auditivo.
Como indica a Maldita Ciencia Manuel Mozota, de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia, la cera de nuestros oídos es un lubricante natural que tiene una función fisiológica para defender de agresiones al tímpano y para la autolimpieza del conducto auditivo externo. La cera capta la suciedad y la piel muerta, que sale de forma natural por el oído.
Los bastoncillos, los dedos u otros objetos se deben evitar porque pueden dañar el conducto auditivo al producir erosiones que se pueden infectar y producir otitis o impactar la cera contra el tímpano. De esta forma crearía un bloqueo e impediría que la cera fuese expulsada de manera fisiológica, señala Mozota.
¿La alternativa? Usar un paño limpio y ligeramente humedecido para limpiar la oreja y la parte externa del conducto auditivo externo, concluye el médico. "La mejor manera de limpiar los oídos es no tocándolos, no metiendo ningún objeto o líquido dentro de ellos y dejando que, solo con el agua y jabón que nos cae durante la ducha, se limpien", añade Luis Lassaletta, presidente de la Comisión de Otología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC).
¿Pero qué pasa si el mecanismo de autolimpieza falla y se provoca un tapón de cera? Habría que acudir a una consulta para que un profesional lo retire, aclara Luissaletta
Primera fecha de publicación de este artículo: 09/12/2020