Se ha hecho viral un vídeo en el que una persona, antes de cocinar unas piezas de pollo, lo lava con agua y jabón para los platos.
Aunque el detalle del jabón ha despertado mucha sorpresa, lavar el pollo es una costumbre habitual para mucha gente. Sin embargo, no es buena idea hacerlo, ya que en vez de convertirlo así en un producto más seguro se consigue todo lo contrario: aumentar el riesgo de intoxicación alimentaria.
Lavar el pollo puede dispersar bacterias dañinas por su carne
Como decimos, lavar el pollo no es una medida eficaz para acabar con las bacterias y de hecho no es nada recomendable, ya que el agua puede esparcirlas. "Cuanto menos manipulemos el alimento en crudo, mejor, ya que la carne de pollo es muy activa a nivel microbiológico", explica a Maldita Ciencia el dietista Daniel Ursúa. "Si la lavamos, estaremos diseminando esa carga microbiana y aumentando el riesgo de contaminar superficies, trapos y otros utensilios", añade.
Lo mismo explica el tecnólogo de los alimentos Miguel Ángel Lurueña en este artículo publicado en Econsumer: "Lavar el pollo crudo favorece la dispersión de bacterias patógenas por la cocina. ¿Qué bacterias? Sobre todo, Campylobacter, que está presente en el intestino de animales sanos, como el pollo y el pavo, y que puede contaminar con facilidad su carne (y nuestros utensilios de cocina) si no se toman las medidas oportunas."
Otra opción para mucha gente es retirar la piel, que es la parte del alimento que está más en contacto con esas bacterias potencialmente dañinas. Sin embargo, tampoco esto es necesario. Según Santiago Belles y Gonzalo Arellano secretario y vocal de la Asociación Española de Ciencia Avícola (de la World Poultry Association), respectivamente, la principal recomendación desde que compramos el pollo para evitar este riesgo es mantener la cadena de frío.
En este artículo os contábamos muchos más bulos y datos sobre el pollo como alimento.
Primera fecha de publicación: 16/12/2020.
Primera fecha de publicación de este artículo: 16/12/2020