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MALDITA CIENCIA

¿Es saludable utilizar aceite de coco para cocinar?

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Ya sea porque esté de moda o porque os haya sorprendido el resultado al probarlo en ciertas recetas, nos habéis preguntado por el aceite de coco, sus propiedades y su posible uso en la cocina. A pesar de que hacen falta más investigaciones al respecto, actualmente no se considera una alternativa saludable y preferible respecto a otro tipo de grasas, como las del aceite de oliva virgen extra (AOVE). 

“Este aceite es un compuesto graso extraído del coco por diversos métodos. Sus propiedades son muy diversas, aunque las más destacadas son nutricionales y relacionadas con la cosmética”, explica a Maldita Ciencia Sevi González, dietista-nutricionista y maldito que nos ha prestado sus superpoderes. "Lo cierto es que, en la actualidad, no existe un consenso científico sobre las verdaderas propiedades de esta grasa en relación a la salud: los resultados obtenidos en los diferentes estudios son contradictorios", indican a Maldita Ciencia las dietistas-nutricionistas Fatima Japón y Anabel Moyano, que nos han prestado sus superpoderes. Aun así, ambas se decantan por el uso de de AOVE en la dieta habitual.

“Usado para cocinar, al ser una grasa muy agradable al paladar, es muy posible que a quien lo empiece a utilizar, le guste. Esto no quiere decir que sea una alternativa más saludable. Sobre todo, teniendo en cuenta que en España disponemos de la mejor grasa por excelencia en nuestra dieta y apta para todo el mundo, el AOVE,  muy lejos de parecerse a cualquier otra grasa y cuyos beneficios ya son conocidos por todos”, coincide González.

Según una revisión de estudios publicada en 2016 en la revista científica Nutrition Reviews, reemplazar el aceite de coco por grasas insaturadas (como las que proporciona el aceite de oliva) podría modificar el perfil lipídico, reduciendo así los factores de enfermedad cardiovascular. “Es decir, que el consumo de aceite de oliva sería más cardiosaludable que el de coco”, explica en su blog Marián (Boticaria) García, farmacéutica y tecnóloga de los alimentos. 

Por otro lado, un metaanálisis de 2020 de la Asociación Americana del Corazón (AHA) concluye que “no hay evidencia de los beneficios del aceite de coco sobre aceites vegetales no tropicales para la adiposidad o marcadores glucémicos e inflamatorios”. Además, añade que este no debe considerarse un aceite saludable para disminuir el riesgo de enfermedad cardiovascular.

Ahora bien, aunque el aceite de coco está compuesto en un 82% por ácidos grasos saturados, no todas estas sustancias son igual de perjudiciales, como explica García. “Aproximadamente el 50% de los ácidos grasos del coco son ácidos láuricos, que podrían tener algún efecto beneficioso”, indica. 

“La investigación sobre los beneficios potenciales del aceite de coco plantea preguntas importantes, pero es demasiado pronto para sacar conclusiones claras”, coincide en su página web la Clínica Mayo. Añade que, aunque tomar aceite de coco con moderación no se relaciona con grandes perjuicios para la salud, se necesita más investigación con grupos de estudio más grandes y seguimiento a largo plazo para conocer su impacto, el colesterol en sangre y los factores de riesgo cardiovascular.

De lo que no cabe duda es de que la evidencia científica apunta que las dietas ricas en grasas insaturadas, especialmente el aceite de oliva, podrían reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular. Un ensayo clínico realizado en España mostró que las personas que consumían una dieta de estilo mediterráneo mejorada con aceite de oliva virgen extra o nueces tenían un menor riesgo de ataque cardíaco, accidente cerebrovascular y muerte por enfermedad cardíaca que las personas que siguieron una dieta baja en grasas.

No por ello tenemos que eliminar por completo el consumo de aceite de coco. “Este puede ser útil en algunos platos o recetas, de vez en cuando. Pero, como grasa de elección, no debemos olvidar que el aceite de oliva virgen va a ser más interesante”, continúa García. “Y recordar que en España tenemos más olivos que cocoteros: no tiene sentido sustituir una grasa interesante desde el punto de vista nutricional y cardiosaludable por otra que no ha demostrado serlo y que tenemos que traer desde el otro lado del Atlántico”, concluye. 

Si quieres optar por el aceite de coco para alguna preparación, el consejo de Japón y Moyano es procurar que este sea virgen, prensado en frío. Hay que tener en cuenta que no es lo mismo el aceite de coco virgen, el que se extrae de la parte carnosa del alimento, que el aceite de coco transformado, sometido a altas temperaturas, que es el que se utiliza en productos ultraprocesados. 

Como recomienda la Clínica Mayo, “si te gusta el sabor del aceite de coco, úsalo con moderación como parte de una dieta global saludable”.

En este artículo ha colaborado con sus superpoderes las malditas y malditos Fátima Japón, Anabel Moyano y Sevi González, dietistas-nutricionistas.

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Primera fecha de publicación de este artículo: 31/03/2021

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