En Maldita Ciencia os hemos explicado por qué nos pitan los oídos y cuál es la mejor forma de mantenerlos limpios. Esta semana nos habéis preguntado por qué se producen las sorderas transitorias y cómo se curan. Algunas sorderas no permanentes pueden ser causadas por una otitis tras una complicación de un catarro. Otras, tras exponernos a un ruido intenso. Dependiendo del tipo de sordera, existen diferentes tratamientos.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos indican que “la pérdida de la audición puede ocurrir cuando alguna de las partes del sistema auditivo no funciona de la manera normal”. Según este organismo, existen diferentes tipos de pérdida auditiva. En función de lo que una persona escuche, la pérdida auditiva puede ser “leve, moderada, grave o profunda”.
La pérdida auditiva también puede ser transitoria o permanente. Manuel García Simal, otorrinolaringólogo del Hospital Ruber Internacional, cuenta a Maldita Ciencia que las sorderas transitorias son aquellas sorderas o hipoacusias que no son permanentes, es decir, que “duran solamente un determinado tiempo, sobre todo si se pone el tratamiento adecuado”. Según García, suelen durar horas o pocos días. Aunque la duración dependerá del diagnóstico.
La hipoacusia es la incapacidad total o parcial para escuchar sonidos en uno o ambos oídos, según Medline Plus, el servicio de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos. Las personas que la padecen pueden tener dificultad para seguir conversaciones cuando dos o más personas están hablando, para oír en ambientes ruidosos o para diferenciar sonidos agudos entre sí.
María José Lavilla Martín de Valmaseda, presidenta de la Comisión de Audiología de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC), cuenta a Maldita Ciencia que “la hipoacusia transitoria o pérdida auditiva transitoria es un cambio temporal en el umbral auditivo”. “Hay una pérdida de audición temporal que después se recupera, vuelve a su estado normal”, señala.
Hay dos tipos fundamentales de sorderas transitorias, según García: las hipoacusias de carácter conductivo y las hipoacusias de carácter perceptivo. Las primeras son aquellas en las que se produce un trastorno en la conducción del sonido hasta el oído interno. Esto sucede por ejemplo “cuando hay un tapón de cerumen en el conducto auditivo externo o moco o pus en el oído medio”.
Por otro lado, están las sorderas perceptivas. “Son aquellas en las que el problema es la percepción del oído del sonido en el oído interno, en el nervio auditivo o en el procesamiento cerebral del sonido”, indica.
Pero, ¿por qué se producen estas sorderas y a quienes suelen afectar? La Organización Mundial de la Salud indica que las pérdidas de audición pueden deberse a causas genéticas, complicaciones en el parto, algunas enfermedades infecciosas, infecciones crónicas del oído, el empleo de determinados fármacos, la exposición al ruido excesivo y el envejecimiento.
Las causas más comunes de la pérdida de audición temporal son, según Lavilla, los tapones en los oídos o la congestión nasal. “Tener los senos nasales taponados por un catarro, una infección o alergia puede producir una pérdida de audición temporal”, aclara.
También hay ciertos medicamentos como la aspirina que pueden producir hipoacusia reversible: “Cuando se detecta el problema, se opta por dejar esta medicación, ya que no existe tratamiento específico para revertir la ototoxicidad”.
García indica que las sorderas transitorias a veces se producen por una otitis que habitualmente aparece como complicación a un catarro de vías aéreas superiores”. Las otitis medias, según García, son más frecuentes en niños: “Se inician con un catarro nasal y, al bloquearse la comunicación de la nariz con el oído (trompa de Eustaquio), al principio el oído se llena de moco y, si no se pone el tratamiento adecuado, dicho moco se hace pus”. Este tipo de otitis puede durar semanas o incluso meses si no se trata.
Tanto las otitis externas (infecciones de la piel del conducto auditivo) como los tapones de cerumen son enfermedades que afectan al oído externo, tal y como explica el otorrinolaringólogo. “Son típicas del verano porque al entrar agua en el oído se puede infectar la piel del mismo o puede hincharse el tapón de cera en la piscina y bloquear el conducto produciendo una pérdida de audición transitoria”, señala. Aun así, pueden darse durante todo el año y afectan a personas de todas las edades.
La causa más frecuente de sordera transitoria del oído interno “es la exposición a un ruido intenso”. Según García, esta situación produce una lesión del oído interno, habitualmente transitoria, que produce un aumento del umbral auditivo y muchas veces ruidos o pitidos. “Todo el mundo ha experimentado una sordera transitoria al salir de una discoteca o de un concierto”, afirma.
Cómo se curan las sorderas transitorias va a depender de lo que las produzca. “Si es por un problema de oído externo, normalmente con tratamiento tópico y la extracción del tapón, si es preciso, es suficiente”, cuenta García.
Las lesiones de oído medio que producen sordera transitoria habría que tratarlas “tanto mejorando la permeabilidad nasal, con anticatarrales, corticoides intranasales, aerosoles o lavados nasales, como tratando el problema en sí del oído medio, habitualmente con antibióticos”. El tratamiento para la hipoacusia transitoria por una lesión en el oído interno “es muy variado, pero inicialmente suelen ser útiles los corticoides por vía oral”.
Para evitar las sorderas transitorias, lo más importante “es proteger a nuestros oídos del ruido intenso”. “Hay que tener cuidado con la exposición al ruido con auriculares, en conciertos, discotecas y en el trabajo. Al principio esta lesión es transitoria pero puede acabar siendo permanente si no cuidamos nuestros oídos”, señala el otorrinolaringólogo. También aconseja tratar los catarros rápidamente para evitar las otitis y acudir al médico para que revise nuestros oídos si tenemos una pérdida de audición. Un especialista podrá diagnosticar cuál puede ser la causa, ver dónde está la localización de la lesión y valorar el tratamiento más adecuado.
Primera fecha de publicación de este artículo: 25/03/2021