Nos habéis preguntado sobre el Nasalferon, unas gotas nasales que están aplicando a los viajeros y sus convivientes que llegan a Cuba. El Nasalferon es una versión nasal del interferón alfa 2-b. Los interferones son proteínas que se secretan en respuesta a la presencia de diversos patógenos. Pero no hay evidencias hechas públicas de que realmente sirvan para tratar o prevenir la COVID-19.
En marzo de 2020 un hospital de China publicó información sobre un ensayo clínico que mediría la eficacia y seguridad del interferón alfa 2-b como tratamiento en pacientes con coronavirus SARS-CoV-2. Pese a que la fecha estimada de finalización del estudio era el 30 de junio de 2020, no hay información publicada sobre este ensayo en la web clinicaltrials.gov. Igual ocurre con otro ensayo clínico del Nasalferon publicado en mayo de 2020 el Registro Público Cubano de Ensayos Clínicos: no hay datos públicos sobre este ensayo previsto con 30 voluntarios.
El Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB) de Cuba es la entidad científica detrás del Nasalferon. En las Jornadas Iberoamericanas Virtuales Coronavirus y Salud Pública organizada del 28 al 30 de septiembre de 2020 por la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP), el director de Investigaciones Médicas del CIGB, Gerardo Guillén, presentó resultados de un estudio con 12 voluntarios sanos a los que se aplicó Nasalferon. Hemos contactado con el CIGB para tener más información sobre las evidencias detrás del Nasalferon pero no hemos tenido respuesta.
En esos voluntarios, siempre según esta presentación que no ha revisada por la comunidad científica, se midió un efecto antiviral y activación de la respuesta inmunitaria como un aumento de los linfocitos B, células que producen anticuerpos, tras aplicarles Nasalferon. Pero “no es un artículo científico. Es una muestra pequeña, sin grupo control y sin criterios de valoración con importancia clínica relevante, como serían la incidencia de hospitalización, de ingresos en UCI o de muerte. Insuficiente para poder recomendarlo”, señala a Maldita Ciencia el epidemiólogo en el Instituto de Salud Carlos III y portavoz de la Asociación Madrileña de Salud Pública (AMASAP) Fernando García.
El portavoz de AMASAP destaca que “hay poca información hay sobre el Nasalferon. Mientras no haya nada publicado no podemos saber si es beneficioso o no”. Un estudio publicado en agosto de 2020 realizado en China midió los efectos del interferón inhalado. Los 68 pacientes COVID-19 que tomaron esa sustancia tuvieron menos hipertensión, disnea (sensación de falta de aire), diarrea y necesitaron en menor proporción ventilación e ingresaron menos en UCI. También fue menor el tiempo de hospitalización entre quienes tomaron interferon que entre quienes tomaron placebo. Pero tardaron el mismo tiempo en eliminar el coronavirus.
Además, García señala que inhalar no es lo mismo que un medicamento en forma nasal como el Nasalferon. El epidemiólogo destaca la poca evidencia que supone este estudio: “No fue un diseño de ensayo controlado y aleatorizado, que es el diseño adecuado para evaluar intervenciones terapéuticas. Aparte de que se trató de un estudio con muy pocos casos”. García concluye: “Nos gustaría que Cuba mostrase información científica contrastada disponible para sacar conclusiones y poder evaluar de forma independiente y crítica el Nasalferon. Tenemos una incertidumbre grande sobre los efectos de este inferferón a-2b en administración nasal”.