Nos habéis preguntado si las vacunas de la COVID-19 caducan. Sí, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos indican que todas las vacunas tienen fechas de vencimiento aunque algunas vacunas recomendadas de forma rutinaria tienen una fecha posterior al uso, que se calcula en función de la fecha en que se perfora el vial por primera vez y la información de almacenamiento en el prospecto.
El Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP) indica en su página web que las vacunas están sometidas a un control muy estricto y su fecha de caducidad también, “por lo que cualquier vacuna se utilizará hasta el último día del mes y del año que figuran en el envase”.
África González, catedrática de Inmunología del Centro de Investigaciones Biomédicas (CINBIO) y expresidenta de la Sociedad Española de Inmunología, explica a Maldita Ciencia que el tiempo de caducidad varía mucho de unas vacunas a otras dependiendo de su composición, de si lleva o no adyuvantes (sustancias para aumentar su inmunogenicidad y eficacia de una vacuna), el tipo de cubierta, si se mantiene o no la temperatura de conservación o los tipos de conservantes empleados. “Hay algunas que son más inestables que otras. Por ejemplo, las de ARN dependen mucho de la temperatura”, señala.
En el caso de las vacunas contra la COVID-19, los CDC afirman que la fecha de caducidad puede cambiar a medida que se disponga de más datos de estabilidad. Alcamí explica que dado que estas vacunas nada más fabricarse pasan al mercado, “no hay riesgo de que caduquen aunque se retrase su utilización unas semanas”.
Desde Maldita Ciencia nos hemos puesto en contacto con algunas de las principales compañías desarrolladoras de vacunas contra la COVID-19 para saber cuánto tardan en caducar. AstraZeneca nos ha remitido a este documento para profesionales sanitarios sobre la autorización de la vacuna en Reino Unido.
En él se indica que la vacuna de la Universidad de Oxford y AstraZeneca contra la COVID-19 tiene una vida útil de hasta seis meses mientras permanezca cerrada. Una vez abierta, debe usarse “tan pronto como sea posible y dentro de las seis horas siguientes”.
En el caso de la vacuna de Pfizer hay que tener en cuenta que debe almacenarse a -70 grados centígrados, una temperatura muy inferior a la de las vacunas actuales. Pfizer ha explicado a Maldita Ciencia que la distribución de su vacuna “se basa en un sistema flexible ‘justo a tiempo’ que permite enviar los viales congelados rápidamente a los puntos designados de vacunación en el momento de la necesidad”.
Esto, según la compañía, minimiza la necesidad de almacenamiento a largo plazo en cualquier lugar. “La vacunación en una situación de pandemia es rápida, con una gran demanda: no es necesario almacenar el producto en ningún lugar durante más de 30 días”, afirma.
Esta vacuna se puede almacenar de tres maneras, según Pfizer. Por un lado, en congeladores de temperatura ultrabaja, que están disponibles comercialmente y pueden extender la vida útil hasta seis meses. Por otro, en los expedidores térmicos de Pfizer, en los que llegan las dosis y que se pueden utilizar como unidades de almacenamiento temporal rellenándolos con hielo seco cada cinco días hasta un máximo de 30 días. Y por último, en las unidades de refrigeración que están comúnmente disponibles en hospitales. La vacuna se puede almacenar durante cinco días refrigeradas de dos a ocho grados, según Pfizer.
Moderna, que por el momento no ha contestado a Maldita Ciencia, asegura en su web que su vacuna se puede almacenar hasta durante seis meses a -20 grados centígrados. En ese periodo, indica que también podría estar hasta 30 días en condiciones normales de refrigeración una vez descongelada.