No es la primera vez que nos habéis preguntado por el pelo como posible medio de transmisión de la COVID-19. De hecho, en Maldita Ciencia ya hablamos de las barbas y del vello facial en relación a este tema. Hoy vuestra duda tiene que ver con las melenas tal cual. Nos habéis preguntado si llevar el pelo largo suelto o sin cubrir puede aumentar el riesgo de contagio por COVID-19. Como ya explicamos hace unos meses, por el momento no hay estudios que hayan investigado sobre ello.
Es evidente que si alguien estornuda o tose a nuestra espalda, tanto el SARS-CoV-2 como otros virus y como en cualquier otra superficie, estos podrían llegar a nuestra cabellera. Ahora bien, que esto suceda no significa que vaya a entrar en contacto con nuestras vías respiratorias y mucho menos que vaya a infectarnos.
"La supervivencia del coronavirus en el pelo aún no ha sido estudiada (o al menos los datos no están disponibles) de manera específica", explicaba a Maldita Ciencia Mónica Berjón Otero, investigadora especializada en Virología y Biología Molecular en el Max Planck Institute for Medical Research (Heidelberg, Alemania). Su recomendación era no obsesionarnos con el tema y simplemente seguir las medidas de seguridad.
María Pino, bióloga e investigadora en la Universidad de Emory (Atlanta, EEUU) y maldita que nos ha prestado sus superpoderes, coincide en que no existen evidencias científicas sobre que el pelo largo sin recoger o cubrir aumente el riesgo de contagio del SARS-CoV-2. "Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) no tienen ninguna recomendación especial sobre este tema", indica Pino y añade que, aunque "el virus puede depositarse en forma de aerosol en cualquier superficie, como el pelo, la probabilidad de que lo haga en una cantidad suficiente y de que sobreviva, sea infeccioso e incremente el riesgo de nuevas infecciones per se es poca".
Lo que sí muestran las evidencias científicas actuales es que la transmisión de la COVID-19 a través de superficies es menos frecuente de lo que se creía en un primer momento, al menos en las condiciones de la vida real.
"Nuestros hallazgos sugieren que es poco probable que la contaminación ambiental que conduce a la transmisión del SARS-CoV-2 ocurra en condiciones de la vida real, siempre que se cumplan los procedimientos de limpieza y las precauciones estándar", explican los investigadores del estudio, publicado en The Lancet. "Estos datos indican que la posibilidad de transmisión a través de superficies inanimadas es menos frecuente de lo que se reconocía hasta ahora", añaden.
Según explicaba en Maldita Ciencia Sonia Zuñiga, investigadora del Centro Nacional de Biotecnología en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CNB-CSIC), contagiarse a través de esta vía sería muy poco probable. Para ello, alguien nos habría tenido que toser cerca en el pelo, dejarlo lleno de goterones (para que hubiese carga viral importante) y que nosotros nos llevásemos esa misma zona a la nariz o la boca. “Una situación muy poco probable en el día a día de una persona”, indicaba la experta.
Primera fecha de publicación: 30 de noviembre de 2020.
En este artículo ha colaborado con sus superpoderes la maldita María Pino, bióloga e investigadora en la Universidad de Emory (Atlanta, EEUU).
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