No todos los casos de COVID-19 contagian por igual. De hecho, un estudio estima que un 10 % de estas personas estaría contribuyendo a un 80 % de las transmisiones. A estos casos se les denomina supercontagiadores. Por el contrario, hay quienes pueden no transmitir el coronavirus SARS-CoV-2. ¿Qué factores influyen para que una persona contagie más que otra? ¿A cuántas personas se puede llegar a contagiar? ¿Cómo puede servir para combatir la pandemia el conocimiento sobre los supercontagiadores? Os lo explicamos.
Algunas personas contagian a muchos contactos y otras, a muy pocos
Miguel Hernán, epidemiólogo de la Universidad de Harvard (EEUU), explica a Maldita Ciencia que una característica de este coronavirus es la heterogeneidad de transmisión: “Algunos infectados contagian a muchas personas y otros a nadie”.
“Los supercontagiadores son aquellas personas que, como dice su propio nombre, contagian más de lo normal a un número de personas susceptibles”, afirma a Maldita Ciencia María Dolors Vidal Roig, secretaria del Grupo de Difusión de la Sociedad Española de Microbiología.
En el caso del coronavirus, como hemos mencionado, una investigación ha concluido que el 80 % de transmisiones son producidas por aproximadamente un 10 % de los casos. Pero aún se desconocen muchos detalles al respecto. Por ejemplo, si los supercontagiadores desarrollan síntomas o no y por qué algunas personas diseminan el virus mejor que otras.
Dolors explica que, por el momento, no hay estudios que determinen con exactitud la edad o el género que suelen tener estos supercontagiadores. Además de factores microbiológicos, también influye en que una persona contagie más que otra su propio comportamiento.
La viróloga Sonia Zúñiga, investigadora de coronavirus en el Centro Nacional de Biotecnología, cuenta a Maldita Ciencia que “se han descrito eventos de transmisión por supercontagiadores tanto en esta pandemia causada por el SARS-CoV-2, como en las causadas por los anteriores coronavirus humanos potencialmente letales (SARS-CoV y MERS-CoV)”.
Por cada caso de COVID-19 se producen unos tres contagios de media
Cuando una persona está contagiada, ¿cuál es la media de personas a las que suele contagiar? Este dato se analiza mediante el parámetro R0, que se denomina índice reproductivo básico. Este parámetro lo utilizan los epidemiólogos para ver cómo de infeccioso es un microorganismo y, según Vidal, se aplica sobre todo en virus en momento de epidemias.
Es decir, R0 mide cuántos contagios se producen de media por cada caso. La microbióloga sostiene que el virus más infeccioso que se conoce es el del sarampión. Una revisión científica indica que el R0 del sarampión oscila entre 12 y 18. Es decir, una persona que tenga el virus puede contagiar a más de 12 personas de una vez.
“Otros valores son de entre uno y dos para el virus de la gripe, entre dos y tres para los coronavirus SARS y SARS-CoV-2 y de cinco para el virus de la varicela, por ejemplo”, añade Vidal. Diferentes investigaciones indican que el número reproductivo del SARS-CoV-2 es alrededor de tres. Esto significa que, en promedio, cada persona transmitirá el virus a otras tres personas aproximadamente.
Según cuenta Vidal, el parámetro R0 fluctuará cuando la epidemia está en auge (será mayor) y bajará cuando la epidemia esté acabando, porque tiene que ver con la inmunidad de rebaño: “Si hay más personas inmunizadas, el valor R0 baja porque hay menos personas a las que infectar. Por ello, se utiliza también para predecir cuándo puede finalizar una epidemia”.
Los supercontagiadores “pueden producir brotes explosivos a partir de incidencias muy bajas en poco tiempo”
En el caso del coronavirus, como hemos comentado, se estima que los supercontagiadores pueden ser los responsables de tres cuartas partes de las transmisiones. Y, por el contrario, hay personas que no contagian. Esto también ocurre con otras infecciones, según Vidal.
La microbióloga considera que todo depende de si el contagiado tiene “un sistema inmune permisivo al virus o que directamente destruya de manera inmediata la célula infectada sin dejar al virus propagarse”. “Todos conocemos casos cercanos en familias donde uno ha salido positivo, incluso con síntomas y el resto de la familia ha sido negativa. Hay muchos factores que influyen en esto”, comenta.
Para decidir si el ritmo de una infección es de un tipo u otro, los científicos usan otro parámetro, el factor de dispersión K. Un valor de K bajo sugiere que una pequeña cantidad de personas infectadas son responsables de una gran transmisión de la enfermedad.
Víctor Jiménez Cid, catedrático de Microbiología de la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Sociedad Española de Microbiología, lo explica así a Maldita Ciencia: “Pongamos que R0 es 3, es decir, que por cada caso va a transmitir el virus a otras tres personas. En realidad es una media. Puede que el 100 % de los contagiados se lo transmitan a 2 o 4 personas o que un 70 % de personas no se lo contagien a nadie y haya un 10 % que se lo contagien a 10, 20 o 30 personas”. La media de contagios por caso (R0=3) podría ser la misma, pero la dispersión (K) “es tremenda en el segundo caso”.
Esto es lo que mide el parámetro K, que da una idea de lo importantes que son los transmisores múltiples o supercontagiadores en el desarrollo de la epidemia: “Especialmente porque pueden producir brotes explosivos a partir de incidencias muy bajas en poco tiempo”.
Cuanto menor sea este parámetro, más transmisiones se producen en grandes agrupamientos de personas. Una investigación indica que el K de la COVID puede ser muy pequeño, de un 0.1. Es decir, tal y como explica El País, menor incluso que el SARS (0.16) o MERS (0.25) y mucho menor que la gripe (1). Por lo tanto, en el caso de la COVID, un menor número de personas sería el responsable de una mayor dispersión.
Una carga viral alta, acudir a espacios mal ventilados o ponerse mal la mascarilla aumentaría el riesgo de contagiar a otras personas
Existen algunos factores que influyen en que una persona contagie más que otra. Los supercontagiadores, según Vidal, suelen tener una carga de virus muy elevada en las vías respiratorias superiores y una alta capacidad de multiplicación del virus en esas vías. “Los pacientes con el virus ya más introducido en vías bajas, en pulmones con cuadros de neumonías, por lo general, expulsan menos virus”, añade.
Además de ser personas con una carga viral alta, es muy importante su comportamiento social, según Jiménez. El investigador explica que una persona que en 24 horas acuda a diversos eventos multitudinarios en espacios cerrados o mal ventilados, que no utilice la mascarilla de manera correcta o que por su profesión o sus costumbres (camareros, profesores, entrenadores) respire fuerte o hable alto puede causar múltiples contagios. Mientras tanto, una persona con idéntica carga viral elevada que no se mueva en diversos escenarios o no sea especialmente activo en su interacción social “limitará la transmisión a su entorno íntimo”.
“No va a contagiar lo mismo un corredor de bolsa que después de su jornada va de compras a un centro comercial atestado con la mascarilla mal ajustada, al fútbol y luego a beber y a cantar a un karaoke que una monja de clausura con su misma carga viral”, compara.
Por qué con las pruebas actuales es difícil saber con precisión si una persona es supercontagiadora
¿Hasta qué punto es posible saber si alguien es supercontagiador? “No podemos saberlo con precisión”, responde Vidal. Para ello, “deberían hacerse estudios de cargas de virus en las personas que se rastrean”.
En las PCR que se están realizando para determinar si eres portador del virus se utiliza un hisopo que se introduce en la cavidad nasofaríngea (un examen con el que se analiza una muestra de las secreciones de la parte superior de la garganta, por detrás de la nariz, para detectar organismos que puedan causar la enfermedad).
“Pero no se determina qué cantidad de virus tienes, solo si eres positivo o negativo. Es decir, si tienes genoma vírico o no. Y no se determina esa carga viral, porque no se sabe con exactitud cuánta muestra se obtiene y hay mucho sesgo en los que toman las muestras”, sostiene.
“Podemos cuantificar virus en muestras conocidas, por ejemplo, en un mililitro de sangre u orina (muestras habituales en el diagnóstico de otras patologías infecciosas). Ahí sí podemos decir cuántos virus tienes por mililitro, pero no de un hisopo donde no sabemos cuánto moco o líquido hemos cogido y si se ha hecho del sitio adecuado”.
Encontrar a los supercontagiadores puede ayudar a identificar a otros infectados de manera eficiente
Saber más sobre los supercontagiadores puede ser esencial para fijar pautas epidemiológicas en el control de la pandemia. Un estudio de unos 60 eventos de superpropagación muestra que los eventos en los que una persona infecta a más de seis personas son mucho más comunes de lo que se esperaría si las tasas de transmisión siguieran las distribuciones estadísticas comúnmente utilizadas en epidemiología.
Por ello, los investigadores indican que la prevención de eventos de superpropagación podría tener un impacto significativo en la transmisión general de COVID-19. Por ejemplo, sugieren evitar que alguien se reúna e interactúe con más de 10 personas.
Para poder identificar eventos de transmisión causados por supercontagiadores, Zúñiga considera necesario hacer una muy buena trazabilidad de todos los contagios, estudiando en detalle todas las cadenas de transmisión. “Cosa que, desgraciadamente, en muchos casos no se está haciendo”, añade.
Hernán también considera que se puede aprovechar esta heterogeneidad de transmisión para diseñar estrategias de rastreo especialmente útiles de cara a controlar el virus. “La idea es encontrar quién te ha contagiado en vez de preocuparse solo por a quién has contagiado tú. Así se encuentra a los supercontagiadores y se pueden identificar a otros contagiados de manera más eficiente”, sostiene.
El rastreo de las cadenas de transmisión hasta su fuente es, si se hace rápido, “una de nuestras mejores armas para reducir la transmisión de un virus con tanta heterogeneidad de transmisión”. En Japón y otros países asiáticos, según cuenta, este rastreo ha sido una de las bases de su éxito de gestión de la pandemia.
“Menos bulos, más rigor científico” es un proyecto de DKV Salud con contenido editorial de Maldita.es.
Primera fecha de publicación de este artículo: 16/11/2020.