Por 118º viernes consecutivo: ¡hola, malditas y malditos! Una vez más venimos con las pilas cargadas a responder todo aquello que os genera dudas (bueno, todo no, pero sí cuatro de las que nos habéis planteado esta semana). Aguacates, corazones, sueño y sutiles llamadas de la naturaleza. Otra cosa no sabemos, pero variedad, hoy, tenemos un rato.
Y como seguimos necesitando vuestra incertidumbre semanalmente, os recordamos que nos podéis hacer llegar todas las preguntas que se os ocurran por Twitter, Facebook, correo electrónico ([email protected]) o a través del nuevo chatbot de WhatsApp (¡guárdate el número! +34 644 22 93 19). Por nuestra parte, todo dicho. Vamos al lío.
¿Por qué nos cuesta más ir al baño cuando estamos fuera de casa?
"Finde fuera de casa" (dentro de tu comunidad autónoma si estás bajo cierre perimetral, ojo). Si es que suena de fábula. El problema asoma la cabeza, y nunca mejor dicho, a la hora de ir al servicio. ¿Eres incapaz de reaccionar ante la llamada de la naturaleza si estás lejos de tu váter de confianza? Pues mucha gente sí, y esto tiene un nombre: parcopresis, las condiciones psicológicas que implican una dificultad o incapacidad para defecar en un entorno público. En relación a las aguas menores, recibe el nombre de paruresis.
Esto ni pasa siempre ni a todo el mundo. "Depende de las personas, para la gente más pudorosa (o menos habituada) esto sucede con más frecuencia", explica a Maldita Ciencia Aurora Gómez, psicóloga de Corio Psicología. "Cuando estamos realizando nuestras necesidades biológicas es un momento muy vulnerable, por eso necesitamos estar relajados", añade. De hecho lo ideal es que incluso la musculatura involucrada disfrute de cierta relajación para comenzar.
Según explica a Maldita Ciencia Carlos Suárez, médico especialista en el aparato digestivo del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas (CMED), la defecación es un acto fisiológico cuyo hábito y ejecución ha sido modificado por la civilización y los condicionamientos sociales. Esto, según el especialista, puede observarse incluso en animales adiestrados, usualmente mascotas.*
"Excluyendo factores como las modificaciones dietéticas, la ingesta de líquidos y la actividad física (que permanecen sin cambios en la situación a la que no referimos), la dificultad para evacuar en estos casos obedece a variaciones en la rutina, al haber convertido la defecación, en mayor o menor medida, en un reflejo condicionado", indica Suárez. "Aspectos tales como el horario, el entorno social, el ambiente físico, la interpretación o percepción de inadecuada limpieza del baño, así como la sensación de garantías insuficientes de intimidad respecto a olores o ruidos asociados determinan esta conducta, sin que habitualmente, tenga importancia", añade.
"Además, nuestro propio baño ya nos es familiar y tener la experiencia de que es seguro nos relaja. Si eso le sumas los mecanismos de condicionamiento, ya solo con abrir la puerta nos sentimos predispuestos a ir al baño; al igual que entrar en el dormitorio nos predispone para dormir", señala la psicóloga.
En cambio, cuando a la gente le cuesta ir al baño por pudor, cuanto más conscientes son de este, más en tensión se sienten. Por eso es buena idea realizar algún ejercicio de relajación. "Yo recomendaría que se formaran un ritual en casa, que pudiera ser 'exportado' a un baño ajeno. Por ejemplo escuchar música con los auriculares", aconseja Gómez. Suárez concluye que esta es una situación que "no reviste gravedad alguna y usualmente autolimitada, a la que el organismo se adapta desarrollando nuevas rutinas".
¿Es cierto que el corazón de las mujeres es más pequeño y late más rápido que el de los hombres?
Hay un vídeo que afirma que el corazón de las mujeres es más pequeño y late más rápido que el de los hombres. Como nos habéis preguntado si es cierto lo que dice, os respondemos: en términos generales sí es más pequeño, pero tiene más que ver con el tamaño corporal que con el género per se.
El tamaño del corazón equivale aproximadamente al puño de la persona aunque "puede variar el peso y el tamaño según la compresión física", explica Antonia Sambola, adjunta de la Unidad de Cuidados Agudos Cardiológicos del Hospital Vall d'Hebron (Barcelona) y coordinadora del Grupo de Trabajo de Mujeres en Cardiología de la Sociedad Española de Cardiología.
"Es verdad que en general las mujeres tienen un corazón menor pero porque su envergadura en general es menor. Los hombres y mujeres pequeños tienen un corazón más pequeño, pero a mismo tamaño de complexión y tamaño corporal no creo que sea menor", explica Sambola.
¿Y qué pasa con el latido? Una revisión de artículos de 2014 concluía que la frecuencia cardíaca masculina adulta media es de entre 70 y 72 latidos por minutos frente a los entre 78 y 82 latidos por minutos de media de las mujeres adultas y, de nuevo, la diferencia se debe en gran medida al menor tamaño que, generalmente, tienen las mujeres. Según otro estudio, las mujeres tienen de forma más frecuente taquicardias y arritmias que los hombres.
¿Por qué es importante para la salud dormir lo suficiente y cuánto es "lo suficiente"?
Ya es viernes y quizás sólo estés pensando en aprovechar el fin de semana para dormir lo que no has podido durante la semana. Si es así, seguro que te interesará saber para qué sirve dormir y cuántas horas es suficiente, que seguramente hayas oído que son ocho. La respuesta corta es que el sueño cumple diversas funciones de regeneración y que lo suficiente es lo que pida tu cuerpo (o al menos siete horas).
Laura Lillo, la codirectora del Programa de Medicina del Sueño de la Unidad de Neurología del Hospital Ruber Internacional, explica que "el sueño es una necesidad fisiológica, y como tal su privación, tanto aguda como crónica, tiene graves consecuencias sobre la salud". Sus efectos a corto plazo pasan por un empeoramiento en nuestra atención y memoria, un impacto en nuestro ánimo y conducta, "de manera que nos volvemos irritables y más impulsivos", según Lillo.
"El sueño es una función biológica, igual que comer o respirar. Sirve para la regeneración de los tejidos, del sistema cognitivo y del sistema inmune. Durante el sueño aumenta la secreción de la hormona del crecimiento e inhibe parcialmente la secreción del cortisol (la hormona del estrés)", cuenta Odile Romero, jefa de sección de la Unidad del Sueño del Hospital Universitario Vall d’Hebron y coordinadora del Grupo de Trabajo de Insomnio de la Sociedad Española del Sueño.
A largo plazo, la privación de sueño ha demostrado favorecer el desarrollo de obesidad, hipertensión arterial y diabetes tipo 2, lo que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como el infarto agudo de miocardio y el ictus, y, en último término, aumenta la mortalidad. La carencia de sueño favorece también la presencia de trastornos del ánimo, como la depresión, aclara la médica.
¿Y cuántas horas son suficientes? Según una declaración conjunta de consenso de la Sociedad de Investigación del Sueño y la Academia Estadounidense de la Medicina del Sueño, los adultos deberían dormir al menos siete horas o más por noche de forma regular para promover una salud óptima. Dormir por debajo de las siete horas diarias se asocia con una función inmunológica disminuida, mayor dolor, menor rendimiento, más errores y mayor riesgo de accidentes, según estas dos sociedades científicas.
En cambio, dormir más de nueve horas habitualmente puede ser apropiado para jóvenes adultos, personas que se recuperan de privación del sueño y personas con enfermedades. Para otros casos, no está claro si dormir más de nueve horas es un riesgo para la salud, afirma esta declaración conjunta.
"La necesidad de sueño es una característica individual, que depende en gran medida de factores genéticos. En general, en adultos, la mayoría de la población precisa dormir entre 7-8 horas por noche", afirma Lillo. Romero señala que las horas necesarias de sueño son las que hagan falta "para estar bien durante la vigilia. Hay dormidores cortos que con seis horas tienen suficientes y dormidores largos. Está identificado genéticamente".
Además de que las horas de sueño que necesitamos dependen de cada persona, esta cantidad varía con la edad: "Los niños necesitan dormir más, los recién nacidos precisan de media 14-17 horas al día, que se van reduciendo progresivamente, hasta las 10-13 horas en la edad preescolar, a las 9-11h en la edad escolar. Al envejecer, no se reducen las horas de sueño necesarias al día, pero sí se distribuyen de una manera diferente, ya que el sueño nocturno se fragmenta por la aparición de despertares más frecuentes. Por ello a esta edad suele ser necesario un periodo breve de descanso diurno", es decir, de siestas, aclara Laura Lillo.
Por mucho TikTok que lo diga, ¿de verdad el aguacate es rico en potasio? ¿A qué se debe su color verde?
Y para cerrar el consultorio de hoy, vamos a aclarar una de las cuestiones que lleva semanas circulando por TikTok e Instagram en forma de vídeo y audio virales: "¿Cómo surge ese color verde del aguacate por dentro?" (estarás harto de escuchar en estas redes sociales). Pero sobre todo, ¿es realmente una fuente de "potatsio" (potasio)? Lo cierto es que sí.
Beatriz Robles, dietista-nutricionista y tecnóloga de los alimentos, lo confirma: "La cantidad de potasio que aporta es similar a la de un plátano (de 350 a 400 mg), pero es más fácil comerse este último que un aguacate entero", señala. Además, añade que su componente fundamental es el agua, como en todas las frutas (de un 70 a un 80%) y que, en comparación con el resto, su porcentaje en grasas es algo más alto (entre un 5 y un 20%). "Proporciona menos hidratos de carbono que otras (6 - 7%), proteínas de buen valor biológico similares a las de las nectarinas (1 - 2 g) y vitamina E, antioxidante", añade.
"El aguacate tiene mucho potasio, también es fuente de aceites esenciales, fibra, etc., pero es importante que la gente entienda que es bueno y recomendable comerlo porque es una fruta y sabemos que nos conviene comer entre tres y cinco raciones de estas (y de verduras) al día. Así de sencillo", coincide el dietista-nutricionista Daniel Ursúa.
También incide en que, hablando de las propiedades o composición de los alimentos, "es muy fácil caer en el nutricionismo, que supone pensar en nutrientes o composición en lugar de en alimentos". En su opinión, esto no es lo más adecuado.
Con respecto a su color, sí es verde, pero no uniforme. "La tonalidad cambia según su variedad y el punto de maduración. El aguacate Hass, que es el que consumimos habitualmente, pasa de verde vivo a verde oscuro y casi negro", explica a Maldita Ciencia Robles. "Se debe fundamentalmente a la presencia de clorofila (pigmentos de color verde) y carotenoides (los compuestos responsables de la coloración de gran número de alimentos vegetales y animales)", continúa. La misma causa que explica el color de la pulpa: verde oscuro exterior, pálido en el medio y amarillenta en la zona más cercana a la semilla.
Una vez más, aunque a veces se utilice esta carta de presentación, por mucho potasio que tenga, el aguacate no es un superalimento (entre otras cosas, porque los superalimentos no existen). "No hay ningún súper alimento, igual que no hay alimentos imprescindibles", señala Robles. "Sí que puede ser un alimento saludable, con un buen aporte de grasa de muy buena calidad; pero ni va a mejorar nuestra salud, ni corregirá efectos adversos debidos a malos hábitos", añade la experta.
Ursúa, además, comenta a Maldita Ciencia un dato curioso. ¿Sabías que, si no fuera por la intervención humana, esta fruta (sí, lo es) se extinguiría? "Se trata de una fruta que comían los grandes herbívoros: rompían el hueso y días más tarde lo expulsaban en otro sitio...", explica el dietista-nutricionista. "Los herbívoros actuales no se comen semejante hueso y como fruta no se ha adaptado. Así que como planta, se extinguiría".
Antes de que os vayáis...
Como todas las semanas llegados a este punto nos gustaría recordaros que estamos aquí para resolver todas las dudas y preguntas que tengáis respecto a información científica, pero que si lo que te inquieta tiene que ver con un diagnóstico, tratamiento o afección personal, lo único que podemos aconsejarte es que acudas a un profesional sanitario que conozca personalmente tu caso y pueda tratarte adecuadamente.
*Hemos añadido las declaraciones de Carlos Suárez, médico especialista en el aparato digestivo del Centro Médico-Quirúrgico de Enfermedades Digestivas (CMED).
Primera fecha de publicación de este artículo: 20/11/2020.