Algunos de vosotros os preguntáis cómo volver a la normalidad tras una dieta que limitaba determinados alimentos (sobre todos los considerados menos saludables y muy grasientos). De ahí vuestra consulta: ¿por qué, al hacer una dieta baja en determinados tipos de grasas, al volver a incorporarlas a nuestro menú habitual, parece que estas causan molestias en nuestro estómago?
"Cuando optamos por dietas restrictivas en un nutriente o en un grupo de alimentos, disminuyendo sustancialmente su aporte durante un tiempo, podemos presenciar síntomas de malabsorción al reincorporarlo", explica a Maldita Ciencia Diana Díaz Rizzolo, nutricionista e investigadora biomédica en diabetes y obesidad. "Habitualmente, esas molestias son temporales y pueden ser debidas a cambios en la composición de la microbiota intestinal transitoria o producción de enzimas específicos de absorción", añade la experta.
Ahora bien, a pesar de ello, Díaz recuerda que si la reincorporación proviene de alimentos ultraprocesados y que no son saludables, deberíamos plantearnos si existe algún interés en reeducar a nuestro organismo y facilitarle de nuevo su digestión.
"Realmente no son tanto las grasas como los alimentos procesados", coincide Bárbara Sánchez, dietista-nutricionista, y añade a Maldita Ciencia que, cuando realizamos una dieta libre de alimentos procesados, la microbiota intestinal lo nota y lo agradece. "Al introducir un alimento no tan sano o rico en grasas lo que ocurre es que nuestro sistema digestivo no es capaz de procesarlo, y lo toma como un ataque. Por eso nos sienta mal", aclara.
Sánchez opina que "a lo bueno es fácil acostumbrarse, no al revés". "Las grasas o productos muy grasos los notamos más porque el proceso de digestión realmente es más lento y requiere más trabajo, con la acción de ácidos gástricos y biliares. Si habíamos acostumbrado a nuestro sistema digestivo a no tener esos 'ataques' es normal que ahora responda de esa forma", explica. Por eso, si nuestra alimentación se basa en productos frescos (carne, pescado, fruta o verdura) tendremos una microbiota saludable que conlleva un buen estado de salud, como recuerda la experta.
De hecho, los resultados de este estudio publicado en 2019 en la revista British Medical Journal apuntan a que, en comparación con una dieta baja en grasas, el consumo a largo plazo de una dieta grasa no es recomendable. Entre otras causas, esta originaría cambios en la microbiota intestinal y en los factores proinflamatorios en adultos jóvenes sanos cuya dieta cambia de una tradicional (baja en grasas y alta en carbohidratos), a una con mayor contenido en grasa.
Primera publicación de este artículo: 03/09/2020.
Primera fecha de publicación de este artículo: 03/09/2020