Algunos de vosotros nos habéis planteado que si algunas sustancias, como el MMS o el CDS, se pueden utilizan para desinfectar hospitales o potabilizar el agua, por ejemplo, por qué no podrían ser útiles también para hacerlo con los alimentos o, directamente, con nuestro cuerpo, bebiendo estas soluciones.
Por si no sabes a qué nos referimos con tanta sigla, MMS son las siglas en inglés de Miracle Mineral Solution o Miracle Mineral Suplement (suplemento o solución mineral milagrosa), una disolución de clorito de sodio en agua. El clorito de sodio es un tipo de blanqueante industrial que se utiliza en la industria papelera y en la textil, como ya explicábamos aquí. Algunos grupos y personas defienden que consumir esta sustancia de forma habitual ayuda a protegerse y a curar todo tipo de enfermedades, desde el ébola hasta la COVID-19. Algo de lo que no hay ninguna evidencia, ya hemos hablado de ello aquí.
Tanto esta sustancia como el dióxido de cloro (CDS) en el que se transforma tienen una fuerte acción oxidante, y consumirlo puede producir dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea, intoxicaciones, fallo renal y alteraciones sanguíneas.
Es decir, el MMS es un producto tóxico y corrosivo del que hay documentados casos de graves daños renales en caso de sobredosis. Probablemente sea poco dañino en las dosis bajas que mucha gente consume, pero sigue siendo peligroso si se consume de forma habitual y, en cualquier caso, no va a producir ninguna mejora en la salud, por lo que no parece un riesgo que merezca la pena correr.
Además de la alerta sobre la ingesta de MMS emitida en 2010 por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), son numerosas las agencias gubernamentales sobre seguridad de medicamentos que se posicionan en contra del consumo de esta sustancia. Entre ellas, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), la canadiense Health Canada y el Instituto Federal de Evaluación de Riesgos alemán.
"Que un producto sirva para desinfectar superficies o para potabilizar agua, no quiere decir que lo puedas ingerir directamente", aclara a Maldita Ciencia Elena González, bióloga especialista en seguridad alimentaria y maldita que nos ha prestado sus superpoderes. "Ocurre lo mismo con el detergente de lavavajillas, ¿por qué no se puede utilizar para lavar alimentos si se utiliza para lavar platos y cubiertos? Pues porque no está pensado para ese uso y el efecto de una sustancia química no es la misma sobre un material inerte que sobre células vivas", explica.
Como apunta González, las superficies de suelos, paredes o techos no tienen nada que ver con el organismo humano y, al igual que la lejía industrial no es tóxica para un azulejo, pero sí para nuestras células; el MMS y el CDS son sustancias muy oxidantes que pueden provocar numerosos efectos adversos, e incluso graves, a las personas que los consumen. "Sí es verdad que matan a virus y bacterias, pero también matan a las células sanas. No son medicamentos, en ningún organismo oficial están reconocidos como tales", concluye la bióloga.
Como explicaba a Maldita Ciencia Gemma del Caño, experta en industria alimentaria, en este artículo, para desinfectar correctamente las frutas y verduras tenemos que lavarlas bajo un chorro de agua fría, frotando bien. "Si queremos dejarla en remojo con líquido desinfectante, debemos asegurarnos de que este sea de uso alimentario y de aclararlo bien después, para eliminar los restos que pudieran quedar", incide Del Caño.
Miguel Ángel Lurueña, tecnólogo de los alimentos, explica paso a paso todo el proceso para evitar el coronavirus en alimentos a través de esta infografía: