Nos habéis hecho llegar algunas dudas de en qué casos sigue siendo necesario acudir al hospital, más allá de la COVID-19. Uno de los casos claros son los síntomas de infarto. De hecho, el Ministerio de Sanidad recuerda que el infarto agudo de miocardio es una emergencia médica que requiere un rápido diagnóstico y tratamiento. “Su mortalidad es mucho mayor que la producida por el COVID-19”, explica en una infografía.
Miguel Ángel Cobos, cardiólogo del Hospital Clínico San Carlos, explica a Maldita Ciencia que un infarto se produce cuando “en un determinado momento la sangre que circula por las arterias coronarias se ocluye y el territorio que está alimentado por esa arteria se muere”: “Es decir, un trozo del corazón se muere de forma irreversible”. En una situación de este tipo, cada segundo cuenta. Si sospechas que tú o alguien de tu entorno puede estar sufriendo un infarto, Sanidad recomienda llamar cuanto antes al 112.
En las primeras horas del infarto hay mucho riesgo de arritmias ventriculares graves o incluso mortales, tal y como afirma Cobos: “Si ocurre una arritmia, es algo que en un hospital se soluciona fácilmente, pero en tu casa no tiene remedio en absoluto”. Además, una vez en el hospital, “se abre esa arteria ocluida”. “Se dice que el tiempo es músculo. Cuanto más tiempo pase una persona con la arteria ocluida, más músculo se va a ver muerto y menos vamos a poder recuperar”.
Los síntomas, tal y como recoge el Ministerio de Sanidad, pueden variar de una persona a otra. Entre ellos, habitualmente está el dolor opresivo en el centro del pecho que puede extenderse a la mandíbula, el cuello, el brazo izquierdo o incluso a ambos brazos. En ocasiones este infarto también se manifiesta con dolor en la parte alta del abdomen, sudoración fría, palpitaciones o náuseas.
Cobos cuenta que “por desgracia, los síntomas son inespecíficos”. Por ello, señala la importancia de acudir al hospital ante “cualquier dolor o molestia torácica que no sepamos lo que es”. En el centro en el que trabaja, el Hospital Clínico San Carlos, “ha descendido hasta un 40% el número de ingresos por enfermedad coronaria aguda”. Lo achaca a dos posibles factores: “Por un lado, quizás se ha producido una disminución de la aparición de infartos. Por otro, la gente no está yendo a las urgencias cuando debería ir”.
El cardiólogo considera que muchas personas no van a urgencias por miedo a la COVID-19. E insiste: “El hospital es un sitio seguro. Casi todos los centros han bifurcado los sistemas de forma que las personas con patologías respiratorias que pueden estar contagiadas van a un circuito y el resto a otro”.
Mayor riesgo según aumenta la edad
El riesgo de padecer una enfermedad de corazón aumenta a medida que envejece, según se explica en Medline Plus, la web de salud de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos: “Los hombres de 45 años o más y las mujeres de 55 años o más tienen un mayor riesgo”. Además, se indica que una persona tiene un mayor riesgo si algún familiar cercano ha tenido una enfermedad cardíaca a una edad temprana.
Para Cobos, uno de los conceptos erróneos más populares entre la población es que los infartos son más frecuentes en hombres que en mujeres. “Es falso. La enfermedad coronaria es lo que más mata a hombres y mujeres en nuestro país”, añade el cardiólogo.
Una persona que ha sufrido un infarto puede tener para el resto de su vida ciertas limitaciones: “Por ejemplo, no va a poder hacer la actividad física implicada normalmente en un trabajo”. Aunque si se acude rápido al hospital, el cardiólogo explica que es probable que pueda llevar una vida normal controlando ciertos factores de riesgo.
La Organización Mundial de la Salud advierte de que el 80% de estos infartos se pueden prevenir. De hecho, existen diferentes recomendaciones para reducir la posibilidad de sufrir esta patología. Sanidad recuerda que un estilo de vida saludable, además de mejorar la sensación de bienestar, disminuye el riesgo de enfermar. No fumar, no beber alcohol, llevar una dieta equilibrada, evitar el sobrepeso, controlar el colesterol, el azúcar y la presión arterial o mantenerse activo son algunos de los consejos de la Asociación Americana del Corazón.