Nos habéis preguntado por el pasaporte de inmunidad que algunos países se plantean otorgar a quienes hayan superado la COVID-19. La Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte de que a día de hoy no hay evidencias científicas que garanticen que los pacientes curados no puedan volver a infectarse. Os explicamos qué sabemos al respecto.
El pasaporte de inmunidad es un carnet que acredita que has superado la COVID-19
El pasaporte de inmunidad es una especie de carnet o certificado tecnológico que se daría a quienes hayan estado contagiados por el coronavirus y ya hayan superado la enfermedad. En él, se resumen los resultados de las pruebas serológicas del paciente facilitadas por los laboratorios.
Con este pasaporte, que se podría llevar en el móvil en una aplicación, el objetivo es que las personas curadas puedan incorporarse cuanto antes a sus puestos de trabajo, recuperar interacciones sociales, acudir a lugares públicos e incluso viajar.
En España comunidades autónomas como Cataluña o Castilla y León han propuesto su puesta en marcha de cara a la vuelta progresiva a la normalidad tras la situación de alerta generada por el coronaviurs. Otros países del mundo como Alemania, Reino Unido o Chile también se han planteado su uso.
No hay evidencias de que los curados estén protegidos contra una segunda infección
Los defensores de esta idea dan por sentado que las personas que han desarrollado anticuerpos contra el SARS-CoV-2 no pueden volver a contagiarse, al menos, en un largo plazo. Todavía no hay evidencias científicas que lo demuestren.
Una de las preguntas aún sin respuesta es precisamente cuánto tiempo dura la inmunidad adquirida después de contagiarse. Un estudio con 173 pacientes en China publicado a finales de marzo revela que los anticuerpos permanecen en la sangre hasta al menos 39 días después de la aparición de los primeros síntomas.
Pero aún hacen falta más investigaciones para determinar cuánto tiempo permanecen estos anticuerpos funcionales en el cuerpo de los pacientes curados y si realmente pueden neutralizar al virus. “Actualmente no hay evidencia de que las personas que se hayan recuperado de COVID-19 y tengan anticuerpos estén protegidas de una segunda infección”, afirma la Organización Mundial de la Salud.
Por este motivo, expertos como Andrea Crisanti, director del Laboratorio de Virología y Microbiología de la Universidad de Padua, están en total desacuerdo con el uso de este tipo de pasaportes, tal y como explica en una entrevista en El País: “Un carnet de inmunidad es una estupidez enorme. No quiero ni oír hablar de eso. No se sabe nada sobre si esos anticuerpos son productivos, cuánto duran… Hablar de inmunidad en esta fase me parece fuera de todo fundamento. No está demostrado que haber superado la infección proteja”.
La OMS alerta de que se podrían aumentar los riesgos de transmisión
La Organización Mundial de la Salud señala que si los ciudadanos asumen que por haber superado la enfermedad ya no pueden contagiarse, podrían empezar a ignorar los consejos de las autoridades sanitarias. En este caso, el uso de estos certificados “puede aumentar los riesgos de transmisión continua”.
A la falta de evidencias científicas, se suma que las pruebas de laboratorio que detectan anticuerpos contra el SARS-CoV-2 “necesitan una validación adicional para determinar su precisión y confiabilidad”. Así lo afirma la OMS, que indica que si son inexactas, podrían dar tanto falsos positivos como falsos negativos.
Expertos en medicina preventiva señalan el carácter confidencial de la información clínica
La Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública e Higiene (Sempsph) también se ha posicionado en contra de cualquier forma de pasaporte inmunológico que identifique a los pacientes que hayan superado la enfermedad.
“Se desaconseja de forma expresa, la emisión generalizada de certificados serológicos por parte de los Servicios de Salud y se insta a las autoridades sanitarias a garantizar que la realización de estas pruebas analíticas atiende exclusivamente a indicaciones clínicas o a las disposiciones dictadas por parte de Salud Pública ante situaciones concretas”, afirma en un documento que recoge medidas para para la fase de desescalamiento.
La Sempsph subraya “el carácter confidencial de cualquier información clínica” y recuerda que estos datos pertenecen al paciente, que está amparado por la legislación en caso de que su empresa le pida este tipo de certificado.