Nadie duda de que la forma más común de contagiarse de coronavirus es inhalando las gotículas infectadas que una persona con COVID-19 puede expulsar al toser o estornudar. Si no es así, también podemos hacerlo al tocar las superficies donde se han depositado esas gotas y permitir a estas entrar en contacto con nuestras vías respiratorias (tocando con las manos ojos, nariz o boca).
Sin embargo, nos estáis preguntando qué sucede con las personas asintomáticas ya que por definición, no presentan síntomas, lo que quiere decir que no es habitual que tosan ni estornuden de manera apreciable. ¿Pueden, aun así, contagiar el coronavirus?
Sonia Zuñiga, investigadora del Centro Nacional de Biotecnología en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CNB-CSIC) y cuya línea de investigación se centra en las bases moleculares de la patogénesis de coronavirus emergentes confirma a Maldita Ciencia que parece que estas personas sí están transmitiendo el virus. "Se está viendo que, efectivamente, esto parecer ser así. Los últimos estudios publicados indican que este virus replica bastante bien en las vías respiratorias altas, incluso antes de que aparezcan síntomas. Esto facilitaría la transmisión del virus en las 'famosas' gotículas que se expulsan al estornudar, toser, hablar, etc.", añade.
¿Por qué contagian los pacientes asintomáticos de COVID-19?
A pesar de que las personas asintomáticas contagiadas de COVID-19 no tosan ni estornuden con frecuencia, hay indicios de que mantener una conversación con ellas podría producir suficientes partículas en el aire como para transmitir la infección, aunque carezcan de síntomas, según un estudio de la Universidad de California (Davis, Estados Unidos), publicado en la revista científica Aerosol Science and Technology. ¿Cómo? A través de los aerosoles: partículas lo suficientemente pequeñas como para viajar por el aire.
"Una conversación habitual origina cantidades significantes de estas partículas", explica William Ristenpart, profesor de Ingeniería Química en la Universidad de California Davis (EEUU) y coautor de la investigación. Estas partículas respiratorias presentan un tamaño demasiado pequeño para poder percibirlo con el ojo humano, pero suficiente como para transportar en él virus como el de la gripe o el coronavirus.
Aunque en su página web la Organización Mundial de la Salud (OMS) recuerda que lo habitual es que el virus se transmita como ya hemos explicado, el organismo indica que "es posible contraer COVID-19 de alguien que no se siente enfermo" y añade que continúan "evaluando la investigación en curso sobre el período de transmisión de COVID-19 y compartiendo resultados actualizados".
¿Qué papel tienen las personas asintomáticas en la pandemia?
Actualmente no solo existen evidencias para indicar que las personas asintomáticas también pueden suponer el origen del contagio, sino también, según varios estudios y estimaciones, parece problable que la mayoría de infecciones por coronavirus no ocasionarían síntomas.
De hecho, como recoge en este artículo la revista científica British Medical Journal, desde que las autoridades chinas comenzaron a publicar las cifras diarias con el número de nuevos casos asintomáticos, estas apuntaban a que alrededor de cuatro de cada cinco no presentaron síntomas de la enfermedad. De ahí que se sopese la posibilidad de que los casos inadvertidos y asintomáticos hayan supuesto y supongan una fuente importante de contagio. Aunque se trata de datos a pequeña escala, de los 166 nuevos casos de infecciones, 130 (un 78%) fueron asintomáticas, según la Comisión Nacional de Salud de China.
"La muestra es pequeña [...] y no está claro exactamente cómo se identificaron estos casos, pero digamos que son generalizables. Sugiere que el virus está en todas partes", explicaba al BMJ Tom Jefferson, epidemiólogo e investigador honorario del Centro de Medicina Basada en la Evidencia de la Universidad de Oxford (Reino Unido). Pepe Alcamí, virólogo del Instituto de Salud Carlos III, señala a Maldita Ciencia que, aunque estos datos han sido discutidos, es muy probable que un alto porcentaje de casos sea asintomático.
Numerosos estudios han intentado estimar qué porcentaje de los infectados son asintomáticos. Una revisión publicada en junio calculó que entre el 40 y 45% de las personas infectadas con el coronavirus SARS-CoV-2 son asintomáticos. Los autores advierten que ser asintomático no implica necesariamente ausencia de daño. En cambio, otro trabajo publicado en julio que revisó los estudios sobre los asintomáticos destacó la necesidad de más y mejores estudios para estimar los porcentajes de asintomáticos a nivel mundial.**
Además, en la epidemia del crucero japonés contaminado a partir de un único caso índice, se produjo la infección de 705 pasajeros de un total de 4.061 en que se realizó el test. De estos, 392 (un 55%) no presentaban síntomas. Aunque tras 14 días de observación, la mayoría desarrollaron síntomas, siendo el porcentaje de verdaderos asintomáticos de 18%.*
El Imperial College estima que en España el número de sujetos infectados puede alcanzar el 15% de la población, casi 7 millones de personas. "Si consideramos el rango más bajo de estimación, 3,7%, el número de infectados se situaría en 1.700.000 habitantes", explica Alcamí. "Dado que el número de casos se situará en torno a 150.000-200.000, si estas estimaciones son ciertas, más del 90% de infecciones no habrían sido diagnosticadas", añade.
Por otro lado, el BMJ recoge los apuntes de Sergio Romagnani, profesor de Inmunología Clínica en la Universidad de Florencia, que afirma que "hay evidencia de que la mayoría de las personas infectadas por el virus no muestran síntomas". Estas son las conclusiones a las que llega tras dirigir una investigación en Vo'Euganeo, a 50 km al oeste de Venecia (Italia), un pueblo de unas 3.000 personas, donde las pruebas generales evidenciaron que la cantidad de personas con síntomas de COVID-19 disminuyó en más del 90% en 10 días al aislar tanto a las personas sintomáticas como a las asintomáticas.
Ante la pregunta de qué papel desempeñan las personas asintomáticas en la pandemia de coronavirus, Zuñiga indica que es difícil de calcular hasta que no se sepa realmente el número de población que ha pasado la enfermedad sin síntomas (que sabremos cuando se hagan estudios serológicos extensos), o el porcentaje de individuos positivos por RT-qPCR (un tipo de prueba PCR) que no presentan síntomas (lo que se sabrá cuando aumente el número de test que se realizan en todos los países).
"Paradójicamente un virus de baja agresividad en la población general puede ser mucho más peligroso para el control epidémico que un virus muy agresivo", indica Alcamí.
El ejemplo clásico que propone el experto es el virus del Ébola. "Su infección hace enfermar muy rápidamente a todos los infectados, con lo que se detecta rápidamente y permite el aislamiento de la población enferma. Además no se transmite por el aire sino por sangre y fluidos", expone Alcamí. "El peor escenario epidémico es el de un virus respiratorio de alto grado de transmisión y que infecta a una parte de la población de manera asintomática pero que tiene una alta tasa de letalidad en los que tienen síntoma. Es el caso del nuevo coronavirus", añade.
¿Qué sabemos sobre el 70% de positivos por COVID-19 en el pueblo italiano Castiglione d'Adda?
Nos habéis preguntado por este caso, recogido por medios de comunicación de todo el mundo en el que, tras una donación de sangre organizada por la Asociación Italiana de Voluntarios de Sangre (AVIS, por sus siglas en italiano) en Castiglione d'Adda, localidad de la región de Lombardía (Italia), alrededor de un 70% de los usuarios que participaron en la extracción dio positivo en coronavirus (40 de los 60 voluntarios).
"El objetivo de este proyecto, como se afirma en las noticias, es invitar a aquellos que han contraído el virus asintomáticamente y en consecuencia, han desarrollado anticuerpos, a donar plasma", indica AVIS en su página web. Con respecto a esta técnica, Giancarlo Liumbruno, director del Centro Nacional de Sangre italiano, especifica que es "una terapia empírica que aún necesita evidencia científica comprobada".
Sin embargo, ya se contaba con un alto porcentaje de positivos, no solo por la aplicación de las hipótesis previas. "El área de Castiglione d'Adda es parte de la primera zona roja de la emergencia (del coronavirus)", subraya en el texto Gianpietro Briola, presidente de AVIS. "Esta es una prueba limitada a ese territorio, ya que es una de las primeras en ser golpeada con más fuerza", añade.
"Identificar los positivos asintomáticos es ciertamente esencial y esta recopilación de información ayuda al personal de salud a rastrear mejor la propagación del virus", explica Andrea Castorina, presidente de AVIS de Castiglione en el medio italiano La Repubblica.
¿Cómo controlar la rápida transmisión?
La conclusión preliminar de la recopilación de los casos anteriores parece clara. "En base a los datos, los asintomáticos serían los grandes propagadores de la epidemia", sugiere Alcamí. Según el experto, esto explicaría la explosión de casos observada y que propone que ha habido mecanismos de "ignición epidémica": actos multitudinarios, como los partidos de equipos españoles en Italia en las semanas previas en que miles de aficionados pudieron estar en contacto con infectados asintomáticos y propagar la infección a su regreso.
"Es probable que la epidemia haya empezado antes de los primeros casos reportados sin que nos diéramos cuenta de ello debido a la transmisión de portadores asintomáticos que volvieron a Madrid y Valencia", indica Alcamí. "Detectar a los asintomáticos es, por tanto, esencial para que, al finalizar el confinamiento, no tengamos una nueva gran oleada de casos", añade.
Zuñiga coincide con las palabras de Alcamí: "En cualquier caso, el hecho de que personas completamente asintomáticas puedan transmitir el virus ha sido probablemente uno de los factores que ha contribuido a la rápida e incontrolada expansión del virus", indica.
"El aislamiento de los asintomáticos es esencial para controlar la propagación del virus y la gravedad de la epidemia", declara Romagnani en este otro artículo sobre el experimento.
¿Cómo evitar que las personas asintomáticas sigan siendo un foco de contagio a medio-largo plazo?
Dada la posibilidad y las evidencias de que las personas contagiadas por coronavirus que no presentan síntomas puedan suponer una forma asegurada de transmisión, tratar de sofocarlo se convierte en una de las prioridades para frenar los contagios.
La mejor opción, según Zuñiga, para disminuir la potencial transmisión que representan es la identificación precoz de este tipo de individuos infectados sin síntomas, para que puedan ponerse (ellos y sus contactos directos) en aislamiento. "En realidad, las medidas de contención que se están aplicando en todos los países van un poco encaminadas a esto, dado que no se han podido testar todos los individuos, lo más prudente es evitar el contacto social", añade la experta.
La respuesta de Alcamí a esta pregunta es "sin duda la detección precoz", pero hace hincapié en que esta "es compleja". Además nos sitúa en un futuro más o menos cercano: el momento en el que finalice el confinamiento por etapas, cuando la gente pueda ir a trabajar pero no haya espectáculos, ni grandes aglomeraciones.
Según el experto, en este contexto, si apareciese un caso sería de vital importancia identificar todos los contactos que ha podido mantener (compañeros de trabajo, familia, vecinos, comercios de la zona). Es decir, hacer test directos de detección para identificar a los portadores asintomáticos, aislarlos una semana en las denominadas "arcas de Noé" (de las que te hablamos aquí) o en sus domicilios y no dejarlos salir hasta que no negativicen las pruebas de detección del virus en faringe.
"Es la táctica seguida en Corea del Sur e Indonesia. Pero requiere mecanismos rápidos, equipos entrenados y protocolos eficaces. El geoposicionamiento por móvil ayudaría mucho porque sabríamos qué personas han estado en la cercanía del caso y podríamos realizar de manera precoz los test e identificar a los portadores asintomáticos", propone Alcamí.
Como te contábamos aquí, y según explicaba Antoni Trilla, jefe de Medicina Preventiva y Epidemiología del Hospital Clinic de Barcelona en esta entrevista, "la mejor manera para que no nos contagiemos unos a otros es pensar que cada uno de nosotros está ya contagiado. Y hacer todos los esfuerzos para no contagiar a los demás. Este es el marco mental para entender por qué estamos recomendando hacer todas estas cosas, para reducir el número de contagios, fundamentalmente”.
* Actualizado el 20 de abril con más datos y estudios.
** Actualizado el 3 de septiembre con más estudios sobre la transmisión de asintomáticos