Una de cada cinco personas mayor de veinte años sufre una enfermedad reumática. Las más conocidas son artrosis, lupus o artritis reumatoide, aunque hay más de doscientas. Ante la pandemia de COVID-19 la Sociedad Española de Reumatología (SER) pide a los pacientes que están siguiendo un tratamiento para estas dolencias que no tomen decisiones unilaterales sobre su suspensión por miedo a la infección.
“Hasta la fecha, no se ha descrito que los pacientes con enfermedades reumáticas que reciben tratamientos biológicos o con fármacos inmunosupresores sean un grupo de riesgo para desarrollar formas más graves de la enfermedad causada por el coronavirus, por lo que, desde la SER, insistimos en que no se dejen llevar por bulos o información alarmista y consulten con su médico las dudas que les puedan surgir”, resaltan en una nota de prensa.
Desde la SER añaden que que, ante un episodio de fiebre alta, los pacientes deben acudir a su médico o llamar a los números de teléfonos gratuitos habilitados por las distintas comunidades autónomas para recibir indicaciones, “pero nunca automedicarse o tomar decisiones unilaterales sobre su medicación”.
Aquí te contábamos cuáles son los números de teléfono a los que te tienes que dirigir si tienes síntomas de la enfermedad dependiendo de la comunidad autónoma en la que te encuentres.
Pacientes evaluados en consultas no presenciales
La SER también ha publicado una serie de recomendaciones para los reumatólogos que traten a pacientes con coronavirus, publicada el 12 de marzo (antes de que se declara el estado de alarma). “Teniendo en cuenta que el COVID19 tiene una gran capacidad de transmisión, para minimizar la exposición al virus de los pacientes con enfermedades reumáticas con tratamientos bilógicos o inmunosupresores, sería recomendable que estos pacientes sean evaluados, si es posible, mediante consulta no presencial (telefónica, telemedicina, etc.) en aquellas zonas donde se haya establecido la alerta sanitaria y mientras dure la misma”, señalan.
Recuerda que el COVID-19 causa síntomas como fiebre, tos y sensación de falta de aire. La forma de prevenir el contagio es la misma que ante otros virus respiratorios, es decir, lavarse las manos frecuentemente; evitar tocarse boca, nariz y ojos; cubrirse boca y nariz con el codo flexionado o con un pañuelo desechable al toser o estornudar; y, en caso de sufrir una infección respiratoria, evitar el contacto cercano con otras personas.