Nos habéis preguntado por diferentes artículos publicados en las últimas semanas con titulares como "Grabaciones muestran que las plantas emiten chillidos ultrasónicos cuando sufren", "Un estudio demuestra que las plantas chillan cuando sufren" o "¡Atención veganos!: Grabaciones muestran cómo las plantas ‘chillan’ cuando sufren o las arrancan del suelo y les quitan sus frutos".
Los contenidos hacen referencia a un estudio publicado en BioRxiv, un repositorio de acceso abierto para estudios sobre ciencias biológicas. Es decir, que la investigación todavía no ha sido publicada en una revista científica en la que la revisan otros expertos independientes, que no han participado en la investigación.
Con la ayuda de micrófonos, un equipo de científicos de la Universidad de Tel Aviv (Israel) ha registrado los ultrasonidos (20-150 kHz, inaudibles por el oído humano) que emiten plantas "estresadas", en concreto, plantas de tomate y de tabaco, a diez centímetros de distancia. Este estrés lo indujeron al dejar de regarlas o al cortarles el tallo.
Según explican los autores en el artículo, han desarrollado modelos de aprendizaje automático que son capaces de distinguir entre los sonidos de las plantas y los ruidos generales e identificar cómo está la planta, seca, cortada o intactada, en base a los sonidos emitidos.
Cristina Ferrándiz Maestre, investigadora del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (CSIC-UPV), explica a Maldita Ciencia las carencias del estudio. "Faltan muchos controles y realmente determinar si los sonidos emitidos son "recibidos" por alguien", destaca la bióloga.
"No dan ningún dato sobre si esos sonidos provocan respuestas en plantas vecinas, si hay algún animal capaz de registrar esas longitudes de onda, si es un fenómeno general (solo está hecho en dos especies bastante parecidas)... ", añade. Además, según la científica tampoco está claro si son sonidos que dependen de propiedades físicas de la planta o si realmente se producen para "decir algo" y presentan ventajas para la supervivencia de la planta o de sus vecinos.
"En resumen, se han registrado sonidos en condiciones fisiológicas distintas pero no hay pruebas de que estos sonidos digan algo a alguien, ni de si están relacionados con estrés o daño específicamente", mantiene.
A falta de que se publique en una revista científica y que sea revisada por otros investigadores, Rafael Medina, doctor en Biología e investigador especialista en filogenia vegetal, considera que los experimentos tal y como aparecen descritos en el artículo "en principio están correctamente diseñados e incluyen los correspondientes controles".
"La revisión por pares de los expertos [si se publica en una revista científica] puede descubrir alguna pega en el diseño que habría que subsanar, pero de no ser el caso, los resultados apuntan a que las plantas sometidas a dos tipos distintos de estrés emiten sonidos que pueden detectarse con el equipamiento adecuado", señala a Maldita Ciencia.
Por su parte, Agustín Lahora, doctor en Biología y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, valora positivamente que la investigación la haya realizado el grupo de Lilach Hadany de la Universidad de Tel Aviv, "que ha fundado la fitoacústica después de demostrar que las plantas responden a los sonidos".
Lahora recuerda que la emisión de sonidos por las plantas debida a fenómenos de cavitación (que ocurre en los vasos de las plantas cuando estas están bajo déficit hídrico) es conocida y admitida desde hace tiempo en el ámbito científico. "Lo que este estudio da a conocer es que esos ultrasonidos pueden viajar a través del aire, es decir, podrían ser oídos por animales y plantas y podrían transmitir alguna información sobre el estado de la planta", resalta a Maldita Ciencia.
La siguiente duda que surge es si realmente las plantas "sufren", pero no os preocupéis, que estamos en ello y os lo contaremos sin falta en el consultorio de la semana que viene.