La biorresonancia es una pseudoterapia que se utiliza para todo tipo de supuestos remedios, desde curar el cáncer hasta dejar de fumar (aunque su principal aplicación tiene que ver con el tratamiento de dolores musculoesqueléticos por lesiones u patologías como la artrosis), pero no hay evidencias de que efectivamente funcione ni fundamento científico detrás de su supuesto funcionamiento.
La biorresonancia se confunde con pseudoterapias con las que a menudo se mezcla o se intercambia el nombre, como terapia magnética o biomagnetismo. No existe una definición precisa de cada una, pero en la base está el uso de imanes para crear campos magnéticos estáticos que, supuestamente, alteran o modifican los campos magnéticos del propio cuerpo para reequilibrarlo y así solucionar los más variados problemas de salud.
Pero todas estas ideas fallan por la misma base: la intensidad de estos campos magnéticos es demasiado leve como para causar un efecto perceptible sobre nuestro cuerpo, ni bueno ni malo. Los estudios realizados hasta ahora muestran que no que no se perciben efectos de la aplicación de estos campos magnéticos estáticos más allá del efecto placebo y por eso, según recoge el Centro Nacional para la Medicina Complementaria e Integrativa estadounidense “las investigaciones no apoyan el uso de imanes para el tratamiento de ningún tipo de dolor”.
Sin embargo, hay varios motivos por los que estas investigaciones no obtienen resultados concluyentes y eso sirve a los que promocionan estas pseudoterapias.
El principal es que la mayoría de los estudios se encuentran con problemas metodológicos para ser totalmente contundentes en sus resultados. Por ejemplo, que las descripciones de los tratamientos y el registro de sus efectos que se hacen en los centros donde se aplican estas terapias no siempre son rigurosos y comparables, lo cual impide establecer claramente de qué se trata cada una de ellas y cuáles son sus efectos concretos.
Por otro lado, existen otras terapias que utilizan imanes, llamadas terapias con campos electromagnéticos pulsados, pero en este caso los imanes sirven para crear corrientes eléctricas que sí tienen un efecto sobre el cuerpo humano. Aunque su funcionamiento no se comprende completamente, sí se estudia como tratamiento válido para algunas lesiones y roturas.
Si quieres leer más sobre esto, te recomendamos este artículo en Xataka y, en inglés, este otro publicado por la web Science Based Medicine.