¡Buenos días, malditas y malditos! Y bienvenidos, un viernes más, a nuestro consultorio científico semanal. Si has sido tú quien nos ha preguntado sobre la relación entre el chocolate y los granitos de la cara, sobre si hay que tener cuidado al cocinar con sartenes de teflón, si es cierto que las plantas chillan o si existe el "síndrome del cuello roto", ¡aquí tienes tus respuestas! Si no es así, pero también estás interesado en estas curiosas consultas o quieres plantearnos las tuyas, quédate con nosotros.
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El chocolate, ¿puede originar o empeorar el acné?
El fin de las navidades se nos ha echado encima y, con ello, nos deshacemos de una de sus tentaciones más habituales: la bandeja de dulces rebosante de polvorones, bombones y turrones. Os hayáis o no excedido, nos habéis preguntado por el chocolate, uno de los ingredientes protagonistas en estos postres. En concreto, si es cierto que consumirlo puede repercutir en nuestra piel, causando o empeorando el acné.
Lo cierto es que no está comprobado que el chocolate, en general, origine o agrave un brote de acné. Lo que sí han mostrado algunos estudios es que los alimentos con alto índice glucémico (aquellos que pueden elevar el nivel de glucosa en sangre rápidamente) sí pueden agudizar este problema cutáneo, tan común entre los adolescentes, según este documento de la Asociación Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
"Está demostrado que los alimentos que tienen una alta carga glucémica sí empeoran el acné", confirma a Maldita Ciencia Sara Gómez Armayones, dermatóloga del Hospital Clinic, en Barcelona. "Hace tiempo era una teoría, pero ahora sí que hay estudios que lo corroboran". Entre otros, este artículo de 2018 o este estudio de 2016.
Según Gómez Armayones, la causa del empeoramiento de un caso de acné "no es el chocolate como tal", aunque algunos tipos, como el chocolate con leche (que lleva un porcentaje muy elevado de azúcar), "sí podrían agravar un brote, en general".
Pero, ¿qué alimentos presentan un alto índice glucémico? Para dar respuesta a esta pregunta, la AEDV detalla aquí que son "aquellos productos que son sometidos a procesos especiales para su conservación, con gran cantidad de aditivos, colorantes, conservantes y potenciadores de sabor que no son beneficiosas para nuestro organismo y no aportan los nutrientes necesarios (como harinas, pan o arroz blanco, azúcar, etc.)".
Pero no solo este tipo de alimentos pueden tener repercusión en el problema cutáneo; también los lácteos. "Ambos elevan los niveles de insulina y otras hormonas. A su vez, estas promueven la secreción de andrógenos, que están en la base de los cambios que ocurren en el folículo sebáceo y terminan por desencadenar el acné", explica aquí Jorge Soto, director de la Fundación Piel Sana de la AEDV.
"Hay que tener en cuenta que, los pacientes que toman chocolates con un porcentaje importante de azúcar, normalmente mantienen una dieta en la que son comunes otros alimentos poco saludables", generaliza Gómez Armayones. "Lo que importa es la conducta en general, no que un día una persona tome un poco de chocolate", concluye.
¿Qué sabemos sobre el "síndrome del cuello roto", el dolor muscular causado por la postura al usar el móvil?
Otra de las preguntas que nos habéis planteado esta semana es si existe realmente el "síndrome del cuello roto", un supuesto conjunto de síntomas originados por la posición estática que adoptamos al utilizar nuestro teléfono móvil y del que se hacen eco últimamente algunos medios de comunicación. Mientras que algunos autores anglosajones hablan del "text neck" o "síndrome de cuello de texto", en España se le ha dado un nombre mucho más alarmante al hablar de "cuello roto".
Es cierto que varios estudios concluyen que existe una relación entre el tiempo de uso del aparato y el dolor de cuello (teniendo también en cuenta el género, la edad, la posición de nuestra espalda y el ángulo de la cabeza al hacer uso de este). Sin embargo, solo hemos encontrado una publicación científica que se refiera a esta molestia de cuello como síndrome (otros, de hecho, muestran resultados contradictorios).
"Como noticia [este término] capta sin duda la atención. Como entidad científica propia, son necesarios estudios rigurosos y bien diseñados, criterios diagnósticos, características específicas…", explica a Maldita Ciencia Marcos Paulino, portavoz de la Sociedad Española de Reumatología (SER) y reumatólogo en el Hospital General de Ciudad Real. "En definitiva no es más que una propuesta, una observación o una deducción, pero no una entidad universalmente reconocida por la comunidad médica", aclara Paulino.
De hecho, si miramos en la 'biblia' de las patologías, la Clasificación Internacional de Enfermedades (la ICD-11 es su última versión en inglés), no aparece el "síndrome del cuello roto" como enfermedad reconocida.
Teniendo en cuenta que, con la excusa de comunicarnos y entretenernos, pasamos cada vez más tiempo mirando el móvil y que para ello adoptamos una postura determinada que fuerza nuestro cuello, espalda y hombros, no es de extrañar que esto pueda repercutir en nuestra salud, causándonos determinadas molestias musculares.
"Cualquier actividad que implique la flexión mantenida de la columna cervical, sin una adecuada relajación posterior o estiramiento previo, provocará dolor de estas zonas", confirma Paulino. "Esto puede estar relacionado con el uso del móvil, de la consola o del ordenador, pero también con la práctica de cualquier actividad que implique adoptar esta posición (como la costura, joyería, relojería o lectura convencional prolongada)", añade.
A la misma conclusión llega este estudio, publicado en 2019 en la revista científica PLoS One: "Junto con otras actividades, la flexión prolongada del cuello se relaciona con el dolor de cuello, de hombros y de las extremidades superiores. Esto ocurre debido la carga muscular estática que supone esta postura, además de la falta de apoyo de los brazos y el movimiento repetitivo de los dedos (especialmente cuando se usa solo una mano)".
Lo que está claro, según el portavoz de la SER, es que estar horas y horas con el móvil, forzando el cuello, la vista y, por ende, no realizando actividades más saludables, no es beneficioso para la salud.
Para evitar las molestias que esta postura puede ocasionar, Paulino recomienda seguir las pautas aconsejadas si se pasan horas trabajando en una mesa o con un ordenador: colocar el objeto (la pantalla, el libro o lo que utilicemos) a la altura de los ojos, con una distancia de separación de al menos 30 o 40 centímetros. Si estamos sentados, apoyarnos correctamente contra el respaldo y realizar interrupciones periódicamente para estirar nuestros músculos. "Pero lo mejor, es usar menos el móvil y hacer una vida más sana, con ejercicio y actividad física", concluye el reumatólogo.
¿Es peligroso para la salud el teflón de las sartenes?
¿Alguna vez, al cocinar, se te ha pegado en la sartén un filete, un huevo o cualquier otro alimento? Si te ha pasado, tranquilo, no eres el primero ni el último. Si además, al retirarlo, te has llevado contigo una lámina de la superficie del utensilio de cocina que utilizabas (literalmente), seguro que te sientes identificado con esta duda que nos habéis planteado: ¿es peligroso para nuestra salud cocinar con sartenes de teflón?
La respuesta rápida (si la sartén está en buenas condiciones, sin rayaduras o abolladuras) es no. "El teflón es un polímero muy estable, que no reacciona con casi nada y que no es peligroso para la salud", explica a Maldita Ciencia Cristina Nerín, catedrática de Química Analítica en el Instituto de Investigación en Ingeniería de Aragón (I3A).
En realidad, el teflón es el nombre comercial del politetrafluoroetileno, un polímero que, aunque fue patentado en 1938, se empezó a utilizar en los años 70. "Era el mejor antiadherente conocido, un bombazo. Los estudios que se hicieron garantizaban que era un material inerte, estable y sin riesgos, siempre que no se caliente por encima de casi 300ºC", explica a Maldita Ciencia Gemma del Caño, experta en seguridad de la industria alimentaria. "No conozco a nadie que cocine por encima de esa temperatura y, si lo hace, lo de menos es el teflón", bromea.
¿De dónde procede, entonces, la desconfianza? Del Caño apunta al material que sirve para adherir el teflón a la propia sarten. Para ello se utilizó el ácido perfluoroctanoico (PFOA), clasificado actualmente por el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) como "posible carcinógeno" en el grupo 2B (baja propabilidad cancerígena para el hombre).
"Siempre es importante tener presente que los datos de la IARC no tienen en cuenta periodos de exposición y dosis", puntualiza del Caño. "Fue en estudios realizados en laboratorio, en animales y en células in vitro donde se vio esa relación y, aún así, la evidencia es limitada también en animales", añade.
A todo esto se le añade que los niveles de exposición a los que estamos expuestos son realmente bajos. Según la experta en seguridad alimentaria, solo nos encontraríamos con algún problema (ínfimo, como indican los estudios) en caso de que el teflón esté rayado o desgastado. "Pero tiraremos la sartén antes de que este suponga un riesgo para la salud, porque la comida que se pega, que es una faena", añade. Además, y como matiza Nerín, "el teflón no tiene, en principio, PFOA residual, ya que este se elimina por reacción y calentamiento durante la polimerización".
El PFOA se utiliza para la fabricación de diversos tipos de productos, además del revestimiento antiadherente de las sartenes, como espumas extintoras de incendios o agentes de tratamiento textiles. "Actualmente, su producción está restringida a nivel mundial. En España (y en todos los países firmantes del Convenio de Estocolmo), su uso quedará prohibido, con excepciones, a partir de julio de 2020", explica a Maldita Ciencia Elena González, bióloga especialista en seguridad alimentaria y maldita que nos ha prestado sus superpoderes. "En todo caso, muchas marcas han dejado de utilizarlo hace tiempo y lo indican con reclamos como 'libre de PFOA'", añade. También lo explica aquí el Colegio Oficial de Químicos de Sevilla.
La principal recomendación, según González, es no calentar nunca la sartén vacía a fuego fuerte, porque se alcanzará rápidamente una temperatura superior a los 260 ºC y comenzará a humear. "Ese humo son los gases producidos por la degradación del teflón y, aunque las consecuencias de su inhalación no son, en principio, muy peligrosas, tampoco hay por qué respirarlos innecesariamente", explica la experta.
"El teflón no supone absolutamente ningún problema para la salud y tampoco hay evidencia científica clara de que el PFOA lo sea", afirma del Caño. Aun así, recuerda que es necesario mantener íntegra la superficie de contacto de sartenes y cazuelas para garantizar inocuidad del material. "Si no están íntegras o tienen golpes o abolladuras es mejor retirarlas, ya que el material que está demostrado que es inocuo para el contacto con alimentos es el que está en contacto con alimentos", detalla la experta.
Para mantener el teflón en buenas condiciones, González recomienda evitar el uso de utensilios de metal y estropajos fuertes que puedan dañar su superficie; además de almacenarlas con cuidado y no poner nada encima. "Es preferible lavar las sartenes de teflón a mano, con agua tibia y jabón neutro, y evitar los cambios bruscos de temperatura, como enfriarlas directamente bajo el grifo de agua fría", concluye la bióloga.
Existen otros materiales alternativos en la fabricación de utensilios de cocina, como la cerámica, titanio o acero inoxidable. Pero, de nuevo, lo más importante en cualquier material es conservarlos en buen estado.
¿Las plantas "chillan" al ser cortadas?
Nos habéis preguntado por diferentes artículos publicados en las últimas semanas con titulares como "Grabaciones muestran que las plantas emiten chillidos ultrasónicos cuando sufren", "Un estudio demuestra que las plantas chillan cuando sufren" o "¡Atención veganos!: Grabaciones muestran cómo las plantas ‘chillan’ cuando sufren o las arrancan del suelo y les quitan sus frutos".
Los contenidos hacen referencia a un estudio publicado en BioRxiv, un repositorio de acceso abierto para estudios sobre ciencias biológicas. Es decir, que la investigación todavía no ha sido publicada en una revista científica en la que la revisan otros expertos independientes, que no han participado en la investigación.
Con la ayuda de micrófonos, un equipo de científicos de la Universidad de Tel Aviv (Israel) ha registrado los ultrasonidos (20-150 kHz, inaudibles por el oído humano) que emiten plantas "estresadas", en concreto, plantas de tomate y de tabaco, a diez centímetros de distancia. Este estrés lo indujeron al dejar de regarlas o al cortarles el tallo.
Según explican los autores en el artículo, han desarrollado modelos de aprendizaje automático que son capaces de distinguir entre los sonidos de las plantas y los ruidos generales e identificar cómo está la planta, seca, cortada o intactada, en base a los sonidos emitidos.
Cristina Ferrándiz Maestre, investigadora del Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (CSIC-UPV), explica a Maldita Ciencia las carencias del estudio. "Faltan muchos controles y realmente determinar si los sonidos emitidos son "recibidos" por alguien", destaca la bióloga.
"No dan ningún dato sobre si esos sonidos provocan respuestas en plantas vecinas, si hay algún animal capaz de registrar esas longitudes de onda, si es un fenómeno general (solo está hecho en dos especies bastante parecidas)... ", añade. Además, según la científica tampoco está claro si son sonidos que dependen de propiedades físicas de la planta o si realmente se producen para "decir algo" y presentan ventajas para la supervivencia de la planta o de sus vecinos.
"En resumen, se han registrado sonidos en condiciones fisiológicas distintas pero no hay pruebas de que estos sonidos digan algo a alguien, ni de si están relacionados con estrés o daño específicamente", mantiene.
A falta de que se publique en una revista científica y que sea revisada por otros investigadores, Rafael Medina, doctor en Biología e investigador especialista en filogenia vegetal, considera que los experimentos tal y como aparecen descritos en el artículo "en principio están correctamente diseñados e incluyen los correspondientes controles".
"La revisión por pares de los expertos [si se publica en una revista científica] puede descubrir alguna pega en el diseño que habría que subsanar, pero de no ser el caso, los resultados apuntan a que las plantas sometidas a dos tipos distintos de estrés emiten sonidos que pueden detectarse con el equipamiento adecuado", señala a Maldita Ciencia.
Por su parte, Agustín Lahora, doctor en Biología y maldito que nos ha prestado sus superpoderes, valora positivamente que la investigación la haya realizado el grupo de Lilach Hadany de la Universidad de Tel Aviv, "que ha fundado la fitoacústica después de demostrar que las plantas responden a los sonidos".
Lahora recuerda que la emisión de sonidos por las plantas debida a fenómenos de cavitación (que ocurre en los vasos de las plantas cuando estas están bajo déficit hídrico) es conocida y admitida desde hace tiempo en el ámbito científico. "Lo que este estudio da a conocer es que esos ultrasonidos pueden viajar a través del aire, es decir, podrían ser oídos por animales y plantas y podrían transmitir alguna información sobre el estado de la planta", resalta a Maldita Ciencia.
La siguiente duda que surge es si realmente las plantas "sufren", pero no os preocupéis, que estamos en ello y os lo contaremos sin falta en el consultorio de la semana que viene.
Antes de que te vayas...
Si tu consulta está relacionada con temas médicos específicos o diagnósticos particulares, te recordamos nuestra recomendación semanal: acude a tu médico. Él o ella serán quienes mejor te asesoren sobre tu caso y salud en general. ¡Buen fin de semana!
En este artículo han colaborado con sus superpoderes nuestro maldito Agustín Lahora, que nos ha ayudado con la consulta sobre plantas, y nuestra maldita Elena González, que nos ha ayudado con la duda sobre el teflón.
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