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MALDITA CIENCIA

EDICIÓN ESPECIAL NAVIDAD II: fruta confitada, flores de Pascua y las pepitas de las uvas en el 71º consultorio de Maldita Ciencia

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¡Buenos días, malditas y malditos! Y ahora sí, ¡felices fiestas! Este viernes llega la segunda entrega de nuestro consultorio científico navideño, en el que solucionamos vuestras dudas sobre los árboles de Navidad y flores de Pascua, las pepitas de las uvas y la fruta confitada. Si quieres preguntarnos algo de lo que todavía no hayamos hablado en Maldita Ciencia (o sí lo hemos hecho, pero se te ha ocurrido una variante), ¡escríbenos! Puedes hacerlo a nuestro número de WhatsApp (655 19 85 38), al correo electrónico ([email protected]) o a través de redes sociales: tanto Twitter, como Facebook.

¿Cuánta fruta lleva la fruta confitada?

En Navidad, una de las principales culpables de dividir en dos bandos a los golosos es la fruta confitada: o encanta, o repele. Nos habéis preguntado por este dulce, tan típico ahora que tenemos bien cerquita y a mano los roscones de Reyes. En concreto, dudáis si esta es realmente fruta, qué otros ingredientes y procesos sufre para obtener su característica textura y sabor y si es un postre saludable. Ojo, que aunque es cierto que su base es fruta de todo tipo, en su elaboración se utiliza gran cantidad de azúcar por lo que, nutricionalmente hablando, no es la opción más sana.

"Lo primero que debemos entender es que no todo lo que lleva fruta es saludable", recuerda a Maldita Ciencia el dietista-nutricionista Daniel Ursúa. "También hay que valorar el resto de ingredientes o método de elaboración. De forma resumida, para conseguir este dulce sustituimos prácticamente todo el agua presente en la fruta por almíbar", detalla.

Al reducir la cantidad de agua, se evita que puedan crecer patógenos en ella. "En este precepto se basan muchos métodos de conservación, ya que, sin actividad de agua, no hay vida", aclara Ursúa. De hecho, la fruta confitada se utilizaba originalmente como método de conservación de los alimentos: su prioridad era evitar la putrefacción de los víveres.

Lo que evita el crecimiento de los microbios culpables de que un alimento se pudra es la saturación de azúcar lo que, por otro lado, se vuelve también el gran inconveniente de este dulce. "Lo convierte en un alimento muy poco recomendable y de consumo muy ocasional", afirma Ursúa.

Para conseguirla, los trozos de fruta (preferiblemente madura y limpia) que harán de base para este dulce se dejan en remojo durante unas 24 horas en un lugar fresco. Posteriormente, se escurren, se cubren con agua y se lleva al fuego hasta que estas comienzan a flotar.

Según este artículo de Consumer, en el siguiente paso hay que tener especial cuidado con las proporciones. "En una cazuela hay que poner el mismo peso de azúcar que de frutas y la mitad del peso del azúcar de agua". Cuando el azúcar comienza a disolverse, se introduce la fruta que se retirará cuando la mezcla comienza a hervir. El almíbar, sin embargo, hierve hasta coger densidad, momento en el que se vierte encima de la fruta y se deja reposar durante 12 horas. Esta operación se repite hasta que la fruta ha absorbido todo el almíbar. Luego, se dejan secar a unos 50 ºC, para obtener su característica textura.

"Estas frutas confitadas pueden ser posteriormente glaseadas o escarchadas: las primeras con un recubrimiento uniforme y liso mientras que las segundas lucen ese aspecto de 'escarcha', en la que se han formado pequeños cristales, tan apetecibles", explica aquí David de Jorge, chef, y director y presentador del programa de cocina Robin Food.

En este otro artículo de la Guía Repsol puedes conocer más detalles sobre el proceso a gran escala.

¿Puedes ahogarte con las pepitas de las uvas?

Nos van a dar las uvas, literalmente, y algunos de vosotros queréis saber si las pepitas de esta fruta pueden ser un peligro de cara a atragantamientos y asfixias. No hemos encontrado evidencias de que estas semillas puedan ser un peligro para la población en general, pero sí pueden serlo las uvas enteras, sobretodo para los más mayores y los más pequeños.

"El problema es la uva, no la pepita", explica a Maldita Ciencia el pediatra Alberto García Salido. Según la Sociedad Española de Otorrinolaringogía y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL CCC), uno de los grupos más susceptibles de sufrir una crisis de sofocación y atragantamiento, además de las personas mayores, son los niños, "por su tendencia a llevarse a la boca cualquier objeto o alimento que les llame la atención y porque sus vías respiratorias y tubo digestivo no están completamente desarrollados".

De hecho, según este estudio publicado en la revista Nurs Child Young People en 2017, las uvas consumidas enteras (con piel y con pepitas) son la tercera causa de asfixia relacionada con la comida en menores de cinco años.

"Las pepitas, si pasan a pulmón, podrían producir tos y neumonías de repetición por cuerpo extraño (a veces vemos con fibrobroncoscopio pipas, por ejemplo), pero no creo que, al ser tan pequeñas, obstruyan de forma completa la vía aérea", comenta Salido. "Las uvas, en cambio, se 'pegan' y a eso se añaden las secreciones. Son cuerpos extraños que resultan difíciles de mover al 'anclarse' de ese modo a la tráquea", añade, evidenciando el verdadero riesgo: el fruto entero frente a la semilla.

https://twitter.com/Nopanaden/status/1209008684036173826

Salido incluye las uvas como uno de los ocho puntos a tener en cuenta estas navidades en relación a los más pequeños de la casa (junto con los petardos, el alcohol o los caramelos). Según este hilo que ha publicado en Twitter, lo recomendable es que los menores de 5 años las eviten en las campanadas y, que si las toman, sean cortadas por la mitad.

La Asociación Española de Pediatría (AEPED) recomienda no dar pipas o semillas (sin especificar tampoco tipo concreto) a menores de cuatro años. Sin embargo, de nuevo lo orienta hacia el riesgo de aspiración (no asfixia) e infección posterior por presencia de cuerpo extraño en la vía aérea.

"Si estas recomendaciones se aplican a niños, cuyas habilidades deglutorias todavía son algo inmaduras, también se pueden aplicar a personas adultas portadoras de alguna condición que dificulte la normal deglución", explica a Maldita Ciencia el equipo de residentes de Medicina Familiar y Comunitaria del Área Sanitaria Norte de Córdoba. "De esta manera tal vez fuera cauto aplicar similares recomendaciones en pacientes con disfagia (problemas para tragar) de una u otra causa, o que tengan especial riesgo de realizar aspiraciones (demencias avanzadas, secuelas de accidentes cerebrales u otra causa neurológica relacionada)", añade.

Las flores de Pascua, ¿solo florecen en invierno?

Otro de los temas que os inquieta esta festiva semana tiene que ver con una de las protagonista de los centros de mesa durante esta época: la flor de Pascua (también conocida como "nochebuena", "pastora" o "poinsettia"). Se ve que la echáis de menos el resto del año y nos habéis preguntado si solo florece en estas fechas. Sí que es cierto que son plantas de floración invernal, pero en la naturaleza son perennes y viven muchos años.

Aunque estamos acostumbrados a verlas en las tiendas solo en navidades, cuando se venden en plena floración, y solemos deshacernos de ellas al acabar las fiestas, podemos hacerlas reflorecer. De hecho, en su forma silvestre, se la puede encontrar todo el año en zonas de México donde es originaria.

Aunque así lo parezca, la llamativa coloración roja de la flor de Pascua no es parte de las flores. Estas son muy pequeñas, están dispuestas en unos grupos llamados ciatios y carecen totalmente de pétalos. Sin embargo, estos están rodeados de hojas modificadas (brácteas) que sí son de un vivo color rojo y sirven para atraer la atención de los polinizadores hacia las flores (pero, como decimos, no son parte de las mismas).

"La floración de la flor de Pascua está asociada a un cambio de la duración del día y la noche. Las flores y las brácteas rojas se consiguen tras una exposición de la planta a unos tres meses de días con poca luz (8 horas al día)", explica a Maldita Ciencia Rafael Medina, biólogo experto en taxonomía y filogenia vegetal.

De esta forma, y teniendo en cuenta la cantidad de luz recibida, los viveros y criaderos de todo el mundo consiguen que las macetas estén en plena floración y con las brácteas rojas justo a tiempo para las fiestas. "Pero, en teoría, controlando la cantidad de luz, se las podría hacer florecer en cualquier momento del año", añade el biólogo.

Aunque estamos acostumbrados a desechar las poinsettias al acabar las fiestas, según Medina es posible mantenerlas todo el año e incluso hacerlas reflorecer si se les da el cuidado necesario. "La mayoría de las poinsettias mueren tras unas semanas en interior debido a la falta de humedad o riego inadecuado pero, si se les da el cuidado que necesitan, sobrevivirán en interiores (aunque necesitarán un periodo de reposo en primavera, recibiendo menos riego)", detalla.

Para volverlas a hacer florecer en el siguiente periodo navideño, será necesario asegurarse de que reciben luz solo durante 8 horas diarias, manteniéndolas en la oscuridad total el resto del día durante los 2-3 meses anteriores. Aunque conseguirlo es más fácil en viveros e invernaderos dedicados al cultivo de plantas de interior para venta, "es posible hacerlo a nivel particular si se tiene buena mano con las plantas", alienta Medina.

¿Por qué adornamos un abeto en Navidad?

Nos habéis preguntado por el origen de una de las tradiciones navideñas más extendidas: el árbol. Lejos de una tener un inicio relacionado con la religión, los primeros ejemplares de lo que hoy conocemos como árbol de navidad proceden de tradiciones paganas anteriores al nacimiento de Cristo.

De hecho, según el divulgador Alfred López, una de las hipótesis es que este adorno festivo procede de la cultura celta. Esta civilización dividía los años en función de las horas de luz diarias: distinguían los días con luz y los días sin ella. Estos últimos, comenzaban con la llegada del solsticio de invierno, que coincidía con su año nuevo (y con la Natividad cristiana).

"Para tener suerte durante toda la época de nieves y de frío, consagraban esa suerte a un árbol, llamado Yggdrasil, conocido como el árbol del universo", explica en este vídeo López. "Estaba dedicado a Frey, el dios del sol y de la fertilidad. Por eso lo decoraban".

Como explica López, San Bonifacio, uno de los encargados de propagar la palabra de las sagradas escrituras a través de centro Europa hacia el norte en el siglo VIII, tomó este ejemplo de adorar a un árbol y lo incorporó al cristianismo. "Ya no solo explicaba el motivo (por qué y qué se celebraba en los días de Navidad: el nacimiento del niño Jesús) sino también que habría que poner unos cuantos elementos. Uno de ellos fue la transformación de ese árbol en un árbol decorado, dedicaba al niño Jesús".

Se dice que el misionero taló el árbol y ofreció, en su lugar, un abeto: un árbol de paz que "representa la vida eterna porque sus hojas siempre están verdes" y porque su copa "señala al cielo", según explica este artículo de National Geographic.

Si eres fiel seguidor de esta tradición navideña y te has preguntado alguna vez qué tipo de árbol es el más adecuado, si uno natural o uno artificial. puedes echar un ojo a este otro artículo de El País. La respuesta parece ser, en ambas opciones, un consumo responsable: si es natural, utilizar uno plantado o, en su defecto, replantarlo tras su uso. Si es artificial, aprovecharlo hasta el final de su vida útil (ya que la huella de su producción es de 40 kg de dióxido de carbono, lo mismo que utilizar el coche 10 días y medio consecutivos para recorrer 20 km por jornada). ¿La mejor opción? Confeccionarlo tú mismo reutilizando materiales como cartón, telas, botellas, latas... 

Y por último...

Os recordamos que para diagnósticos concretos y dudas médicas, la mejor opción sera recurrir a un profesional sanitario que estudie el caso y os recomiende la solución o tratamiento más adecuado. Para todo lo demás, ¡podéis contar con Maldita Ciencia! Estaremos encantados de dar respuestas a vuestra preguntas.

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