Nos habéis preguntado por los suplementos de colágeno y cómo afectan a nuestra salud. Estos suplementos se venden habitualmente con mensajes sobre que ayudan a las articulaciones (cartílagos), los huesos y los músculos. Sin embargo, en la actualidad no hay evidencias sólidas de que tenga efectos sobre nuestra la salud. Esta es la razón por la que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) no ha aprobado las alegaciones de salud para el colágeno. Estas alegaciones implican que existe una relación entre el alimento o sus componentes y determinadas propiedades saludables, algo que no ocurre con el colágeno.
En la web de la EFSA se puede leer un informe sobre los efectos sobre las articulaciones y otro sobre los efectos en la piel. A pesar de ello, la industria de productos relacionados con colágeno movió en 2016 casi 4.000 millones de dólares y se estima que llegará a los 6.000 millones de dólares en 2025.
Si no hay evidencias, ¿por qué tienen tanto éxito? Hemos consultado a Miguel Ángel Lurueña, divulgador especializado en tecnología de los alimentos y autor del blog Gominolas de petróleo. "En parte es por el desconocimiento y la tendencia que tenemos a hacer asociaciones del tipo "comer hígado es bueno para el hígado" y "comer riñones es bueno para los riñones", que no tienen ningún sentido", señala a Maldita Ciencia.
El divulgador añade que "a pesar de que parte de nuestro cuerpo está formado por colágeno (piel, músculo, hueso, cartílago), no significa que necesitemos comerlo para que se mantenga en buen estado ni que tomar suplementos de colágeno vaya a mejorar el estado de nuestro organismo en este aspecto".
Lurueña indica que el colágeno es una proteína de gran tamaño,
formada por diferentes aminoácidos (como todas las proteínas). "Cuando
la comemos y la digerimos, rompemos esa proteína en los aminoácidos que
la constituyen (como ocurre con otras proteínas)", señala. Según el
experto, "nuestro organismo utiliza esos aminoácidos para
diferentes funciones y no significa que vayan a ir destinados a la
producción de colágeno o a la mejora del estado de nuestros huesos o articulaciones".
Lurueña destaca que esos aminoácidos podemos obtenerlos a partir de muchas otras fuentes,
más baratas que los suplementos. El colágeno está presente en la piel,
los huesos y las articulaciones de los animales, que es de donde se
extrae para elaborar algunas cápsulas de medicamentos o postres a base
de gelatina. El divulgador recomienda otras fuentes de aminoácidos "mucho más interesantes que el colágeno (que es muy pobre desde el punto de vista nutricional): por ejemplo, huevos, legumbres, pescado...".
Hay algunos estudios que indican que algunos de estos suplementos podrían tener un impacto positivo, a corto plazo, en nuestras articulaciones o piel, pero son controvertidos. Según Lurueña, "muchos artículos que presentan evidencias a favor han sido realizados por autores que pertenecen o guardan relación con la industria de los suplementos de colágeno, lo cual no invalida los estudios, pero ya de entrada genera desconfianza".
A juicio del experto, "las alegaciones de salud que a veces se hacen en los etiquetados o la publicidad de estos suplementos se basan, no en los supuestos beneficios que aporta el colágeno, sino en las características de las proteínas o de algunos de los minerales o vitaminas que se añaden". Es decir, "para el colágeno no hay evidencias sólidas de estas alegaciones (existen algunos estudios a favor pero no aportan evidencias sólidas), pero sí se pueden hacer para compuestos como las proteínas o para el magnesio".
Como conclusión Lurueña añade que “esos nutrientes se pueden obtener habitualmente en la dieta, a partir de alimentos convencionales y más baratos”. Por lo tanto no hay evidencias sólidas de que los suplementos de colágeno tengan efectos sobre la salud.