Nos habéis preguntado muchísimo por algunos vídeos que supuestamente denuncian que algo o alguien recubre las frutas de cera con la intención de hacerlas más brillantes y atractivas y así de alguna forma engañar a los consumidores. En esos vídeos se ve cómo rascando la superficie de la fruta (normalmente una manzana) se despega una sustancia blanca, esa cera, y se recomienda que se pele la fruta para evitar ingerirla.
Estos vídeos suelen despertar mucha alarma insinuando que con este truco nos están envenenado y así consiguen mucha difusión, pero lo que cuentan es un bulo, como ya han señalado en redes divulgadores como Miguel Ánguel Lurueña, tecnólogo de los alimentos.
En resumen, hay que aclarar que sí, a veces la fruta está cubierta de cera o sustancias similares. La propia fruta genera esa cera que sirve de protección ante agresiones externas y para preservar las sustancias de su interior, pero otras veces esa capa se añade de forma artificial para conseguir precisamente esa protección y de paso, mejorar su aspecto ante los consumidores. En todos los casos esa cera está en cantidades muy pequeñas que siempre son seguras para la salud.
La cera es parte natural de muchas frutas y verduras
Muchas plantas generan de forma natural algún tipo de cera que las cubre y las protege. En concreto, muchas frutas están recubiertas de alguna cera. Recuerda que aunque para nosotros sean alimentos, para las plantas que las generan las frutas son un elemento reproductivo: son el elemento encargado de albergar sus semillas y de favorecer su germinación de la forma más eficaz posible. De ahí que cuente con todas las capas protectoras posibles, incluida la cera. Aquí el propio Lurueña explica las distintas capas protectoras de la fruta.
¿Qué funciones tiene esa cera natural de las plantas? Por un lado, como decimos, las protege de agresiones o sustancias externas, y por eso si dejamos caer gotas de agua sobre ellas estas resbalan sobre su superficie. También actúa como protector solar, reflejando los rayos UVA e impidiendo que dañen las células de la manzana. Por otro lado, evita que salgan sustancias del interior, básicamente agua evaporada, oxígeno y CO2.
Cuando y por qué copiamos a la naturaleza
A veces se añaden ceras de forma artificial a la fruta antes de venderla. Es lo que se llama "agentes de recubrimiento". Es algo que ya se hacía en China en el siglo XII con los cítricos para prolongar su conservación y que se adoptó en Estados Unidos en la década de 1920. A partir de 1950 se amplió para utilizarse también en otras frutas y verduras. Puedes leer más sobre esta práctica aquí.
El objetivo es replicar esas propiedades que la cera de la fruta tiene de forma natural: protegerla de sustancias externas y preservarla de la pérdida de cualidades.
Además, se obtiene una ventaja añadida: una manzana con película de cera es más brillante y por tanto más atractiva para el consumidor. El aspecto de los alimentos es uno de los principales criterios por el que los elegimos a la hora de hacer la compra, y la fruta brillante y lustrosa tiene más probabilidades de terminar en nuestra cesta de la compra que otra más arrugada o mate, aunque en realidad su sabor o propiedades sean las mismas. Esto tiene otra consecuencia: se fomenta la compra de fruta, con lo que mejora la alimentación y se reduce el desperdicio.
Para conseguir ese efecto se añade una cantidad de cera muy pequeña, igual a la que la fruta tiene de forma natural. Se emplean distintos productos, que enumera aquí el químico Yanko Irui, desde cera de abejas (etiquetada como E-901 dentro de la normativa que regula los aditivos alimentarios) hasta ceras de distintas plantas (candelilla o E-902, carnaúba o E-903), productos provenientes del refinamiento del petróleo (cera microcristalina o E-905) o resinas y gomas (la goma laca o E-904, la goma ester o E-445).
¿Son seguras estas ceras?
Sí, lo son. Como ocurre con todos los aditivos alimentarios, la legislación europea evalúa su seguridad periódicamente en base a las dosis habituales de utilización (aquí la evaluación de la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria sobre la cera de abeja y aquí la de la cera microcristalina, por ejemplo) y solo permite su uso en aquellas dosis que están por debajo de lo que se considera seguro. Eso quiere decir que cuando te comes una manzana con piel, esta puede estar recubierta por sustancias cerosas pero estas no suponen un riesgo para tu salud.
Es importante señalar que su seguridad no depende de que esas ceras estén presentes en la manzana de forma natural o porque se hayan añadido después de manera artificial. Que una sustancia sea natural no la hace más segura que una artificial.