¡Ojo, malditas y malditos: que un puente no es excusa para Maldita Ciencia! Si tenías mono de consultorio científico semanal, aquí lo tienes, fresquito, fresquito. Como cada viernes, respondemos a cuatro de las preguntas que nos habéis hecho llegar a lo largo de los últimos días.
Y como sabemos que aún te quedan muchas más, te invitamos a que nos las envíes de la forma que prefieras: puedes hacerlo a través de nuestro número de WhatsApp (655 198 538), correo electrónico ([email protected]) o bien a través de redes sociales (tanto Twitter como Facebook). Sin más dilación, aquí tienes los temas de esta semana: edredones de plumas, comer aloe vera, pruebas auditivas sospechosas y colágeno. ¡Al lío!
¿Es el aloe vera un 'superalimento'?
En Maldita Ciencia ya os hemos hablado sobre el aloe vera como remedio para tratar heridas abiertas o quemaduras recientes. ¿La conclusión? Utilizarlo no es lo más adecuado en este tipo de casos, puesto que podría irritar la piel e incluso causar sensibilización a la sustancia. Tras esta explicación, se os cayó un mito en relación a la que muchos consideran una planta todopoderosa. Pero no os dais por vencidos: esta vez nos habéis preguntado por un artículo (y su correspondiente vídeo) que habla sobre la ingesta de este vegetal, no únicamente sobre su aplicación en la piel.
El contenido que nos habéis hecho llegar eleva al aloe vera a la categoría de "superalimento". Según el vídeo, en teoría, algunos de sus componentes serían capaces de "levantar el sistema inmune", tendrían propiedades anticancerígenas (en ratones y ratas, como especifica el vídeo) y podrían mitigar los efectos secundarios derivados de la quimioterapia.
Para empezar, los superalimentos no existen. "Hay alimentos con una alta densidad nutricional o con nutrientes especialmente interesantes, pero el hecho de que un alimento tenga muchos nutrientes no quiere decir que los vayamos a asimilar todos", explica a Maldita Ciencia Daniel Ursúa, dietista-nutricionista. "Los procesos de digestión y metabolismo son muy complejos, por lo que no es tan sencillo como pensar que si un alimento tiene, por ejemplo, muchas vitaminas, vayamos a asimilarlas todas", añade.
Según el dietista-nutricionista Juan Revenga, la bondad o maldad de un alimento nunca debería basarse en la consideración de sus micronutrientes aislados. "Me vienen a la cabeza los ejemplos de Bollycao con el 50% de la CDR de hierro o el actimel con vitaminas B6 y D para justificar su alegación sobre el sistema inmune", explica Revenga a Maldita Ciencia.
En el vídeo también se hace referencia a la presencia en esta planta de sustancias singulares a las que les atribuye propiedades muy concretas, como la disminución del riesgo de padecer cáncer y la mejora de la sintomatología al recibir un tratamiento convencional. "Abre la puerta a la rumorología, dejando en manos de cualquiera el manejo de una información sobre temas muy sensibles. Además, lo hace sin aportar ni un solo dato irrefutable", opina Revenga.
Los estudios con respecto a la relación entre el aloe vera y el cáncer se han realizado en ratones o in vitro y no hay evidencias de que en humanos tenga efectos anticancerígenos. Según el Cancer Research UK, no hay pruebas científicas que garanticen que el aloe vera pueda evitar o curar ningún tipo de cáncer en humanos.
En el vídeo, se aconseja tomar la planta entera sabiendo que contiene más de 200 sustancias con actividad biológica... Pero Revenga plantea una cuestión: ¿son todas buenas o, cuando menos, inertes? La pregunta no es tontería. De hecho, como se puede leer en este estudio, "el aloe vera ha sido clasificado como material del grupo 2B por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, lo que sugiere que es posiblemente cancerígeno para los humanos, porque existe evidencia suficiente en animales experimentales de la carcinogenicidad del extracto de aloe vera de hoja entera".
Ursúa tampoco está de acuerdo con la recomendación con la que concluye el vídeo (tomar de 5 a 10 mililitros de aloe vera tres veces al día, con cada comida). "En base a la evidencia actual, no encuentro motivos para fomentar el consumo de aloe vera", sostiene.
¿Funciona la prueba que circula por redes sociales para saber la edad auditiva y medir la audición?
A lo largo de esta semana, nos habéis preguntado por un vídeo que circula por Twitter que nos reta a probar nuestra audición. ¿Cómo? Este emite un sonido constante, en teoría desde los 660 hasta los 20.000 Hz, aproximadamente. Supuestamente, la "prueba" indicaría tu edad auditiva en función de hasta qué punto del vídeo (hasta qué cantidad de Hz), eres capaz de escuchar antes de dejar de oír completamente el molesto pitido. Los expertos consultados por Maldita Ciencia coinciden en que no es un prueba válida y que para conocer nuestro estado de audición lo que tenemos que hacernos es una audiometría en un centro especializado. Vayamos por partes.
El ser humano es capaz de oír, por normal general, la parte del espectro auditivo comprendida entre los 20 y los 20.000 Hz. Sí es cierto que, según cumplimos años, perdemos progresivamente la capacidad de captar los tonos más agudos. Podríamos decir, por lo tanto, que la base en la que se apoya el vídeo es correcta.
Ahora bien, esto no quiere decir que esta clase de "exámenes auditivos" que circulan por internet (este incluido) nos sirvan para conocer nuestra salud auditiva y mucho menos relacionarla correctamente con nuestra edad.
Hemos preguntado a Joaquín Yanes Díaz, otorrinolaringólogo en el Hospital Universitario de Getafe (Madrid), si esta "prueba" es efectiva y su respuesta ha sido clara y concisa: no. "Es verdad que, con la edad, se van perdiendo los agudos. Pero no de forma tan rígida. Es un proceso fisiológico, descrito en nomenclatura médica como presbiacusia y es variable dentro de la población", explica a Maldita Ciencia.
En primer lugar, debemos tener en cuenta que la prueba posiblemente la hagamos en casa, en el trabajo o en la calle; en el mejor de los casos con unos cascos y, si no, utilizando simplemente con el propio altavoz del móvil. "No estás en un sitio controlado ni lo está realizando un profesional, por lo que (de funcionar) solo sería algo orientativo", explica a Maldita Ciencia Leticia Martínez, ingeniera técnica de Telecomunicación con especialidad en Sonido e Imagen. "Para que fuese útil, necesitaríamos un equipo calibrado y ajustar correctamente el volumen a las frecuencias: puede que a 10.000 Hz todavía oigas bien, pero que el volumen esté bajo", añade.
Además, un móvil de gama baja podría no ser capaz de reproducirlo bien. "Un ordenador tampoco y una tele barata, menos", indica a Maldita Ciencia David Sanabria Perea, técnico medio y superior de Telecomunicaciones y Equipos Microinformáticos. "También depende de si el móvil reproduce el audio en frecuencias muy altas y muy bajas, pero con un volumen con el que tendríamos que tener la oreja pegada al altavoz para poder escucharlo", añade.
Para detectar de manera eficaz pérdida o problemas de audición, el paciente debe someterse a una audiometría: un examen que evalúa nuestra capacidad para escuchar sonidos. "Cuando se hace una audiometría, lo normal es que te pongan cada frecuencia, de más grave a más aguda, a distintos volúmenes, por decirlo de alguna manera (a 10 decibelios, 20, 30, 40... hasta unos 100- 120)", explica a Maldita Ciencia María Domínguez, experta en genética de hipoacusias (disminución de la capacidad auditiva) en el servicio de Genética del Hospital Universitario Ramón y Cajal (Madrid).
Desde el móvil, sin embargo, tú mismo puedes regular y subir el volumen en cualquier momento sin saber los decibelios exactos a los que lo estás escuchando. "Puede ser que los últimos agudos no se escuchen a partir de determinada edad, pero si subiéramos muchísimo el volumen lo podríamos llegar a oír". Domínguez añade que todas estas pruebas médicas se realizan en una cabina aislada. "Si la haces en casa, habrá un montón de ruidos que interfieran, aunque no te des cuenta". Por lo que las conclusiones de la prueba serían erróneas.
"Una cosa es que una persona mayor cada vez tenga menos capacidad para oír esos agudos, pero de ahí a estimar con esto una edad...", concluye Domínguez. Si quieres saber más sobre como se puede evaluar una posible hipoacusia, puedes leer este artículo del Hospital Clinic de Barcelona.
¿Son peligrosos los edredones de plumas para la salud?
Nos habéis preguntado por un contenido que advierte del "peligro" de usar edredones nórdicos. ¿Son realmente "peligrosos" para nuestra salud? La respuesta corta es "para la gran mayoría de personas no". La noticia ha surgido a partir de una publicación en una revista científica. Sin embargo, lo primero que hay que aclarar es que se trata de la presentación de un solo caso. En la publicación analizan el diagnóstico de un solo paciente afectado por "pulmón de edredón de plumas".
Como explica a Maldita Ciencia Francisca Lourdes Márquez, jefa de servicio de Neumología del Hospital Universitario de Badajoz y profesora titular de Neumología de la facultad de Medicina de la Universidad de Extremadura, "la enfermedad pulmón del edredón de plumas es rara. Pertenece al grupo de las alveolitis alérgicas extrínsecas, una enfermedad inflamatoria de base inmunológica, no muy frecuente".
La doctora añade que "el organismo de una persona sensibilizada a microorganismos presentes en las plumas de ave se comporta como si fuera alérgico a esa materia". Solo la experimentan unas pocas personas, no todas las expuestas a las plumas: "Es como el polen, muchos estamos expuestos a él, pero no todos somos alérgicos".
En el caso concreto del paciente del estudio, la causa de la enfermedad era respirar polvo de las plumas del edredón. Los síntomas son muy generales. Pueden parecerse a los de una gripe o provocar problemas respiratorios graves, normalmente unas 4-8 horas después de exponerse a las plumas.
Uno de los autores de la publicación, el doctor Owen Dempsey, recalca que es muy probable que otros casos similares no se estén diagnosticando. En cualquier caso, también afirma que no se disponen de datos de cómo de frecuente pueda ser esta enfermedad. En las publicaciones científicas se ha informado tan solo de algunos otros pocos casos.
Como explica la doctora Márquez, "esta enfermedad en concreto, a día de hoy es rara, por eso la han publicado. Si fuera frecuente no la habrían admitido como artículo de interés en la revista científica. No debe crearse alarma social, es cuestión de sentido común y si alguien que duerme con edredón de plumas presenta síntomas compatibles, debe acudir a su médico, quien le hará los estudios pertinentes".
Según indica el autor en el estudio, uno de los objetivos de esta publicación era resaltar la importancia de que los médicos pregunten por el tipo de ropa de cama que se usa ante casos de problemas respiratorios. Se suele preguntar por si se tiene mascotas o pájaros en casa, pero en pocas ocasiones se piensa en las plumas que puede haber en el edredón o almohadones.
Dempsey destaca que un diagnóstico temprano puede ser clave en que la enfermedad no tenga consecuencias graves. En el caso del paciente del que habla en el estudio, ya está completamente recuperado. El doctor afirma que la mayoría de personas no vamos a tener ningún tipo de problema con estos edredones. También aclara que su mensaje no era que dejáramos de usarlos, sino que tuviéramos en la cabeza que pueden dar problemas si alguna vez desarrollamos dolencias respiratorias.
¿Tienen efecto sobre nuestra salud los suplementos de colágeno?
Nos habéis preguntado por los suplementos de colágeno y cómo afectan a nuestra salud. Estos suplementos se venden habitualmente con mensajes sobre que ayudan a las articulaciones (cartílagos), los huesos y los músculos. Sin embargo, en la actualidad no hay evidencias sólidas de que tenga efectos sobre nuestra la salud. Esta es la razón por la que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) no ha aprobado las alegaciones de salud para el colágeno. Estas alegaciones implican que existe una relación entre el alimento o sus componentes y determinadas propiedades saludables, algo que no ocurre con el colágeno.
En la web de la EFSA se puede leer un informe sobre los efectos sobre las articulaciones y otro sobre los efectos en la piel. A pesar de ello, la industria de productos relacionados con colágeno movió en 2016 casi 4.000 millones de dólares y se estima que llegará a los 6.000 millones de dólares en 2025.
Si no hay evidencias, ¿por qué tienen tanto éxito? Hemos consultado a Miguel Ángel Lurueña, divulgador especializado en tecnología de los alimentos y autor del blog Gominolas de petróleo. "En parte es por el desconocimiento y la tendencia que tenemos a hacer asociaciones del tipo "comer hígado es bueno para el hígado" y "comer riñones es bueno para los riñones", que no tienen ningún sentido", señala a Maldita Ciencia.
El divulgador añade que "a pesar de que parte de nuestro cuerpo está formado por colágeno (piel, músculo, hueso, cartílago), no significa que necesitemos comerlo para que se mantenga en buen estado ni que tomar suplementos de colágeno vaya a mejorar el estado de nuestro organismo en este aspecto".
Lurueña indica que el colágeno es una proteína de gran tamaño, formada por diferentes aminoácidos (como todas las proteínas). "Cuando la comemos y la digerimos, rompemos esa proteína en los aminoácidos que la constituyen (como ocurre con otras proteínas)", señala. Según el experto, "nuestro organismo utiliza esos aminoácidos para diferentes funciones y no significa que vayan a ir destinados a la producción de colágeno o a la mejora del estado de nuestros huesos o articulaciones".
Lurueña destaca que esos aminoácidos podemos obtenerlos a partir de muchas otras fuentes, más baratas que los suplementos. El colágeno está presente en la piel, los huesos y las articulaciones de los animales, que es de donde se extrae para elaborar algunas cápsulas de medicamentos o postres a base de gelatina. El divulgador recomienda otras fuentes de aminoácidos "mucho más interesantes que el colágeno (que es muy pobre desde el punto de vista nutricional): por ejemplo, huevos, legumbres, pescado...".
Hay algunos estudios que indican que algunos de estos suplementos podrían tener un impacto positivo, a corto plazo, en nuestras articulaciones o piel, pero son controvertidos. Según Lurueña, "muchos artículos que presentan evidencias a favor han sido realizados por autores que pertenecen o guardan relación con la industria de los suplementos de colágeno, lo cual no invalida los estudios, pero ya de entrada genera desconfianza".
A juicio del experto, "las alegaciones de salud que a veces se hacen en los etiquetados o la publicidad de estos suplementos se basan, no en los supuestos beneficios que aporta el colágeno, sino en las características de las proteínas o de algunos de los minerales o vitaminas que se añaden". Es decir, "para el colágeno no hay evidencias sólidas de estas alegaciones (existen algunos estudios a favor pero no aportan evidencias sólidas), pero sí se pueden hacer para compuestos como las proteínas o para el magnesio".
Como conclusión Lurueña añade que “esos nutrientes se pueden obtener habitualmente en la dieta, a partir de alimentos convencionales y más baratos”.
Y por último...
Os recordamos que para diagnósticos concretos y dudas médicas, la mejor opción sera recurrir a un profesional sanitario que estudie el caso y os recomiende la solución o tratamiento más adecuado. Para todo lo demás, ¡podéis contar con Maldita Ciencia! Estaremos encantados de dar respuestas a vuestra preguntas.