Las palomas son aves urbanas que despiertan pocas simpatías para la mayoría, especialmente para los dueños de los coches que eligen como diana de sus excrementos, ya que estos tienen un efecto destructor sobre su pintura. Nos habéis preguntado a qué se debe esto.
Los excrementos de estas aves son muy ácidos, y de ahí que tengan la capacidad de corroer la pintura de los coches (y no solo la pintura de los coches, pueden tener también un efecto muy destructivo sobre estatuas y monumentos por el mismo motivo). La causa de esa acidez se debe a la anatomía del sistema digestivo de las palomas.
A diferencia de los mamíferos como nosotros, las aves no tienen dos conductos distintos para procesar los desechos líquidos y los desechos sólidos, sino que ambos se mezclan en un solo órgano llamado cloaca. Eso quiere decir que las heces propiamente dichas se mezclan con el ácido úrico proveniente de los riñones y sale todo junto.
Esto da a esos excrementos el color blanquecino que vemos sobre los coches y también un pH bastante ácido (en la escala de 1 a 14 con que se mide el pH de una sustancia, en la que el 1 es lo más ácido y el 14 lo menos, los excrementos de paloma se sitúan en torno a 4; en comparación, el pH de la orina humana se suele situar en torno a 6, aunque puede oscilar entre 4,6 y 8) y es el principal motivo por el que si los excrementos no se limpian pronto, pueden terminar dañando la pintura del coche.