Es un hábito gustoso para quien lo ejerce pero puede resultar muy molesto para las personas a su aldededor: apretarse los nudillos de los dedos con la mano contraria hasta chascarlos o crujirlos. Precisamente porque puede resultar un poco desagradable al escucharlo, nunca falta quien advierte al que lo hace de que esa costumbre puede causarles daños. La palabra artrosis suene mencionarse a menudo. ¿Hay algo de cierto en esto?
Pues todo apunta a que no. El sonido característico que se escucha al crujir los nudillos proviene de las pequeñas burbujas de gas que se forman entre las articulaciones, que al ser estiradas un poco más de lo habitual explotan produciendo ese sonido. El motivo por el que no se puede chascar el mismo nudillo varias veces seguidas es que esas burbujas tardan algo de tiempo en formarse de nuevo.
Según este artículo publicado en la página web de la Harvard Medical School, no parece haber un problema para la salud en este hábito: "Aunque ha habido informes ocasionales de dislocaciones o lesiones de tendones por crujirse los nudillos de forma demasiado vigorosa, estos incidentes son una rara excepción y no la regla".
Algunos estudios han analizado este tema y su conclusión coincide. Este, por ejemplo, estudió a 28 residentes de una residencia de ancianos que declararon si habían tenido el hábito de crujirse los nudillos y observaron que no parecía haber diferencia en el estado de sus articulaciones. En este curioso estudio, un mismo científico llevó el experimento en sí mismo: durante décadas se chascó los nudillos solo de una mano, siempre la misma, para observar si eso repercutía en la salud de sus articulaciones, y su conclusión era que no había diferencia en el estado de ambas manos. Su persistente autoexperimento le sirvió para ganar un premio IgNobel, la parodia de los Nobel, en 2009.