Da igual el momento y el lugar, los incómodos tics en uno u otro ojo comienzan cuando menos te lo esperas, sin previo aviso. Nos habéis preguntado por ellos y qué los desencadena.
Conocidos como blefaroespasmos, estos movimientos son el resultado de pequeños espasmos involuntarios de los músculos del párpado, que puede llegar a cerrarse y luego volver a abrirse rápidamente y repetidas veces.
"Las causas de estos tics son circunstancias de escasa gravedad, por ejemplo, la carencia leve de algunos minerales involucrados en el proceso de contracción de los músculos, la inflamación crónica (como en algunas alergias) y la falta de una adecuada lubricación", explica a Maldita Ciencia Rubén Pulido, oftalmólogo y maldito que nos ha prestado sus superpoderes.
La página web del Consejo General de Ópticos Optometristas (CGCOO) añade otras posibles causas, como estrés y cansancio, consumo excesivo de cafeína o alcohol, fatiga ocular, alergias o como efecto secundario de algunos medicamentos.
Según Pulido, por lo general, son de fácil y rápido tratamiento. Sin embargo, si persisten, podrían evidenciar problemas más profundos, como cuestiones de índole neuromuscular. "Puede incluso deberse al comienzo de algunos casos concretos, como el síndrome de Tourette. Por ello, si el tic se prolonga en el tiempo y no responde a tratamiento, lo recomendable es acudir a un especialista neuroftalmólogo o neurólogo", añade Pulido.
"Una vez que empiezan los espasmos, pueden continuar de manera intermitente durante algunos días. Luego, desaparecen", explica este artículo de MedlinePlus. ¿Se pueden evitar? Según el CGCOO, seguir una serie de sencillas recomendaciones puede dificultar su aparición. Por ejemplo, mantener el estrés bajo control, dormir suficiente, disminuir el consumo de alcohol y bebidas con cafeína y realizar pausas periódicas frecuentes al trabajar con ordenadores u otras pantallas.