En nuestras aceleradas vidas, cocinar para varios días y congelar por raciones es una opción muy común para comer casero pero no tener que cocinar a diario. Nos habéis preguntado si esta costumbre puede causar que terminemos comiendo alimentos con menos nutrientes tras pasar por el congelador.
La respuesta es que no: la congelación de los alimentos no supone su empeoramiento nutricional, siempre que se congele y se descongele correctamente, según explica a Maldita Ciencia Gemma del Caño, experta en calidad de la industria alimentaria.
"Hay que distinguir entre la ultracongelación, en la que se baja la temperatura de los alimentos de golpe a menos de 18 grados bajo cero, el agua se congela inmediatamente y todas las propiedades se conservan, y la congelación en estático, que es la que tenemos en nuestro congelador de casa, en la que los alimentos se van congelando progresivamente, de fuera hacia dentro", continúa Del Caño.
Para congelar alimentos en casa, lo más importante es usar los recipientes adecuados, como tuppers bien cerrados, tarros o bolsas que permitan hacer el vacío y que la comida adopte la forma más plana y uniforme posible. "Al congelar carne picada, por ejemplo, tendemos a hacer paquetitos en forma de bola, cuando lo mejor sería aplanarla lo más posible y situarlos en horizontal", explica. Aquí podéis leer más consejos de Del Caño para congelar y descongelar adecuadamente los alimentos.
En cuanto a qué alimentos se pueden congelar y cuáles no, la clave para decidir no es tanto la pérdida de nutrientes como que al descongelar la textura siga siendo la misma. Algunos productos como los huevos, las salsas o los quesos pueden salir del descongelado muy diferentes y poco apetecibles.
Congelar alimentos es una forma perfecta de alcanzar dos objetivos. Por un lado, reducir el despedicio de alimentos ya que permite alargar la vida de la comida que nos sobra; por otro, aumenta la variedad de nuestra alimentación al permitir consumir comidas preparadas anteriormente, además de otras que sería más difícil consumir a menudo si hubiese que hacerlo siempre estando frescas, como verduras o pescados.
El congelado se puede llevar a cabo también antes de cocinar los alimentos, especialmente, como decimos, verduras, pescados o carnes, para hacer la compra más cómoda, prolongar su vida útil y tenerlos a mano cuando vayamos a consumirlos. Esto favorece el consumo de alimentos saludables y frescos y ayuda a reducir los procesados o los precocinados, una forma de mejorar nuestra alimentación.