Tanto si te pasa a ti, porque no quieres molestar; como si le pasa a quien duerme cerca, porque te molesta: la causa y los posibles remedios para los ronquidos han sido uno de los temas por los que nos habéis preguntado esta semana. Desde aquí no podemos hacer que dejes de roncar, pero sí explicarte todo lo que la ciencia sabe sobre estos (a veces muy molestos) ruidos.
Normalmente roncamos porque algo interrumpe físicamente el flujo de aire que expulsamos al respirar mientras dormimos. La alergia, algún tipo de deformación en la nariz o pequeños pólipos que la puedan obstruir; poca musculatura en la garganta y la lengua, que hace que esta caiga hacia atrás (normalmente por un sueño profundo, el consumo de alcohol o el uso de pastillas para dormir) o el sobrepeso son algunos de los factores que pueden interferir en la emisión de este incómodo sonido mientras descansamos.
"La causa más frecuente del ronquido es que los pacientes, por diferentes razones, sobre todo por el sobrepeso, por la edad o por los cambios hormonales en el caso de la mujer, tienen los tejidos de la vía aérea superior laxos, débiles: el paladar, la lengua, etc., están blandos", explica a Maldita Ciencia Guillermo Plaza, miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC). "Debido a esa laxitud, al dormir se produce una vibración, que es el sonido que podemos identificar como un ronquido, en el que intervienen sobre todo el paladar y la lengua", aclara.
En principio, roncar no tiene más problema que ese: molestar a la gente que duerme (o se encuentra) cerca de nosotros. La situación médica se complica cuando los ronquidos son el resultado de la apnea del sueño, un trastorno caracterizado por la interrupción de la respiración durante un mínimo de 10 segundos cuando dormimos. La apnea del sueño también puede repercutir en el descanso de quien la sufre, ya que está relacionada con menos tiempo de sueño profundo y más de sueño ligero que, además, se interrumpe constantemente. En este caso, la mejor solución es acudir a un especialista que valore la situación.
Llevar una rutina de sueño escasa o beber alcohol horas antes de meterse en la cama influirá en la musculatura de la garganta, así que dormir lo suficiente y evitar bebidas de este tipo reducirá las posibilidades de que ronques, al menos esa noche. Si además te mantienes hidratado (lo que repercutirá en la humedad de tus vías nasales) y sigues unos hábitos de vida saludables que te alejen del sobrepeso (lo que se relaciona con la obstrucción de las vías del sistema respiratorio), tendrás más puntos a la hora de evitarlos.
Con respecto a las tiritas nasales anti ronquidos, Plaza indica que no son eficaces, salvo en algunos casos de colapso de válvulas, una condición que provoca dificultad respiratoria al obstruir las vías nasales provocada, por ejemplo, por alergias, resfriados o congestiones de algún tipo.
Plaza nos recuerda las medidas básicas de higiene del sueño, también relacionada con la emisión de estos molestos ruidos nocturnos (o diurnos, si eres de los que no se pierde una siesta): espaciar el momento de la cena con respecto al irse a la cama, dormir regularmente con una posición y una almohada adecuadas, evitar el uso del teléfono en la cama, dormir a unas horas fijas… "En definitiva, ser buenos", bromea Plaza.