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MALDITA CIENCIA

Lenguas que no se tragan, corales que comen microplásticos y caligrafía para cambiar la personalidad. Llega a Maldita Ciencia el XLVI Consultorio Científico

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¡Hola, hola, malditas y malditos! Maldita Ciencia al teclado un viernes más, dispuestos a resolver cuatro de las preguntas que nos habéis planteado a lo largo de la semana a través de nuestro WhatsApp (655 198 538), correo ([email protected]), Twitter y Facebook. No os hacemos esperar más, ¡aquí las tenéis!

¿Es la grafología una pseudociencia y puede estar relacionada con los cambios de personalidad?

A raíz de este artículo, nos habéis preguntado si la grafología se considera una pseudociencia y si es posible transformar la personalidad rediseñando los trazos de nuestra letra (al escribir a mano). Aunque hay bastante debate con respecto a esta disciplina, no hay indicios sólidos que demuestren que se pueda predecir o conocer la personalidad de una persona a través de su caligrafía. Además, el artículo de donde surge la duda con respecto al supuesto cambio de carácter no enlaza a ninguno de los estudios y/o tesis a los que hace referencia.

"La grafología, como mucho, podría llegar a considerarse una herramienta utilizada en psicología, pero no una ciencia en sí misma", explica Juliana Martins, neurocientífica especializada en plasticidad cerebral, a Maldita Ciencia. "Se está investigando si podría predecir el estado psicológico de la persona en un momento determinado, quizá por la fuerza o la dedicación al escribir, pero no su temperamento o personalidad", añade.

La British Psychological Society sitúa en este informe a la grafología al mismo nivel que la astrología, siendo esta el más bajo, en cuanto a validez (definiendo la validez como "la medida en que una prueba mide lo que dice estar midiendo" y "teniendo en cuenta hasta qué punto es posible hacer inferencias apropiadas a partir de los resultados de la misma").

Por otro lado, esta revisión concluyó que la grafología no era eficaz para el cometido que pretendía serlo: por ejemplo, en uno de los dos estudios revisados, 101 estudiantes rellenaron un test de personalidad, por un lado, y entregaron, por otro, una pequeña muestra de texto escrito. Las conclusiones a las que llegaron los grafólogos no coincidían con las del test.

https://giphy.com/gifs/bored-gravity-falls-writing-KyGiMJokZEQvu

El texto por el que nos habéis preguntado dice que "al rediseñar la letra reeducamos los ganglios basales, [...] la lámpara maravillosa que nos concederá el carácter anhelado". Según Sandra Jurado, neurocientífica, esto no es así: "La personalidad y carácter no dependen únicamente de los ganglios basales sino de las complejas relaciones entre múltiples regiones cerebrales. Esta frase es una sobre-simplificación sobre los procesos neuronales y de plasticidad necesarios para corregir patrones de comportamiento", explica Jurado a Maldita Ciencia y añade que serían necesarios estudios y seguimiento a largo plazo para establecer la duración de los cambios que describe.

La publicación sugiere literalmente que "podemos transformar nuestra manera de ser mediante el rediseño de la caligrafía". Sin embargo, Martins indica que el entrenamiento que propone el texto (15 minutos al día durante al menos 5 meses) como mucho podría generar plasticidad en el cerebro, cambios físicos en las conexiones neuronales, pero no en la personalidad. "Sería algo similar a aprender nuevas destrezas, como hacer ganchillo, andar hacia atrás o un nuevo idioma", añade Martins. Es decir, se pueden cambiar factores cognitivos de memoria, de concentración... pero no el temperamento.

El debate sobre el uso y la validez de esta disciplina es común y, como comentamos al inicio, hay literatura a su favor y en su contra. Sin embargo, según la British Psychological Society, "no hay duda de que, cuando uno selecciona cuidadosamente los estudios en términos de solidez metodológica, la evidencia es abrumadoramente negativa".

¿Hay corales que prefieren los microplásticos a su alimento habitual?

Sombrilla, toalla, arena, mar... y, a nuestro pesar, actualmente son los microplásticos los encargados de cerrar esta veraniega enumeración. Hoy por hoy no podemos ignorar el problema que suponen estas partículas en los océanos de todo el mundo: piezas diminutas de material plástico cuyo tamaño suele ser inferior 5 milímetros y que interfieren en la vida y salud de los organismos marinos.

Nos habéis preguntado por ellos y por una de las consecuencias que, supuestamente, podrían haber originado: que una especie concreta de coral, el Astrangia poculata, haya reorientado su alimentación y prefiera estos microplásticos frente a su comida habitual. Pero no, el estudio del que procede la información no indica que el coral prefiera de forma natural el plástico a su alimento, sino que estas partículas sintéticas inhiben su ingesta de nutrientes.

Es cierto que la investigación, publicada en The Royal Society Publishing y en el que se basan diferentes textos posteriores, detectó un promedio de más de 100 partículas microplásticas por pólipo (los “individuos” que forman la colonia del coral) en muestras de esta especie tomadas en Rhode Island (Estados Unidos).

Según el estudio, las pruebas de alimentación experimental, en las que se proporcionaba a los corales perlas de microplásticos y huevos de camarón del mismo diámetro, revelaron que los corales escogían las primeras al confundirlas con posibles presas, lo que les hizo consumir hasta 50 microgramos del material sintético.

"Pero este no concluye de ninguna manera que el coral esté 'adaptado' a los microplásticos y que pueda prescindir de su alimento normal", explica a Maldita Ciencia Susana Enriquez, investigadora del Laboratorio de Fotobiología en la Unidad Académica de Sistemas Arrecifales de Puerto Morelos (México). "Todo lo contrario, dice que al llenarse de microplásticos la cavidad gastrovascular del pólipo (el equivalente a su estómago), es muy posible que este ya no pueda 'comer más'", añade.

"Algunas de las conclusiones (todavía habría que considerarlas hipótesis de trabajo) sugieren que la ingesta de microplásticos podría causar un impacto muy negativo sobre la salud del coral, al reducir el esfuerzo de alimentación del pólipo y servir de vía de entrada a microorganismos con potencial infeccioso", indica Enriquez.

Según Gema Hernández-Milian, bióloga especializada en ecología alimentaria de mamíferos marinos, la mayoría de los plásticos que se están utilizando en los laboratorios son los llamados 'plásticos vírgenes', es decir, comprados directamente al productor de plásticos. Pero cuando estos llegan al agua (ríos o mar) actúan como superficies de atracción de contaminantes hidrofóbicos (que no les gusta el agua). "Por tanto, se pueden convertir en vectores de estos contaminantes", añade Hernández. Contaminantes que, en este caso, infestarían al coral.

Según los investigadores, los hallazgos, además de detallar mecanismos específicos por los cuales los microplásticos amenazan a los corales, sugieren que el Astrangia poculata, que tiene un gran rango costero, puede servir como un bioindicador útil y una herramienta de monitoreo para la contaminación microplástica.

¿Puedes tragarte la lengua y ahogarte si te quedas inconsciente?

Existen muchos mitos y creencias relacionados con la medicina y los primeros auxilios que, más que ayudar, pueden empeorar una situación de emergencia previa a la llegada de los profesionales sanitarios. Nos habéis preguntado por la lengua, y la boca en general, en caso de que la persona afectada esté inconsciente o sufra convulsiones, haciendo especial hincapié en si podemos llegar a tragárnosla. La respuesta es no: ni podemos tragarnos la lengua ni, por consiguiente, es recomendable que introduzcamos la mano en la boca de quien está inconsciente o convulsionando para "evitar" que esto suceda.

"La lengua no se traga", deja claro en este artículo Mónica Lalanda, médico de urgencias. "En ocasiones esta puede obturar (casi siempre de forma parcial) la vía aérea pero, aun así, meter la mano en la boca no es parte del manejo de ninguna persona inconsciente, y esto incluye epilepsia y convulsiones", añade Lalanda. De hecho, avisa de que, en caso de que haya lesión en la vértebra cervical, esto podría tener consecuencias nefastas, seccionando la médula.

"Al estar inconsciente, si respira, conviene poner al afectado en posición lateral de seguridad, para evitar obstrucción de la vía aérea", explican Pedro Ceballos y Francisco Javier Rosa, médicos del servicio de urgencias del Hospital Valle de los Pedroches y añaden que así, si el paciente vomita, no volverá a aspirar el líquido y la lengua no obstruirá la vía aérea (aunque en ningún caso se la vaya a tragar).

"Si la lengua obstruye parcialmente la faringe, no se produce una parada cardiaca repentina, sino que esa persona empieza con un ronquido llamativo", indica Lalanda. "Si no ha recibido un golpe, lo único que hay que hacer es ponerlo de lado y se soluciona solo, la lengua se retira de la vía aerea hacia un lado por su propio peso".

En caso de convulsiones, no se debe introducir ningún tipo de objeto (ni, por su puesto, la mano) en la boca. "No debe hacerse bajo ningún concepto", explica Lalanda a Maldita Ciencia. "Es innecesario y puede causar daño".*

Tampoco tratar de abrir la mandíbula del paciente: hay que tener en cuenta la fuerza con la que están contraídos estos músculos. Hacerlo podría dañar el paladar y provocar aspiraciones de cuerpos extraños, como explica aquí la neuropediatra María José Mas.

¿Qué sabemos sobre los antibióticos fluoroquinolonas?

Nos habéis preguntado por este hilo de Twitter que alerta sobre los antibióticos fluoroquinolonas, puesto que, en teoría y entre otros efectos secundarios "dañan el ADN humano, destruyen las mitocondrias y producen consecuencias adversas irreversibles". ¿Es esto cierto? Os contamos lo que sabemos.

"Si nos ceñimos a responder categóricamente a la pregunta, sí", confirma Emilio M. Ramos, responsable de la unidad de farmacia del Área Sanitaria Norte de Córdoba a Maldita Ciencia. Y añade que su consumo está relacionado con algunos riesgos severos. Por ese motivo, su uso está estrictamente regulado: en el caso de que un médico prescriba este tratamiento será porque sus beneficios superen a los posibles riesgos.

Las quinolonas y fluoroquinolonas son un conjunto de compuestos sintéticos con actividad antimicrobiana y toxicidad selectiva (son nocivas para un tipo de materia viva pero no para otras formas de vida). Hasta ahora, se han utilizado para tratar diversas infecciones bacterianas como las de las vías urinarias y respiratorias, del aparato genital y gastrointestinal, cutáneas, óseas y articulares. Sin embargo, se sabe que pueden causar efectos secundarios severos: "La bibliografía apunta a que fluoroquinolonas sí producen alteraciones en las membranas de las mitocondrias con posterior rotura de las mismas", explica Ramos.

Aprovechando estos efectos, añade el experto, se está estudiando la capacidad citotóxica (de provocar muerte celular) de estas moléculas para su utilización en el tratamiento de diferentes tipos de tumores: cáncer de pulmón, de mama, glioblastoma, etc.

Ya que estos componentes pueden tener consecuencias negativas y graves los sistemas nervioso y musculoesquelético del paciente que las recibe, el Comité para la Evaluación de Riesgos en Farmacovigilancia (PRAC) europeo evaluó en 2018 el impacto de esas posibles "reacciones adversas incapacitantes, de duración prolongada, y potencialmente irreversibles" y la relación beneficio-riesgo de este grupo farmacológico, según recoge la Agencia Española de Medicamentos (AEMPS). "Sin embargo, este daño no es exclusivo de las fluoroquinolonas: existen numerosos fármacos que producen daño mitocondrial, como doxiciclina, piperacilina, diclofenaco, estatinas…", añade Ramos.

Las últimas valoraciones del PRAC han llegado a la conclusión de que, dada la gravedad de los potenciales riesgos tras su uso incluso en personas sanas, "cualquier prescripción de estos antibióticos deberá realizarse tras una cuidadosa valoración de su relación beneficio-riesgo". Es decir, solo deben prescribirse a quienes sufren infecciones graves ocasionadas por bacterias sensibles (con las que el antibiótico acabe fácilmente).

En caso de que los pacientes a los que se haya recetado este tratamiento sufran reacciones adversas en el sistema musculoesquelético (tendinitis, rotura tendinosa, mialgia, debilidad muscular…) o en el sistema nervioso (ansiedad, alucinaciones alteraciones de la audición o la visión…), el PRAC recomienda interrumpirlo y acudir al médico.

"Bajo mi punto de vista, lo que llama la atención es el alarmismo del hilo de Twitter frente a un grupo de medicamentos en concreto", opina Ramos. "Pero todos los medicamentos provocan reacciones adversas. Son como la doble cara de una moneda, al mismo tiempo que curan enfermedades, tienen la capacidad de provocar efectos nocivos", añade.

Ramos recuerda que, aunque el riesgo cero no existe, hay formas de reducirlo, limitando la automedicación (no vale el "como a mi vecino le funciona...", tomando medicamentos que obedezcan a una prescripción por parte de un médico (que valora de forma integral al paciente, su patología, circunstancias, factores de riesgo, decantando la relación beneficio – riesgo hacia el lado positivo) y consultando cualquier duda a un profesional sanitario.

"Con todo esto no quiero dar un mensaje alarmista, sino tranquilizador, pues haciendo un uso responsable de los medicamentos, los beneficios que se obtienen con ellos superan con creces a los riesgos", concluye Ramos. "Tal es el caso de los antibióticos, como las fluoroquinolonas, que, desde su aparición, han salvado millones de vidas".

Y como siempre...

... os recordamos que para diagnósticos concretos y dudas médicas, la mejor opción sera recurrir a un profesional sanitario que estudie el caso y os recomiende la solución o tratamiento más adecuado. Para todo lo demás, ¡podéis contar con Maldita Ciencia! Estaremos encantados de dar respuestas a vuestra preguntas.

Muchas de estas dudas las resolvemos gracias a los conocimientos de nuestra comunidad de malditas y malditos y a sus superpoderes. Únete aquí y ayúdanos a parar la mentira.

*La recomendación de este párrafo era errónea: bajo ningún concepto debe introducirse un objeto en la boca de una persona con convulsiones.

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