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MALDITA CIENCIA

¿Qué sabemos sobre la relación entre las pepitas de sandía y la apendicitis?

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Ahora que llega el verano y con ello nuestra incesante búsqueda de maneras alternativas de refrescarnos, nos habéis preguntado si tragar las semillas de una de las frutas más típicas de esta época del año, la sandía, puede ser causa directa de apendicitis.

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Aunque pueden existir casos en los que las semillas de fruta en general (no especialmente las de sandía) pueden llegar inflamar nuestro apéndice, la posibilidad de que esto ocurra es mínima. De hecho, no hay mucha literatura científica al respecto, ya que el consumo de semillas no se considera un factor de riesgo en la posibilidad de sufrir apendicitis.

Lo habitual que, si al comer una rodaja de sandía no masticas sus "pepitas", estas pasen por tu aparato digestivo sin ser procesadas, y las deseches de la misma manera que las tragaste, enteras.

Sin embargo, es posible que las semillas, al no digerirse, obstruyan la unión entre el apéndice y el intestino grueso: hay estudios como este que explican que sí se han reportado casos de este tipo. Ahora bien, es altamente improbable y el porcentaje de casos es muy bajo. Durante ese estudio, por ejemplo, las semillas de fruta fueron el origen de la inflamación del apéndice tan solo en el 0,05% de los casos estudiados, es decir, solo uno de los 1.969 analizados entre 2002 y 2009.

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Según los autores de la investigación, el 95% de las sustancias que ingerimos, pasan a través del sistema digestivo sin problema. El 5% restante está compuesto por sustancias más pesadas que pueden acumularse en el ciego (la parte final del intestino grueso), obstruyendo su conexión con el apéndice y haciendo que este último se inflame. Aquellas semillas que no se eliminan del cuerpo de forma natural podrían llegar a ser la causa de apendicitis pero en ese estudio solo se recogen casos cuya causa fueron semillas de naranja, melón, cebada, avena, higo, uva, dátiles, cominos y nueces. Ninguno estuvo provocado por pepitas de sandía.

"Como todo en nutrición, hay que ser moderado", explica a Maldita Ciencia Miguel Ángel Alcalde, dietista en el Área Sanitaria Norte de Córdoba, y añade que, si controlamos la cantidad (un puñado aproximadamente) y las tostamos, las semillas de sandía incluso pueden tener valores nutritivos interesantes. "Son fuente de proteínas vegetales, tienen bajo aporte energético, son ricas en vitamina B, en minerales (sobre todo en magnesio) y en grasas poliinsaturadas", explica Alcalde.

La conclusión es que no tienes que preocuparte en caso de ingerir esta parte de la fruta: la inmensa mayoría de personas que las toman, voluntaria o involuntariamente, no desarrollan apendicitis.

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