Circulan por internet una serie de posts (siempre con el mismo texto) que aseguran que practicar sexo tres veces a la semana prolonga la vida 10 años. Este titular no está basado en evidencias científicas: si bien se ha comprobado que la actividad sexual tiene un efecto protector sobre la salud, especialmente del sistema cardiovascular, y que reduce la mortalidad, no hay evidencias para sostener que hacerlo precisamente tres veces a la semana prolongue la vida precisamente 10 años.
El origen de ese dato es el supuesto posgrado que ha realizado un doctor, llamado Adrián Jaime, en la especialidad Life Style Medicine de la Universidad de Harvard. Pero en ningún momento se muestran las evidencias que sostengan el dato, ni hemos podido encontrar ningún estudio publicado que lo haga.
Sin embargo, sí es cierto que diversos estudios han demostrado una relación positiva entre salud y sexo, y estos posts mencionan algunos de ellos. Por ejemplo, este estudio realizado en 1997 por científicos de la Universidad de Bristol que concluyeron que en hombres con una alta frecuencia sexual y orgásmica la mortalidad era un 50% menor que en hombres con baja frecuencia orgásmica. El estudio es antiguo y sus autores reconocían que aunque la correlación parece evidente, la explicación de las causas era compleja y aun poco clara. Incluían una advertencia de que los resultados debían ser replicados antes de hacer ninguna recomendación al respecto.
Estudios posteriores han demostrado que si bien sí parece existir esa relación positiva entre sexo y salud, hay demasiados factores fisiológicos y psicológicos involucrados como para cuantificarla de forma exacta. Los beneficios del sexo pueden ser muy diferentes para cada persona según su salud, estado físico, circunstancias personales y tipo de relación afectivo-sexual que practique.
De hecho, los beneficios no son tan evidentes ni generalizados como podríamos pensar en un principio. Este amplio estudio publicado en 2016 se centraba en la población mayor de 65 años y entre sus conclusiones incluía que si bien las mujeres mayores de esa edad parecen beneficiarse de relaciones sexuales y afectivas de calidad, esto no parece ser así en los hombres, para los que cierta actividad sexual parece ser protectora pero a partir de un punto parece contribuir a un mayor riesgo cardiovascular.
En cualquier caso, no hay evidencias de que una frecuencia específica en las relaciones sexuales signifique una mejora específica en la esperanza de vida, como asegura este titular.