Nos habéis preguntado por este post de Facebook que afirma que “la lejía diluida alivia los brotes de dermatitis atópica“. Aunque de primeras pueda sonar algo escandaloso, esto es cierto: la lejía, en pequeña cantidad y muy diluida, puede utilizarse para aliviar y tratar el eccema infantil. Sin embargo es un tratamiento que debería supervisar siempre un experto en dermatología por el peligro potencial de la sustancia protagonista.
“Lo que se explica en el post está bien y las proporciones que da de la lejía son correctas. El único problema es que se da una recomendación general que no debería hacer nadie que no fuese dermatólogo", cuenta a Maldita Ciencia Sara Gomez Armayones, dermatóloga y responsable Alergia Cutánea del Hospital Clinic de Barcelona. “En mi opinión, es una recomendación que puede llegar a ser peligrosa”.
El autor de la información, Armando Bastida, enfermero de pediatría, lo aclara en la misma publicación: “el problema radica en la concentración de lejía, ya que debe ser menor del 0,005%, que equivale a unos 112 mililitros de lejía por una bañera grande llena de agua“. Para evitar tener que llenar esta en cada baño, Bastida facilita una equivalencia: 4 mililitros de lejía por cada 5 litros de agua, cantidades mucho más sencillas de medir usando una jeringuilla. El estudio al que hace referencia Bastida, es real, así como sus resultados.
Gómez explica que hay que tener en cuenta la edad del niño, la gravedad de la enfermedad y siempre contar con la supervisión de un experto en dermatología que supervise el tratamiento. “Por ejemplo, a un niño pequeño, que no entiende que no puede chupar una esponja, no puedes meterlo en una bañera con lejía sin supervisión, porque es peligroso“, añade.
La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPAP) también aconseja este tratamiento en la página 212 del informe “Puesta al día en dermatitis atópica” en algunos pacientes con susceptiblididad a infecciones similares, utilizando siempre la cantidad de lejía recomendada y siempre y cuando la irritación sea leve (sino podría producir un importante escozor).
“Cuando se hace una recomendación general de este tipo hay que tener mucho cuidado con cómo lo va interpretar la gente”, comenta Gómez. “Y un médico debe dar el visto bueno antes de comenzar el tratamiento”.