El cáncer es uno de los temas de salud y ciencia donde más proliferan los bulos. El último con el que nos hemos topado, aunque no es ni mucho menos nuevo, es que el ajo "es capaz de matar más de 10 tipos de cáncer", pero no es cierto.
A día de hoy, según las evidencias que conocemos, no hay pruebas de que el ajo sea capaz de curar ningún tipo de cáncer, y aunque se especula sobre su capacidad para prevenirlo, tampoco hay evidencias científicas suficientes para apoyar esta idea.
El origen de este bulo proviene de algunos estudios científicos, de tipo epidemiológico, que han hallado una posible relación entre el consumo de ajo y un menor riesgo de padecer algunos tipos de cáncer, como el de esófago, de estómago, de colon, de páncreas o de mama, tal y como recoge la página web del Instituto Nacional del Cáncer estadounidense. Los estudios epidemiológicos consisten en observar a un grupo grande de población y analizar qué tipos de enfermedades o de patologías se observan en ella, así como distintos comportamientos y estilos de vida que pueden influir en su salud.
Como decimos, varios estudios de este tipo han encontrado una relación entre un mayor consumo de ajo y un menor riesgo de estos cánceres. Sin embargo, esos resultados no son suficientes para asegurar que el ajo sea lo que previene el cáncer. Los estudios epidemiológicos son una primera aproximación al tema, pero en ellos no se puede descartar que otra sustancia o comportamiento sea el verdadero causante de la reducción del riesgo. Para una explicación sencilla pero detallada sobre las limitaciones de los estudios epidemiológicos, echa un vistazo a este artículo de Julio Basulto.
Por eso hacen falta otros estudios, de tipo clínico, bien diseñados, en los que se pueda intervenir (dar más o menos ajo cuando los demás factores son iguales) y así observar directamente el efecto de una sustancia sobre la variable deseada, en este caso el riesgo de cáncer. Se han realizado algunos estudios pequeños de este tipo y los resultados han sido contradictorios hasta la fecha. De nuevo, puedes leer más sobre ellos aquí.
Por este motivo, tras analizar todas las evidencias disponibles, el proyecto Nutrimedia de la Universidad Pompeu Fabra en colaboración con la Bilbioteca Cochrane y la Fundación Española de la Ciencia y Tecnología concluyó que "no se puede establecer ninguna relación entre la ingesta de ajo y la disminución del riesgo de cáncer".